El control especial desplegado la pasada semana por la
Guardia Civil en el entorno de la Planta de Transferencia de
residuos rebajó durante algunos días la presión de los
inmigrantes que tratan de ocultarse en los contenedores. Sin
embargo, ayer volvió a repuntar la presencia de residentes
del CETI en esta zona, algunos, ya identificados con
anterioridad.
Después de varios días de calma, el entorno de la Planta de
Transferencia de Residuos Sólidos Urbanos (RSU), ubicada en
las faldas del Hacho, volvía a ser ayer punto de
localización de hasta una decena de inmigrantes,
identificados por la Guardia Civil en su intento de evitar
que accedan a las instalaciones y se cuelen en los camiones
para salir de Ceuta. En al menos uno de los casos, el de un
camerunés, B.A.B, registrado en Centro de Estancia Temporal
de Inmigrantes (CETI), se trataba de la segunda
identificación por parte de los agentes en apenas una
semana.
Según señalaron miembros de la benemérita, durante “dos o
tres días” después de desplegarse el dispositivo especial de
control de la zona, se notó una disminución de la presencia
de los extranjeros, pero en las últimas horas la han visto
repuntar a pesar de esta vigilancia intensiva.
Los inmigrantes se mueven a pie desde el CETI a primeras
horas de la mañana y quienes no han logrado entrar en la
Planta y esconderse en algún camión están de vuelta hacia el
centro de la ciudad alrededor de las tres de la tarde, como
era el caso ayer.
Los propios inmigrantes ya detectados en ocasiones
anteriores en el interior de las instalaciones e incluso en
alguno de los contenedores de basura con destino a la
Península reconocen su intención de volver a intentar esta
vía de escape de la ciudad. Este es el caso de dos de ellos
localizados por la Guardia Civil, naturales de Costa de
Marfil y Guinea Conakry, respectivamente, el pasado día 7 y
a los que EL PUEBLO entrevistó poco después. Aunque
reconocen el riesgo que corren y saben que un residente del
CETI perdió la vida en diciembre al volcar el camión en el
que se había ocultado, algunos no están dispuestos a esperar
en Ceuta los más de dos años que a veces se tarda en
resolver sus expedientes y enfrentarse al riesgo de,
finalmente, ser devueltos a sus países.
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