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OPINIÓN - DOMINGO, 13 DE MARZO DE 2011

 
OPINIÓN / LUCES Y SOMBRAS

Del Turismo español: Ceuta

Por J.M. Pecero


En España en el año 2010, y con respecto al año anterior, los ingresos por turismo crecieron un 2% y la llegada de turistas extranjeros se incrementó en un 1% después de dos años consecutivos de descensos. Estas conclusiones han sido presentadas hace unos días en el I Foro Mundial de Turismo que ha tenido lugar en Andorra. España que ingresó por este concepto 49.000 millones de euros ocupa la segunda posición mundial detrás de Estados Unidos y por delante de Francia y China, y ha recibido a 52,6 millones de personas ocupando ahora el cuarto puesto detrás de Francia, Estados Unidos y China (que nos ha adelantado).

Pero hemos perdido dos puestos en el índice de competitividad de la industria turística, elaborado cada dos años por el Foro Económico Mundial y presentado igualmente en ese marco. El descenso experimentado en nuestro país obedece en gran medida “a la creciente preocupación sobre la disponibilidad de mano de obra cualificada y a un debilitamiento comparativo de algunos aspectos de la política ambiental”. “La importancia de contar con marcos reguladores y comerciales favorables, además de con infraestructuras de transporte y turismo de primera calidad, y un enfoque orientado al cuidado de los recursos humanos y naturales para propiciar un entorno atractivo para el desarrollo del sector” hacen que Suiza, Alemania y Francia sean los más competitivos para el desarrollo de la actividad turística.

Vistas de una manera somera estas conclusiones deberíamos ir pensando en cambiar progresivamente nuestro modelo de negocio, en hacer reformas estructurales pendientes pero sin desviar la atención del día a día, de la coyuntura actual. Tenemos un turismo de sol y playa, de montaña, cultural e histórico, de balnearios y de congresos. Todos nos sirven. España es un país turístico por excelencia, bien comunicado, con estabilidad, seguridad aceptable y buenas infraestructuras, y esto debemos aprovecharlo. El turismo es la única oportunidad para crecer a corto plazo en estos momentos de situación económica y financiera gravísima, y hay que mimarlo. Anuncios de huelgas pueden provocar efectos devastadores, y los culpables son los que las convocan como los que las propician, no hay que llegar ahora a estos extremos, se impone la previa negociación. Somos o poco solidarios o no nos hemos dado cuenta aún de la situación por la que atravesamos, la recuperación es cosa de todos y no está sectorizada.

Fenómenos, esperemos que coyunturales, como la inestabilidad de los países árabes nos están beneficiando a corto plazo, pero también pueden provocar un efecto inverso si la ansiada estabilidad política, cuando se consiga, les lleve a ofrecer descuentos salvajes en sus estancias y viajes, para recuperar lo perdido. Mientras tanto España no debería caer en la tentación de elevar sus precios por un exceso de demanda, que se desvía hacia nuestros destinos, por una reducción en la de estos países. Pero siguiendo en esta línea podríamos preguntarnos si España es competitiva en precios, para los nacionales y para los que nos visitan con un mayor poder adquisitivo, ¿ofrecemos calidad a buenos precios?, ¿nuestra atención está profesionalizada?, ¿Por qué los españoles estamos cambiando nuestros destinos turísticos hacia los países del Caribe, Marruecos, Túnez, Croacia o Turquía?, ¿España es cara en turismo en relación con lo que ofrecemos?, ¿deberíamos ajustar nuestros precios en el sector? Posiblemente tengamos una inflación en todo nuestro sector servicios y si recapacitamos vemos que lo que antes era normal ahora es casi exclusivo y hablamos de asadores, cocina de diseño, hoteles con encanto, hoteles rurales, calidades supremas, spas, denominaciones de origen y hasta el campo tiene su centro de interpretación de la naturaleza. Y esto según nos dicen con una falta de mano de obra cualificada.

El negocio de las tarjetas de crédito, y sus pagos aplazados, ha “vulgarizado” (en un sentido no peyorativo) los destinos más impensables hace años, lo mismo que los aeropuertos o los trenes de alta velocidad se han convertido en algo rutinario; y quizás sea por ese cambio sociológico, al que se ha acostumbrado pronto la sociedad española, el que nos lleva a la dificultad de encontrar la cualificación y el oficio de hace unos años. En muchas de nuestras costas tenemos un turismo de muy poca calidad (y esto no es ser elitista, es ser realista) y debemos preocuparnos porque el turismo es nuestro negocio, y a lo mejor no nos interesa tanto fletar aviones para “tomar copas” en un fin de semana en España o tacharnos despectivamente como el país de las tres “s” (sol, sexo y sangría). Tenemos que ser selectivos, y esto no es malo, debemos buscar en la diferenciación la clave para no entrar en competencias o guerras de precios con países que ofrecen un mayor servilismo por estar iniciándose en este sector e intentan hacerse con una clientela a costa de otros. Podríamos en este sentido recuperar aquél antiguo eslogan de “España es diferente”. Podemos estar más cerca, pero como en los pequeños negocios al cliente hay que cuidarlo, si no corremos el riesgo de perderlo.

El tradicional “bajarse al moro” de Marruecos ha girado con unas campañas publicitarias espectaculares buscando “un país que engrandece el alma”. Las puertas del desierto o el té marroquí llenan las estaciones de metro de Madrid (por donde transitan millones de personas) y es cierto que eso intenta también la campaña española “I need Spain” en Estados Unidos. La promoción, la asistencia a ferias de turismo es fundamental, incluso Egipto vende su revolución pacífica o “la plaza de Tahrir como el lugar que mueve el mundo”. Es necesario, como algunos piden, un pacto de estado en turismo y probablemente una gestión pública y privada de las directrices que deben guiar este nuevo negocio. Cualificación, se puede conseguir, turismo sostenible, adecuado medioambientalmente y competitivo, lo intentaremos. La publicidad en la principales redes sociales, en Facebook, tuenti o twitter, son el boca a boca más efectivo en la actualidad. Muchos destinos turísticos se reservan por Internet pero lo que sí es seguro que muchísimos potenciales turistas se informan por otros que estuvieron y lo cuentan.

En nuestro microcosmos, en Ceuta, se necesita esa promoción hacia el resto de España, que se conozca; una buena campaña publicitaria que vincule la ciudad, como la puerta sur de Europa, al exotismo de Marruecos, a sus medinas, a sus mercados y a su cultura. Ceuta no debe ser sólo una parada obligatoria, no sólo un “de paso”, debe ser lo más parecido a un parque temático de cuatro culturas, una estancia obligatoria, y después una frontera desarrollada a ambos lados. Es muy vendible África dentro de una ciudad europea y Europa en el otro continente-

Los paquetes turísticos que podrían organizarse entre Ceuta y Melilla conectadas por barco y sus extensiones a la estación balnearia de Saidia o al desierto serían simplemente impensables ahora en el resto de España, pero siempre con estancias en la ciudad. A Ceuta se puede ir en barco o en helicóptero, ¿se puede pedir un viaje más variado? Ceuta está a tiempo de ser competitiva en la industria turística.

Y, por último, los cruceros, muchos salen desde Málaga. Los 112 cruceros que recalaron en 2010 en las aguas de la bahía de Vigo dejaron en la ciudad más de 15 millones de euros. La cifra bien vale una pregunta a la autoridad portuaria y organismos expertos.

Ceuta tiene todos los ingredientes para hacer de ella el Montecarlo del sur; cultura, historia, exotismo, recursos naturales, su gente…y muchas posibilidades de diferenciación para ser muy competitiva. ¡Se puede hacer!

El tema del turismo está abierto a numerosas fórmulas si somos imaginativos y miramos al futuro con planificación. “Como diría alguno, las cosas se están poniendo de tal modo, que ya no va a haber más remedio que planificar en serio (hablando del turismo). ¿Será esto posible? Lo mismo sucede en muchos otros campos de la actividad económica y social. Sin embargo, la planificación exige una visión a largo plazo que en la vetusta Administración española sigue considerándose, en términos operativos, como algo parecido a una utopía. Son las preocupaciones de la semana, del mes, las del año que viene, las que priman. Se ponen parches aquí y allá, pero los problemas a largo plazo –que es lo que podría significar que contamos con una verdadera política- siguen siendo eso, problemas a largo plazo, incluso para su planteamiento”.

“Estructura económica de España”

Ramón Tamames

(1978)

¿Deberemos esperar otros 30 años?...
 

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