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OPINIÓN - DOMINGO, 27 DE MARZO DE 2011

 

OPINIÓN / SNIPER

¡Assrokh, assrokh!: Marruecos en la encrucijada
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

Grito, grito…¡ Mientras el sufrido campo marroquí donde todavía vive el cincuenta por ciento del país se mantiene en calma, los estudiantes de los liceos (institutos) tomaron el pasado miércoles las calles con el elocuente lema ¡Assrokh! (Grito), sumándose a la marejada social que como una mancha de aceite va extendiéndose por todo Marruecos exigiendo cambios estructurales profundos y no meras reformas cosméticas, tan al uso en la tradición política makhzeniana. Desde Rabat a Salé, pasando por las ciudades atlánticas de El Jadida (La Nueva) al sur de Casablanca o Agadir, las imperiales capitales de Fez, Mequinez o Marrakech, villas del Atlas como El Hajeb o Khenifra por no hablar del siempre revuelto norte (Tánger, Tetuán, Alhucemas…), los estudiantes de enseñanzas medias han querido hacer oír su voz reclamando, no solo mejoras en el sector de la enseñanza sino sumándose a ese profundo cambio prometido por Mohamed VI en su histórico discurso del 9 de marzo. En la tierra de la lavanda, en esa luminosa Alhucemas fundada por España, los estudiantes fueron más lejos exigiendo la incorporación del tamazigh (lengua bereber) como lengua oficial al lado del árabe, la dimisión del gobierno de Abbas El Fassi, la profunda revisión de la Constitución y una regionalización (descentralización) avanzada.

“Chuia, chuia” (poco a poco), de forma pacífica y madura, la ciudadanía mantiene la presión “para que no nos escamoteen, una vez más, los cambios que necesita el país”: domingos, miércoles o cualquier día de la semana es bueno para que los diferentes actores sociales se reúnan exigiendo profundas reformas que aumenten la calidad de vida y profundicen en la democratización de las instituciones marroquíes. En este proceso dos son las notas discordantes: desde el poder, parece ya una torpe obcecación el mantenimiento como Primer ministro de un desprestigiado e inoperante Abbas El Fassi, cuyo gobierno es incapaz de encauzar los cambios en marcha y corre el riesgo de verse en cualquier momento superado por las circunstancias; desde la calle, es preocupante el intento de remontada al calor de la protesta social del islamismo radical, a caballo de las disciplinadas huestes del movimiento alegal “Justicia y Espiritualidad” que van emergiendo, aquí y allá, intentando llevar las revueltas aguas de la contestación a su turbio molino, sin ir más lejos el último domingo en Casablanca cuando intentaron, en beneficio propio, capitalizar la concentración de protesta. Y eso que aun no han echado toda la carne en el asador, pues las grandes manifestaciones están aun por llegar.

Está claro que la gente espera un nuevo concepto del poder y, en este sentido, bien hará el joven soberano Mohamed VI en seguir su instinto y profundizar sin cicatería en las reformas prometidas. Aun para Marruecos, hoy día es inviable que en una misma figura se aglutinen el poder económico (el holding real es la primera empresa del país), el poder político (el rey es jefe del Estado) y el poder religioso (Amir Al Moumenim). Mohamed VI se encuentra en una situación harto difícil, pues si no cabe la menor duda de que es el principal árbitro de la situación y buena parte de la solución del problema, también por otro lado parece claro que forma parte del mismo.... En la actualidad no parece probable que en la reforma constitucional se disocie la jefatura del Estado de la jefatura religiosa, pero los acontecimientos van muy deprisa y puede pasar cualquier cosa. La realidad marroquí es sin duda diferente a la de otros países de su entorno, pero Marruecos también está contaminado por la “primavera magrebí”, no es ninguna excepción.
 

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