Es martes, cuando escribo, y el
primer día, después de cinco sin hacerlo, que paseo por el
centro de la ciudad para alternar con los conocidos de casi
siempre. Todos dicen que me han echado de menos. Porque
tenían ganas de conocer mi opinión acerca de la Asociación
Deportiva Ceuta. De lo ocurrido en Jaén y, naturalmente, de
las posibilidades que pueda tener el equipo para
clasificarse entre los cuatro primeros.
Lo primero que hago es sincerarme: me sentó como un tiro el
empate del equipo en el Nuevo Estadio de la Victoria. Ya que
deseaba más que nunca el triunfo de los hombres entrenados
por Goikoetxea y Carretero. Debido a que me
fueron presentados hace nada y menos y, sin embargo, no
tengo el menor inconveniente en afirmar que me han hecho
pasar tres sobremesas amenas, útiles y en la que los
recuerdos de amigos comunes afloraron a cada instante.
Sobremesas que no tienen por qué suprimirse.
Dicho ello, les digo, sería contraproducente que mis
opiniones se vieran mediatizadas por la simpatía que les
tengo a los entrenadores del primer equipo de la ciudad. Lo
cual, además de no formar parte de mi estilo, sería un error
imperdonable. Y les prometí escribir al respecto.
Así que empiezo a ofrecer mi parecer. Y comienzo diciendo
que la situación de los jugadores en el césped fue un
atentado contra la distribución racional. Y, a renglón
seguido, expongo los motivos. Por muy mal que esté
Baigorri, defensa zurdo, siempre será mucho mejor que
situar en ese sitio a un derecho que no tiene ni idea de
cómo actuar en la izquierda. Me estoy refiriendo a Víctor
Moreno.
El portugués fue en todo momento un hombre a merced de
Diego Segura. Ni siquiera su voluntad, que nunca podrá
serle discutida, pudo paliar su mal partido. Lento en todas
sus acciones, sigue sin saber de qué manera un lateral
derecho puede rendir en el lado opuesto (jamás nadie lo hizo
mejor en España que el famoso Reija, cuando
pertenecía al Zaragoza).
Es la segunda vez que escribo sobre este asunto. La otra fue
cuando la ADC se enfrentó al Polideportivo Ejido en el campo
de éste y también allí actuó Víctor de defensa por la banda
izquierda. Con resultado negativo, lógicamente. Una mala
decisión, sin duda alguna, agravada aún más por situarle por
delante a Ormázabal: futbolista que apenas defiende y
mucho menos jugando por la izquierda. El gol del Jaén estuvo
precedido de un marcaje absurdo por parte del argentino,
quien, una vez sobrepasado, todavía tuvo tiempo de
interrumpir la acción del pase recibido por Toledo
para empatar el encuentro. Pero, una vez más, se durmió en
los laureles en el momento que le tocaba sacrificarse.
Del equipo en general, mi opinión no puede ser buena. Pues
nunca, salvo alguna excepción, ha hecho méritos para obtener
elogios. Es un equipo que sigue sin saber a qué juega. Y,
claro, juega peor que cualquier otro equipo, con futbolistas
menos encopetados, pero que al menos corren como posesos y
se dejan el alma en la contienda.
En la ADC ni siquiera se ha conseguido que un futbolista
haya sido capaz de asimilar cómo se ha de actuar como medio
defensivo. Hace ya dos semanas que recomendé a técnicos y
directivos que viesen actuar a Medel en el Sevilla.
Jugando así, creo que el cuarto puesto se nos está escapando
a chorros. Lo digo con pesar.
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