Ayer “le tocó” convertirse en diana a Urbaser y sobre la
empresa cayeron las fulminaciones. Tal y como lo expresaron
parecía una realidad aún más calamitosa que la de aquella
desventurada empresa llamada “Ciudad Limpia” de cuando el
sr. Aróstegui era Concejal de Hacienda, allá por los años
ochenta.
Como todos y cada uno de los jueves del mes acudimos ayer a
la convocatoria de la Coalición Caballas, levemente más
motivados ya que, al haberse publicado los tres primeros
puestos de la candidatura esperábamos presenciar algo
interesante, motivador y positivo de boca del número dos
Fatima Hamed, acompañada por Mohamed Alí que es el número
uno.
Nuestro gozo en un pozo, nada nuevo bajo el sol, como Fatima
no estaba se procedió al periódico ritual de “las críticas
juevosas”, es decir, correspondientes a ese día de la
semana. Hicimos apresurados pronósticos: “¿De qué abominarán
esta vez?” De acuerdo, ayer “le tocó” convertirse en diana a
Urbaser y sobre la empresa cayeron las fulminaciones. Tal y
como lo expresaron parecía una realidad aún más calamitosa
que la de aquella desventurada empresa llamada “Ciudad
Limpia” de cuando el sr. Aróstegui era Concejal de Hacienda,
allá por los años ochenta. Època del sentido eslogan: “Si
quiere que su pueblo esté limpio y hermoso vote a
Fructuoso”, a lo que la desdichada empresa a quien Aróstegui
se negaba a pagar las facturas por nosequé enfrentamiento
con la renovación, respondía entre lloros: “Si quiere que
los de la limpieza acaben muertos de hambre y en el foso,
sigan votando a Fructuoso”.
¡Que espantosa odisea la de “Ciudad Limpia”! Así las
criaturas tuvieron que acudir a la Justicia a litigar y la
broma le costó a los ceutíes, algunos años después, cientos
de millones de las antiguas pesetas, pero con todo y con eso
jamás se llegó a compensar moralmente las fatigas y las
penalidades por las que Aróstegui hizo pasar a los de la
empresa. Posteriormente aconteció el desembarco de Urbaser y
Ceuta resplandece para todos menos para los agrios miembros
de la Coalición Caballas que califican el servicio como
“caro” y hacen todo tipo de alusiones a “agujeros negros”,
rectifico, acusan directamente y no por medio de alusiones a
la empresa de ser un “agujero negro”. ¡Que curiosa
sincronización! Parece que esta Coalición descubre
aberraciones y maldades, que jamás denuncian ante los
Juzgados, cada siete días, con un sentido del ritmo
encomiable. ¿Y por qué no convocarán los miércoles o los
viernes? No. Ya tienen “el cuerpo hecho” a alargarse los
jueves a realizar acusaciones y no les gustan las novedades.
Ni las novedades, ni los “importados”, ni Juan Vivas, ni El
Pueblo de Ceuta, ni el Partido Popular, ni la muchedumbre
caudalosa de racistas convictos y confesos, ni las reuniones
en el Ulises, ni los empleados de Correos a quienes presumen
malas intenciones, ni los de la Televisión Pública, ni los
caballos de la Hípica y ahora no les gusta la limpieza, ni
la recogida de basuras, ni las veces que se baldea cada
calle, ni los empleados de la limpieza porque algunos tienen
más de un empleo. ¡Qué mezquindad! Cuando una criatura tiene
que reventarse con dos trabajos no es porque tenga instinto
de japonés, sino porque le hace mucha falta.
Críticas y sospechas. Pero, eso sí, con buen tono, con
moderación y de forma cívica, primaban las buenas maneras.
No obstante, dentro de las abominaciones contra Urbaser y
las exigencias de municipalización, no se pararon un poco en
soterrar los contenedores, reciclar a tope y azuzar a Medio
Ambiente para que lleguen los ceniceros urbanos. No. Venga
“criterio de rentabilidad social” “han sospechado siempre
que detrás de las contratas de basura hay dinero para
todos”. ¡Que suerte!. Puede hasta que sea el dinero por el
que gemían y suplicaban los pobrecillos de “Ciudad Limpia”
cuando Aróstegui reciclaba los papeles de las facturas
arrojándolas a la papelera. ¡Hambrientitos!.
Por lo menos ahora, entre agujero y agujero y la casa sin
auditar (me contestan que nunca han exigido una auditoría de
Urbaser, es decir, que no han empleado la exigencia debida
caso de estar seguros del “dinero para todos”) al menos
parece existir una cierta prosperidad y los de Urbaser no
han tenido que pedir justicia en los Tribunales demandando a
los morosos como las infelices víctimas de “Ciudad Limpia”.
“El pan nuestro de cada jueves…” Es decir, la acometida
dialéctica con la consistencia y la sutilidad de un chusco
de pan y el título de “malos-malosos” de esta semana ha
recaído sobre… ¡Urbaser!.
Les parecerá a ustedes una reflexión digna de Torrente y un
ensalzamiento de la mamarrachería, pero les digo que existe
el Derecho Consuetudinario, es decir, la costumbre como
fuente del Derecho y llegará un momento, a fuerza de
reiteraciones semanales, que para ser “alguien” en esta
ciudad se tendrá que pasar necesariamente por el elegante
requisito sociopolítico de ser insultados un jueves en la
sede de la Coalición Caballas y los ceutíes se pelearán por
ser el sujeto de la fulminación semanal, ya saben, por
aquello de las categorías. De otra cosa no sabré pero de
análisis y de marketing estoy muy puesta y el tiempo me dará
la razón.
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