Melilla está experimentando desde hace unos meses un notable
auge de la presión migratoria que sufre de forma permanente.
En apenas cinco días, numerosos inmigrantes han intentado
entrar a la ciudad autónoma por tierra y mar. Ayer lo
consiguieron doce, tres de ellos bebés, que llegaron al
puerto comercial a bordo de una lancha motora impulsada por
un pequeño motor de unos 15 caballos.
Según han informado fuentes solventes a MELILLA HOY, los
subsaharianos llegaron en torno a la medianoche a la zona
del antiguo faro del puerto comercial. Eran en total cuatro
varones, cinco mujeres y tres bebés, que presentaban un buen
estado de salud cuando desembarcaron. Por eso, tras pasar
por Urgencias y ser descartada la necesidad de asistencia
sanitaria, fueron conducidos directamente a la Jefatura
Superior de Policía para que les fuera tramitado el
expediente de expulsión del territorio nacional, un paso
previo necesario antes de ser acogidos en el Centro de
Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla, que
estos días registra una ocupación de unas 600 personas, un
poco superior al número de plazas con el que cuenta esta
infraestructura.
Esta entrada supone una confirmación de que la ciudad vuelve
a estar en el punto de mira de aquellos que quieren pasar
del Tercer al Primer Mundo de sólo un salto. Las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad del Estado calculan que en el entorno
más cercano de Melilla existe una bolsa de entre 100 y 150
subsaharianos preparados para intentar entrar a la ciudad en
cualquier momento. El mal tiempo y fuerte oleaje que está
dejando este invierno sobre la ciudad no les echa para atrás
en absoluto, a juzgar por lo ocurrido en los últimos días.
El pasado jueves de madrugada, una veintena de inmigrantes
se echó al mar desafiando el temporal de Levante para llegar
nadando a la costa melillense de Aguadú desde Marruecos. Al
final, cuando ya estaban en mitad del mar y la oscuridad, se
dieron cuenta de que no podrían continuar sin terminar
sacudidos contra las rocas, por lo que tuvieron que ser
rescatados por policías del país vecino.
Una hora y media más tarde, en la otra punta de la ciudad,
dos subsaharianos consiguieron el objetivo de entrar
saltando la doble valla y la sirga tridimensional, el
artefacto que instaló el Gobierno socialista en 2005 para
impermeabilizar la frontera y que no ha impedido al 100% que
vuelva a ser la puerta de entrada para algunos inmigrantes.
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