Los lunes son días muy
desagradecidos. Sale uno a la búsqueda de tema para la
columna o bien para la miscelánea semanal, y se encuentra
con un panorama desolador. Menos mal que hay lunes
gloriosos. Lunes en los que hay personas que hacen posible
que el columnista consiga ganarse el jornal.
El jornal de este principio de semana se lo debo al delegado
del Gobierno: José Fernández Chacón. El mejor
delegado del Gobierno que jamás haya tenido Ceuta. Y me
atrevo a decir que pasarán muchos años antes de volver a
tener la suerte de contar con una persona que viva siempre
dispuesta a que el Gobierno de la nación beneficie a esta
ciudad, en cuanto le sea posible.
El delegado del Gobierno y un servidor nos tropezamos en la
plaza de los Reyes, a esa hora vaga de mediodía. Él iba con
Sergio Moreno y, tras los saludos de rigor, acordamos
tomar el aperitivo en una terraza céntrica: la muy celebrada
del Hotel Ulises. Y allá que nos encaminamos hablando de ese
extraordinario edificio que se ha inaugurado en la barriada
Parques de Ceuta.
Un edificio que estará dedicado íntegramente al servicio de
las mujeres. La obra hará posible que esa barriada adquiera
un protagonismo que redundará en su beneficio. Máxime cuando
a pocos metros del conocido como edificio de Ibarrola, se va
a erguir otro que acogerá en su seno la Jefatura Superior de
Policía.
Apenas transcurridos unos minutos de nuestra llegada a la
terraza del Hotel Ulises, en día donde la primavera se
muestra ya exhaustiva, se suma a la conversación Karim
Bulaix y Olga, mujer encargada de defender los intereses
del Ulises por encima de todo lo habido y por haber.
A partir de ese momento, es decir, de la llegada de los
propietarios del hotel, la conversación toma unos vuelos
extraordinarios y nos pasamos tres horas deliciosas. Lo cual
demuestra que es posible pegar la hebra durante tanto tiempo
sin que haya ni siquiera ocasión para bostezo alguno.
La charla permite que todos los reunidos tengamos la
oportunidad de expresar lo que creamos convenientes, lo que
nos dé la gana, y hasta somos capaces de comportarnos como
si estuviésemos sometidos a la voluntad de un moderador
inflexible.
José Fernández Chacón, utrerano pasado por el tamiz de un
Cádiz señorial, se muestra en todo su esplendor como
contertulio. Y se le escucha atentamente. Y nos hace pensar
en que es una pena que deba marcharse de una ciudad tan
necesitada de dirigentes como él. Pero la política es así.
Karim Bulaix, de quien escribí lo que escribí cuando era
candidato a la presidencia de la Cámara de Comercio, me oyó
hablar de las razones que tuve para ponerme contra él en
aquel entonces. Y Olga, tan importante en la vida de Karim,
también anduvo atenta a mis explicaciones, mientras Sergio
Moreno disfrutaba del ambiente reinante.
En suma: que este lunes, cuando estaba estrujándome las
meninges para encontrar un tema del cual escribir, tuve la
suerte de hallarme con José Fernández Chacón cuando éste
caminaba hacia la Delegación del Gobierno. Y, al verme,
decidió cambiar de idea e invitarme a compartir con él el
aperitivo en la terraza del Hotel Ulises. Sitio
privilegiado. Un acierto, sin duda, que me ha venido de
maravilla.
|