Ricardo Ugerto evoca ‘el olor de la guayaba’, a lo Gabriel
García Márquez, al describir su mayor pasión, y su principal
orgullo: sus plantas, sus colores, sus olores... Ricardo no
sólo es el encargado del cuidado de la flora en el vivero y
en el jardín forestal del centro de Obimasa, perteneciente a
la Consejería de Medio Ambiente y Servicios Urbanos, sino
que este biólogo es además, allá por donde va, el temor de
los jardines. Y es que cuando entra en alguno, siempre sale
con alguna semilla ‘robada’ en el bolsillo.
Entre sus funciones también está la de ser el encargado de
elegir y suministrar a ‘Parques y Jardines’ las plantas y
las flores que se utilizan para decorar la ciudad. Se las
conoce todas. EL PUEBLO recorrió junto a él las
instalaciones de Obimasa, para aprender, como hacen los
niños en los talleres de educación medioambiental que se
imparten en el centro, que escuchando sus explicaciones, las
flores y los árboles se ven con otros ojos.
A la entrada del edificio, el biólogo explica la rocalla, es
decir, un pequeño jardín de estilo rústico, con plantas que
resisten a la sequía, con conchas y piedras naturales que
sirven de decoración, como el palmito azul, y con plantas
tanto autóctonas de Ceuta como traídas de Marruecos.
Aunque cuando más disfruta es al adentrarse en la zona de
árboles y en el vivero. Ricardo va contando cómo se llaman
cada una de las plantas, a qué responden sus formas o qué
cuidados dedicarles en cada época. Roble andaluz y africano,
alcornoques, plantas tropicales, vecería, quejigo, mirto o
arrayán... Desde pequeñas florecillas traídas, por ejemplo,
de Japón, hasta árboles frutales, aunque de estos hay menos
de los que a él le gustaría. “Toca -indica- el tronco del
kiwi tiene el mismo tacto que su fruto”, explica. “No hay
espacio para más”, lamenta. “Pero en tan poco espacio puedes
ver prácticamente de todo. Por eso les encanta a los niños
cuando vienen a verlo en las visitas escolares. Además
aprenden cómo crecen las plantas y para muchos es todo un
descubrimiento”. Los adultos, sin embargo, no lo tienen tan
fácil, puesto que el jardín de Obimasa no está abierto al
público.
El biólogo coordina también las labores de repoblación, que
se realizan a través de una brigada forestal, y que incluye
la producción de 50.000 plantas. La flora de Ceuta es suya.
No conforme, cuando llega a casa, se pone a cultivar sus
propias flores.
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