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OPINIÓN - MARTES, 22 DE MARZO DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

La tríada plañidera
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Si a mí me diera por escribir de un señor que firma todos los domingos un artículo que responde al nombre de Mano Invisible y que opinó de la organización bibliotecaria, un 20 de marzo de 2010, inmediatamente se me acusaría de insultar a su familia. Sería así, porque dio la casualidad que el citado artículo, titulado La planificación bibliotecaria, fue escrito, parece ser, cuando la mujer de José Aurealiano Martín Segura había sido suspendida en el examen que pasó para optar a una plaza de auxiliar bibliotecaria.

El artículo escrito por quien es liberado sindical a las órdenes del secretario general de CCOO y, por tanto, defensor acérrimo de la Coalición Caballas, le sentó como un tiro a la directora del Archivo General de Ceuta: Rocío Valriberas Acevedo. Mujer de excelente trayectoria profesional. La cual no tuvo el menor inconveniente en publicar una nota donde el mosquetero José Aurealiano quedaba a la altura del betún.

En este caso, es decir, ante lo escrito por la directora del Archivo General de Ceuta –insisto: mujer muy considerada profesionalmente-, al autor de la Mano Invisible solamente se le ocurrió responder lo siguiente: “Amiga Rocío, creo que te equivocas. Y además que no has leído mi artículo bien. Si lo haces verás que las críticas no iban contra quien tú dices. Es una pena que creas esto, y además que lo hagas público sin hablar primero con el autor del artículo. Una pena. Saludos”.

Como verán ustedes, José Aurealiano, porte de mosquetero, no tuvo los dídimos suficientes para propalar a los cuatro vientos que la Directora del Archivo General se había metido con su familia. Cosa que tampoco ocurrió. No obstante, sí lo hace cuando se le recuerda, por ejemplo, que fue secretario general de la Delegación del Gobierno de Navarra y defensor a ultranza de José María Aznar. En aquel entonces, no se le caía de la boca el nombre de José María. Hasta el punto de que cuantos le oían terminaban pensando que José Aurealiano, portador de una tarjeta de visita con más títulos que una carta de comedor de cinco estrellas, despachaba todos los días en La Moncloa con el presidente del Gobierno.

El secretario general de CCOO es otro de los que han dado en la manía de aparecer en los medios emitiendo angustiosos plañidos: “Se están metiendo ya hasta con mi familia”. Una burda mentira. Con ribetes de cobardía. Para ver si actuando con sensiblería es capaz de ganarse el aprecio de la gente. Pero tratando de causar lástima no será como consiga despertar el menor asomo de simpatía. Es más, es el camino equivocado para aparecer más ridículo de lo que ya es.

Y nos queda el tercer hombre. El benjamín de la tríada. Y que todas las semanas se permite el lujo de insultar a tirios y troyanos. Son los tres encargados de escribir desde otros periódicos contra los que lo hacemos en éste llamándonos viles, vendidos, miserables… El tercer hombre es Iván Chaves. El niño Chaves ha optado por creerse que cada vez que uno decida hablar de tiempos pasados en el Ayuntamiento lo hace contra un familiar suyo ya fallecido. Y cree que doliéndose de esa manera, o sea, usando a su familiar como escudo, nos va a echar a la gente encima. Pobre diablo.

Pues bien, voy a finalizar diciendo lo siguiente: “Si las paredes del ayuntamiento hablaran más de uno se iba a llevar una sorpresa. Procura tú, niño Chaves, separar el grano de la paja.
 

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