En España en el año 2010, y con respecto al año anterior,
los ingresos por turismo crecieron un 2% y la llegada de
turistas extranjeros se incrementó en un 1% después de dos
años consecutivos de descensos. Estas conclusiones han sido
presentadas hace unos días en el I Foro Mundial de Turismo
que ha tenido lugar en Andorra. España que ingresó por este
concepto 49.000 millones de euros ocupa la segunda posición
mundial detrás de Estados Unidos y por delante de Francia y
China, y ha recibido a 52,6 millones de personas ocupando
ahora el cuarto puesto detrás de Francia, Estados Unidos y
China (que nos ha adelantado).
Pero hemos perdido dos puestos en el índice de
competitividad de la industria turística, elaborado cada dos
años por el Foro Económico Mundial y presentado igualmente
en ese marco. El descenso experimentado en nuestro país
obedece en gran medida “a la creciente preocupación sobre la
disponibilidad de mano de obra cualificada y a un
debilitamiento comparativo de algunos aspectos de la
política ambiental”. “La importancia de contar con marcos
reguladores y comerciales favorables, además de con
infraestructuras de transporte y turismo de primera calidad,
y un enfoque orientado al cuidado de los recursos humanos y
naturales para propiciar un entorno atractivo para el
desarrollo del sector” hacen que Suiza, Alemania y Francia
sean los más competitivos para el desarrollo de la actividad
turística.
Vistas de una manera somera estas conclusiones deberíamos ir
pensando en cambiar progresivamente nuestro modelo de
negocio, en hacer reformas estructurales pendientes pero sin
desviar la atención del día a día, de la coyuntura actual.
Tenemos un turismo de sol y playa, de montaña, cultural e
histórico, de balnearios y de congresos. Todos nos sirven.
España es un país turístico por excelencia, bien comunicado,
con estabilidad, seguridad aceptable y buenas
infraestructuras, y esto debemos aprovecharlo. El turismo es
la única oportunidad para crecer a corto plazo en estos
momentos de situación económica y financiera gravísima, y
hay que mimarlo. Anuncios de huelgas pueden provocar efectos
devastadores, y los culpables son los que las convocan como
los que las propician, no hay que llegar ahora a estos
extremos, se impone la previa negociación. Somos o poco
solidarios o no nos hemos dado cuenta aún de la situación
por la que atravesamos, la recuperación es cosa de todos y
no está sectorizada.
Fenómenos, esperemos que coyunturales, como la inestabilidad
de los países árabes nos están beneficiando a corto plazo,
pero también pueden provocar un efecto inverso si la ansiada
estabilidad política, cuando se consiga, les lleve a ofrecer
descuentos salvajes en sus estancias y viajes, para
recuperar lo perdido. Mientras tanto España no debería caer
en la tentación de elevar sus precios por un exceso de
demanda, que se desvía hacia nuestros destinos, por una
reducción en la de estos países. Pero siguiendo en esta
línea podríamos preguntarnos si España es competitiva en
precios, para los nacionales y para los que nos visitan con
un mayor poder adquisitivo, ¿ofrecemos calidad a buenos
precios?, ¿nuestra atención está profesionalizada?, ¿Por qué
los españoles estamos cambiando nuestros destinos turísticos
hacia los países del Caribe, Marruecos, Túnez, Croacia o
Turquía?, ¿España es cara en turismo en relación con lo que
ofrecemos?, ¿deberíamos ajustar nuestros precios en el
sector? Posiblemente tengamos una inflación en todo nuestro
sector servicios y si recapacitamos vemos que lo que antes
era normal ahora es casi exclusivo y hablamos de asadores,
cocina de diseño, hoteles con encanto, hoteles rurales,
calidades supremas, spas, denominaciones de origen y hasta
el campo tiene su centro de interpretación de la naturaleza.
Y esto según nos dicen con una falta de mano de obra
cualificada.
El negocio de las tarjetas de crédito, y sus pagos
aplazados, ha “vulgarizado” (en un sentido no peyorativo)
los destinos más impensables hace años, lo mismo que los
aeropuertos o los trenes de alta velocidad se han convertido
en algo rutinario; y quizás sea por ese cambio sociológico,
al que se ha acostumbrado pronto la sociedad española, el
que nos lleva a la dificultad de encontrar la cualificación
y el oficio de hace unos años. En muchas de nuestras costas
tenemos un turismo de muy poca calidad (y esto no es ser
elitista, es ser realista) y debemos preocuparnos porque el
turismo es nuestro negocio, y a lo mejor no nos interesa
tanto fletar aviones para “tomar copas” en un fin de semana
en España o tacharnos despectivamente como el país de las
tres “s” (sol, sexo y sangría). Tenemos que ser selectivos,
y esto no es malo, debemos buscar en la diferenciación la
clave para no entrar en competencias o guerras de precios
con países que ofrecen un mayor servilismo por estar
iniciándose en este sector e intentan hacerse con una
clientela a costa de otros. Podríamos en este sentido
recuperar aquél antiguo eslogan de “España es diferente”.
Podemos estar más cerca, pero como en los pequeños negocios
al cliente hay que cuidarlo, si no corremos el riesgo de
perderlo.
El tradicional “bajarse al moro” de Marruecos ha girado con
unas campañas publicitarias espectaculares buscando “un país
que engrandece el alma”. Las puertas del desierto o el té
marroquí llenan las estaciones de metro de Madrid (por donde
transitan millones de personas) y es cierto que eso intenta
también la campaña española “I need Spain” en Estados
Unidos. La promoción, la asistencia a ferias de turismo es
fundamental, incluso Egipto vende su revolución pacífica o
“la plaza de Tahrir como el lugar que mueve el mundo”. Es
necesario, como algunos piden, un pacto de estado en turismo
y probablemente una gestión pública y privada de las
directrices que deben guiar este nuevo negocio.
Cualificación, se puede conseguir, turismo sostenible,
adecuado medioambientalmente y competitivo, lo intentaremos.
La publicidad en la principales redes sociales, en Facebook,
tuenti o twitter, son el boca a boca más efectivo en la
actualidad. Muchos destinos turísticos se reservan por
Internet pero lo que sí es seguro que muchísimos potenciales
turistas se informan por otros que estuvieron y lo cuentan.
En nuestro microcosmos, en Ceuta, se necesita esa promoción
hacia el resto de España, que se conozca; una buena campaña
publicitaria que vincule la ciudad, como la puerta sur de
Europa, al exotismo de Marruecos, a sus medinas, a sus
mercados y a su cultura. Ceuta no debe ser sólo una parada
obligatoria, no sólo un “de paso”, debe ser lo más parecido
a un parque temático de cuatro culturas, una estancia
obligatoria, y después una frontera desarrollada a ambos
lados. Es muy vendible África dentro de una ciudad europea y
Europa en el otro continente-
Los paquetes turísticos que podrían organizarse entre Ceuta
y Melilla conectadas por barco y sus extensiones a la
estación balnearia de Saidia o al desierto serían
simplemente impensables ahora en el resto de España, pero
siempre con estancias en la ciudad. A Ceuta se puede ir en
barco o en helicóptero, ¿se puede pedir un viaje más
variado? Ceuta está a tiempo de ser competitiva en la
industria turística.
Y, por último, los cruceros, muchos salen desde Málaga. Los
112 cruceros que recalaron en 2010 en las aguas de la bahía
de Vigo dejaron en la ciudad más de 15 millones de euros. La
cifra bien vale una pregunta a la autoridad portuaria y
organismos expertos.
Ceuta tiene todos los ingredientes para hacer de ella el
Montecarlo del sur; cultura, historia, exotismo, recursos
naturales, su gente…y muchas posibilidades de diferenciación
para ser muy competitiva. ¡Se puede hacer!
El tema del turismo está abierto a numerosas fórmulas si
somos imaginativos y miramos al futuro con planificación.
“Como diría alguno, las cosas se están poniendo de tal modo,
que ya no va a haber más remedio que planificar en serio
(hablando del turismo). ¿Será esto posible? Lo mismo sucede
en muchos otros campos de la actividad económica y social.
Sin embargo, la planificación exige una visión a largo plazo
que en la vetusta Administración española sigue
considerándose, en términos operativos, como algo parecido a
una utopía. Son las preocupaciones de la semana, del mes,
las del año que viene, las que priman. Se ponen parches aquí
y allá, pero los problemas a largo plazo –que es lo que
podría significar que contamos con una verdadera política-
siguen siendo eso, problemas a largo plazo, incluso para su
planteamiento”.
“Estructura económica de España”
Ramón Tamames
(1978)
¿Deberemos esperar otros 30 años?...
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