He acudido a muchas comidas y
cenas, tanto políticas como socio-culturales, en las que el
objetivo del organizador de turno es la recaudación de
fondos para su partido o entidad socio-cultural.
A cambio del ticket recibo un menú completo, por lo que la
cosa queda poco más o menos en tablas. Los organizadores
tienen el dinero y uno tiene el estómago lleno.
La salida mediática de la única representante del UPyD, Rosa
Díez, de que sus simpatizantes paguen un euro para verla, en
concepto de entrada, por muy simbólico que sea ese pago no
deja de ser una pretensión al copago al tratar de chupar del
bote incluso mucho antes de tener cualquier poder.
Por primera vez, en la historia de la política, se tiene que
pagar para ver a una mujer hablando de cómo va a gobernar el
país.
Aprovechar un escenario que otro partido ha dejado expedito,
la Plaza de Toros de Vista Alegre de Madrid, no está mal,
pero sabiendo como sabe que un escenario grande cuesta su
dinero, debería meditar antes de formular públicamente esa
proposición no de ley pero si de picardía.
Si el presupuesto de alquilar un escenario es más alto de lo
que su organización se puede permitir… ¿por qué no busca
otro mucho más barato?, por ejemplo, la estación de Metro de
la Puerta del Sol madrileña. Le resultaría gratis pero se
vería en la tesitura de que sería denunciada por altercados
del orden público. ¿O no?
Ya sabemos que, hoy en día, un euro no significa
absolutamente nada. Preferiría que ese euro lo depositaran
los ciudadanos en una cuenta para dar de comer al
hambriento.
Imaginemos que la mitad de los españoles depositaran un euro
en esa hipotética cuenta… 27.000.000 de euros alimentarían
durante algún tiempo a quienes rebuscan en la basura para
pervivir. Sería fantástico ¿no?
Con la iniciativa de la diputada chaquetera no creo que
llene la plaza de toros hasta la bandera, y eso ya es mucho
decir.
Si a la misma une esas palabras cargadas de cinismo “…
permitirá que se celebra un acto que será de los propios
partidarios de la formación y no de UPyD…” no pueden menos
que representar un drama de la diputada pobre y pedigüeña.
Sabemos que la única que hablará, en ese supuesto mitin
torero, será ella.
El cinismo de esta mujer llega a cierto alto nivel de
desvergüenza política al formular, aunque sea en broma, una
idea que la endosa a los socialistas a cuenta de “la muerte
digna del Gobierno” jugando con la promesa del que fue su
partido y del que se largó vergonzosamente, era eurodiputada
gracias a ellos, sobre un real decreto para regular la
muerte digna.
Jugar con la agonía de los ciudadanos solo la hicieron
aquellos romanos y judíos, que sacrificaron a Jesús el
Nazareno, y los macabros doctores de Hitler.
Esta mujer tiene un resentimiento perpetuo, lógico si
creemos a la Biblia que asocia a la serpiente, contra el
partido que la elevó a la cumbre. Lo contrario que
Álvarez-Cascos, cuyo partido pretendió enterrarlo en lodo.
También se ha olvidado que para pedir elecciones anticipadas
debe tener bien asentadas sus posibilidades de sacar algo
más que un escaño y, por lo que se ve, se ha olvidado del
batacazo en las elecciones de Catalunya, ante nada más ni
menos que el/la estrafalaria Carmen de Mairena.
Solo puedo recalcar que esta solitaria diputada está cayendo
tan bajo al venderse tan barata. Pena da ahora.
Su partido UPyD debería llamarse Unión Pesetera y Demagógica
(si la peseta estuviera aún en circulación), tal vez puede
ser. Aunque si ella renuncia a un sueldazo como eurodiputada
(más de 7.000 euros mensuales) y cree que ganaría más como
diputada del Parlamento español. Sólo ella.
En fin, creo que fundaré un partido político. Pediré cinco
euros para que me vean. No soy feo.
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