Una veintena de alumnos del instituto ‘Luis de Camoens’ se
convirtieron ayer en jueces, abogados y fiscales para
finalmente dictar sentencia condenatoria: “la hoguera”,
bromearon los alumnos que, además de haber disfrutado del
recorrido por las instalaciones judiciales y el simulacro
del juicio, reconocieron haber aprendido el funcionamiento
de una de las Administraciones más desconocidas con ‘La
Justicia va al Colegio’.
Las lecciones sobre la Administración de Justicia que ayer
dieron secretarios judiciales y jueces titulares fueron bien
aprendidas por las estudiantes del PCPI de Estética y un
alumno de primero de Bachillerato del Instituto Luis de
Camoens, quienes estrenaron en Ceuta el programa ‘La
Justicia va al Colegio’.
Durante la jornada, los jóvenes visitaron las instalaciones
judiciales de Serrano Orive y Ceuta Center, y se informaron
no sólo del funcionamiento de dicha Administración sino,
además, de la futura implantación de la Nueva Oficina
Judicial (NOJ). Acto seguido, alrededor de las doce de la
mañana, los estudiantes presenciaron un juicio de faltas
para luego poder desempeñar los roles de actores judiciales
en una sesión sobre una pelea multitudinaria con
denunciantes y denunciadas, por lo que en el simulacro
estuvieron presentes jueces, secretarios judiciales,
fiscales, y abogados tanto de la defensa como de la
acusación particular. Cada uno de los jóvenes se metieron en
su papel, recayeron en contradicciones y buscaron sus
coartadas por lo que, al final, la sentencia la dictaron
todos a la vez: “ la hoguera”, bromearon los alumnos.
Y por esta escena, los auténticos actores judiciales
comprobaron que sus alumnos ya sabían de qué iba la
asignatura. “Cuando se contradicen las dos partes y no
tienes ninguna baza para saber si es verdad, entra la
subjetividad ya que no todo lo diga una persona puede ser
verdad, hay opción para la mentira piadosa”, explicó Jesús
Rodríguez, estudiante de Bachillerato que ejerció de fiscal
y con bastante profesionalidad, a juicio de los presentes.
La imagen de la Justicia, durante la sesión simulada, no fue
del todo nítida para este joven.
“Me lo imaginaba un poquito más serio, con gente decente y
una sentencia más pensada, con tiempo para idear
estrategias”, confesó el improvisado fiscal, que despertó
varias carcajadas durante su interpretación en la antigua
sala del Juzgado de lo Penal. Aunque la misma fue de
sobresaliente, el estudiante negó querer dedicarse a la
profesión que interpretó ya que lo suyo “son los idiomas”,
aunque no descartó la posibilidad de verse en una sala de
juicios como “intérprete del acusado”. Sobre las clases que
le habían sido impartidas, el estudiante quedó “satisfecho”
ya que “mi madre trabaja aquí y me ha servido para
entenderla mejor y saber más de su vida”, concluyó.
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