El Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Ceuta inauguró
ayer su nueva sede, que preside Antonio Díaz Marín, médico y
militar gaditano que fue, durante cuatro años, el único
dentista en Ceuta, ayudado de jóvenes que venían a hacer la
mili. Destaca la prevención, una importante educación bucal
desde niños, y un cuidado “básico: lavarse los dientes
después de cada comida y no abusar de los azúcares”.
Antonio Díaz Marín, presidente del Colegio Oficial de
Odontólogos y Estomatólogos de Ceuta, pone un ejemplo muy
visual para explicar que el diente “más fuerte no es el más
blanco, sino el más sano”. Según explicó en una entrevista a
EL PUEBLO con motivo de la inauguración de la nueva sede del
Colegio que él preside, los colmillos de los elefantes
asiáticos son “más blancos, más bonitos y, sobre todo, más
fáciles de tallar, ya que son más blandos”; mientras que los
colmillos de los elefantes africanos, “más amarillos” se
utilizan menos porque “son más fuertes”.
“Los blanqueamientos se hacen a costa de desgastar el
esmalte”, explicó el odontólogo, que añadió que el problema
es que las personas están “más obsesionadas con su belleza
que con su salud”.
Del mismo modo, destacó la importancia de “la prevención”, y
de “tener una adecuada educación bucal desde niños”, gracias
a lo cual se remitirían “muchos problemas que se tienen
desde adultos”.
El odontólogo insistió en la “sencillez” de los hábitos
necesarios para mantener en condiciones óptimas la salud
bucal: “Es suficiente con que la gente se conciencie de que
tiene que lavarse los dientes después de cada comida”. Así
añadió que “ni son malos los helados, ni los dulces, ni
nada, siempre y cuando no se abuse de los azúcares y después
se cepille los dientes, o al menos, se enjuague la boca ya
que , al fin y al cabo, los azúcares se disuelven en el
agua”. En base a eso, se reconoció “poco amigo” de las
cremas blanqueadoras y los enjuagues bucales, de los cuales
explicó: “No sólo arrasan con las bacterias sino con todo”.
Sin vocación de dentista
“¿Tú te crees que alguien puede hacerse dentista por
vocación?”, respondió el odontólogo al tratar dicho tema.
“Yo por vocación lo que me hice fue médico”, añadió. Y es
que cuando Díaz se inició en las disciplinas sanitarias, aún
los estudios de Odontología no eran una formación
independiente, sino una especialidad de la Medicina.
Díaz explica que su inicial vocación médica cambió de rumbo
al entrar en el Ejército, donde desarrolló una carrera
militar y en donde, “por casualidades de que salió una
vacante”, se inició como dentista.
Tras pasar por varias ciudades, como su Cádiz natal,
Galicia, Cataluña o Valencia, llegó a Ceuta, en sustitución
del doctor Sánchez Raya. Fue durante cuatro años el único
dentista de la Ciudad, una época que recuerda “horrorosa” a
causa de la cantidad de trabajo que tenía él sólo. “Conocía
la boca de todo el mundo, los usuarios de la Seguridad
Social, los militares, los de sanidad privada...”, añade.
“En mis consultas de pacientes había colas que llegaban
hasta la calle”, concluye.
Poco a poco, empezó a “iniciar” a los jóvenes que venían a
Ceuta a hacer la mili y que tenían conocimientos sanitarios.
“Se lo proponía y me decían que sí, claro, menuda mili se
pegaban”, añade.
De aquello han pasado más de veinte años, y aunque ya ha
pasado la edad de jubilación (a pesar de que, coqueto como
es, no quiere rebelar su edad), continúa trabajando como
dentista, aunque fuera del Ejército.
Asegura que los métodos de odontología han mejorado mucho
desde entonces y que él incluso llegó a sacar muelas “con
hipnosis”.
Tiene el número 400 de colegiado y le augura un gran futuro
a la nueva sede del Colegio, del que destaca como una de sus
principales funciones “controlar el intrusismo en la
profesión de dentistas, que durante muchos años ha habido
mucho”.
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