El volumen de residuos que finalmente se trasladará desde el
vertedero de Santa Catalina hasta el que se ha construido en
el barranco de las Cuevas corresponderá aproximadamente a un
70% del total. Así se desprende de las explicaciones del
ingeniero responsable del proyecto por parte de la Gerencia
de Infraestructuras y Urbanismo (GIUCE), Pedro Sierra, quien
señala que “dependiendo del grado de compactación” que
alcance el nuevo vertedero podrá dar cabida a unos 350.000
metros cúbicos, pero que en principio está previsto que sean
330.000. En el basurero se habían acumulado desde los años
70 unos 500.000 metros cúbicos.
El volumen de residuos que finalmente se trasladará desde el
viejo vertedero de Santa Catalina hasta el que se ha
habilitado en el barranco de las Cuevas corresponderá
aproximadamente a un 70% del total. Así se desprende de las
explicaciones del ingeniero responsable del proyecto por
parte de la Gerencia de Infraestructuras y Urbanismo
(GIUCE), Pedro Sierra, quien señala que “dependiendo del
grado de compactación” que alcance el nuevo vertedero podrá
dar cabida a unos 350.000 metros cúbicos, pero que en
principio está previsto que sean 330.000.
La cantidad que se previó inicialmente era de 280.000 metros
cúbicos, según Sierra, aunque durante la presentación
oficial del proyecto, el 13 de mayo de 2010, se cifró en
500.000, ya que, tal como indicó entonces Ángel Moreno quien
intervino como arquitecto de Procesa, sociedad que gestiona
la actuación, el objetivo era llegar “más o menos” a la cota
original del vertedero, correspondiente al momento en que
comenzó a utilizarse como basurero municipal, en los años 70
del pasado siglo.
Los técnicos de Procesa consideran que los 40 metros de
altura que alcanzó la montaña de desechos podrían quedar
reducidos con esta intervención a unos 11. De acuerdo con
los datos ofrecidos por su parte por Sierra, en el vertedero
de Santa Catalina hay acumulados unos 500.000 metros cúbicos
de basura y tierra, por lo que el nuevo vaso, cuya
excavación se amplió un 30% mediante un proyecto modificado
aprobado a finales del pasado año, acogería en el mejor de
los casos, el 70% del total.
En lo que respecta a las características del material que se
está trasladando, el ingeniero de la GIUCE explica que por
el momento no se han detectado emisiones de gases, puesto
que la basura “está quemada” y sobre ella se depositaban
capas de tierra. “Puede que aparezca alguna bolsa aún en
proceso de descomposición, pero por el momento no ha
detactado nada”, afirma.
El ingeniero calcula que de seguir al ritmo actual, de
10.000 metros cúbicos trasladados cada día, el trabajo
estará concluido a finales del próximo mes de abril. “Se
trabaja las 24 horas del día para minimizar el tiempo de
molestias que se causan en la zona”, asevera.
En cuanto al motivo por el que, en contra de lo que
establece el decreto de Presidencia para la “Autorización de
las obras de traslado, sellado y acondicionamiento del
antiguo vertedero de residuos sólidos urbanos de Santa
Catalina”, firmado el pasado 24 de febrero, la caja de los
camiones que trasladan los residuos no van cerrados, Sierra
explicó que se debe al hecho de que los vehículos “no salen
de la obra”. En principio, recuerda Sierra, se pensó en
utilizar la carretera de circunvalación del Hacho, de uso
público, para el traslado, pero luego se decidió que el
acceso de los camiones para el llenado del vertedero se
realizaría desde la parte inferior, por lo que circulan sólo
por una carretera de obra.
Una vez que la vaguada de las Cuevas esté llena, la
plataforma se estabilizará con cal “aunque esté inerte”,
para garantizar la plena seguridad del vertedero. Con
posterioridad, sobre ella se extenderá una capa de tierra
para proceder a su repoblación con especies vegetales
autóctonas.
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Los ingenieros estiman que el vertedero apenas generará
líquidos contaminantes
El ingeniero responsable de la
parte de la obra que consiste en el traslado y sellado tanto
del vertedero antiguo como del que se ha generado con el
traslado, subraya que el material está prácticamente inerte.
Esto se explicaría, según señala Sierra, por el hecho de que
el vertido de basura en Santa Catalina, que se clausuró en
2003, se realizaba en capas que, tras quemarse, iban siendo
cubiertas con tierra. La ventilación natural ha podido
también propiciar, según el técnico, que el proceso de
descomposición se completara en prácticamente todo el
volumen de la montaña de residuos sólidos urbanos que se
acumuló.
Es por ello también que no se prevé que ni el viejo ni el
nuevo vertedero generen gran cantidad de lixiviados, los
líquidos contaminantes que producen los residuos. La balsa
que se ha construido para acumularlos está no obstante
dimensionada, explica el técnico de la GIUCE, “para los
próximos 20 años”. Con posterioridad a la finalización de la
obra se realizará un seguimiento para comprobar la cantidad
exacta que se prodduce, y que podría trasladarse en un
camión a la EDAR sin necesidad de instalar una tubería.
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