Ser joven y además deportista,
aparentemente, de ante mano, hace pensar en una persona sana
y así es, en un tanto por ciento muy elevado.
Sin embargo, y cada vez parece que más, se detecta que hay
muchos jóvenes, dentro del deporte, que no pueden escapar a
los riesgos de determinadas enfermedades, que causan
estragos en otros, pero que no se frenan, ni siquiera, en
estos jóvenes que practican el deporte a diario.
Digamos que, afortunadamente, son pocos los casos, pero por
su condición de deportista, persona muy conocida, se da más
importancia, con lo bueno o lo malo que eso tenga.
De bueno nunca tendrá nada una enfermedad y si, además,
puede truncar todo el futuro de una persona, mucho menos.
Todo esto viene a cuento de esa recuperación, que tanto nos
alegra, del jugador del Ceuta, Cañas, quien tras varias
semanas de sofocar más que la enfermedad, lo que significa
un tumor, ahora ya, afortunadamente, lo hemos vuelto a ver,
entrenando, correteando, antes de que se jugara el
Ceuta-Alcalá del pasado domingo, cosa que nos llena de
satisfacción por lo que significó el tiempo que ha tenido
que estar ausente y lo que significa verlo ya con sus
compañeros.
En el Ceuta, ha habido el tacto de, en aquellos momentos
complicados, no airear la situación del futbolista. De los
medios de comunicación que conocíamos esto, yo lo conocía
desde el día que jugó su último partido, también hubo el
sentido común de tocar otros asuntos y “no jugar” con el
dolor de las personas, por lo que una vez superado este
trance, lo único que cabe es alegrarse y desear que este
jugador, en breve, cuanto antes mejor, pueda estar sobre el
terreno de juego, si es en Murcia mejor que si fuera una
semana más tarde.
La prensa escrita o hablada, por aquello de “las pijadas” de
las primicias, a lo largo de la historia, ha dado múltiples
ejemplos de insolidaridad con las personas en situaciones
críticas, por enfermedades.
Aquí, lo primero es que no se trataba de una situación
crítica y lo segundo es que, unos por no haberse enterado y
otros porque esa información no era atractiva para nadie, se
ha guardado un sensato silencio. Los medios han seguido
subsistiendo y la persona afectada, y me alegra mucho, ahora
ya está como cualquiera de sus compañeros, con la vista
puesta en el siguiente partido y pensando en como atajar a
los contrarios en la fase de ascenso, si tal fase llega.
No hemos hecho más que entrar en la primavera, tras haber
dejado atrás un invierno raro, en el que el mal tiempo
parece que este año se ha ido superando a sí mismo.
En estos momentos, otra vez con el levante a cuestas, cuando
el invierno se había despedido con aires de playa y buenas
temperaturas. Pues bien, a este tiempo, aunque hoy sea sólo
regular, le tendrá que seguir, muy pronto, una climatología
a tono con la época. Es lo normal, y yo quiero ver, también,
como normal la vuelta a un terreno de juego a un chaval
joven, a un deportista lleno de salud que, de rebote, hace
falta y mucha para los próximos compromisos del Ceuta.
Nunca, en los cuatro años que llevo escribiendo, cada día,
esta columna, me ha agradado tanto el asunto que haya
abordado como poder celebrar hoy el que Cañas haya sido
capaz de sobreponerse a esa dolencia. Me alegro de verdad, y
ya deseo verlo sobre el terreno de juego.
|