Tener un sillón de poder tiene que
ser algo, para algunos, impresionante. Vamos, el no va más
de lo que hay que conseguir en la vida. La perdida de ese
sillón debe ser un autentico martirio para el que lo posee.
Por eso me explico, la lucha interna que hay en cada partido
por ocupar, en las elecciones, un número que les permita
conseguir o seguir manteniendo el sillón del poder. Para
algunos, la perdida de ese sillón, es tanto como si le
quitaran la vida. Nada me extraña, pues, que incluso lleguen
a cantar aquello que dice:”Antes muerto que sin sillón”.
Bueno, yo me conozco a uno, sin señalar que está una jartá
de feo, que lleva una jartá de años suspirando por conseguir
el sillón que le dé poder. En la consecución de ese sillón,
al parecer, le va la vida. Tanto es así, que con tal de
conseguirlo es capaz de aliarse con quien sea, aunque con
las personas que encuentre esa alianza las haya criticado
por escrito.
Claro, las cosas como son, que nosotros no queremos quitar
eso de lo que es, es, y las personas pueden cambiar. Pueden
cambiar tanto que por tal de conseguir el sillón, con esa
alianza, es capaz de decir que eso lo escribió o lo dijo en
su época de juventud pero que, en estos momentos, retira
todo lo dicho.
Yo, siempre fiel a lo que decía la sabia de mí abuela, sigo
manteniendo lo que ella me repetía, constantemente, sobre
este asunto de cambiar de las personas:”el que nace gordo y
barrigón, muere gordo y barrigón”
Las personas nacen de una forma, con unas ideas y cuando les
llega la hora de estirar la pata, siguen siendo lo mismo y
mantienen sus ideas hasta el final. De nos ser así, son más
falsas que una moneda de veintidós euros.
Aunque, naturalmente, por conseguir ese sillón máxima
ilusión de su vida, tengan que decir donde dije digo, ahora
digo Diego. Y dicho esto se quedan tan tranquilos, mientras
algunos ilusos hasta creen que es verdad lo del cambio.
Cuando el único cambio que existe es el de las monedas
cuando usted va a la compra.
Y que conste, en acta, que en la mayoría de los casos, no
consiguen el sillón los más preparados. Las cosa claras. El
asunto está que, en varias ocasiones, el pueblo ese que
dicen que es ”soberano”, cuando es de auténtico garrafón, no
le dan su voto a la grandes “inteligencias”, a esos
“salvadores” que nos pueden llevar a conseguir todo lo
divino y lo humano o a esos “arrepentidos” de lo que dijeron
en su momento y que, ahora, ya han cambiado.
Igual el pueblo llano, les niega el pan y la sal o sea su
voto, a todas esas grandes “lumbreras”, “salvadores” de no
se qué, “genios entre los “genios”, que si consiguen el
sillón, les van a conseguir al pueblo gloria pura, porque,
entre otras cosas el pueblo, huye de estas “lumbreras”,y de
los “salvadores”, porque tiene memoria, y recuerdan que
cuando alguna de estas “lumbreras” o “salvadores” llegaron
al poder, dejaron en la ruina al Ayuntamiento de nuestra
tierra, gracias a sus “magnificas” gestiones. Gracias a las
cuales, los ceutíes aún estamos pagando ciertas trampas. Ya
lo dijo aquel, “aunque la mona se vista de seda, mona se
queda”.
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