Desde hace un año, la plantilla del servicio de emergencias
cuenta con un médico menos, según explican sus trabajadores.
El centro de coordinación está equipado con una ambulancia
de refuerzo, equipada con lo mínimo necesario para actuar si
fuera requerida, y con otra de soporte vital básico, es
decir, una ambulancia dotada con todo el material necesario
para “estabilizar a una persona”, según explica uno de los
médicos del servicio, José Manuel Vergara, y a la que está
adscrito el personal correspondiente: dos técnicos
sanitarios, de los cuales uno es el conductor; un médico y
una enfermera.
Si es necesario, o en ocasiones específicas como la
cabalgata de ayer o la carrera de la mujer, programada para
hoy, también trabajan las ambulancias del servicio de
Urgencias, que son cinco los días entre semana, dos los
fines de semana y una en las noches. También podrían
utilizarse las de atención primaria (SUAP). El coordinador
del 061, Ahmed Idris, destaca, además, el apoyo de la Cruz
roja.
Tanto la plantilla como la dotación material es, según Idris
“la establecida en relación a la población, que en Ceuta
ronda las 80.000 personas”. Sin embargo, los trabajadores no
piensan lo mismo. Además de un médico menos, señalan que los
recursos son insuficientes, ya que no corresponde a la
necesaria para la población real de Ceuta: “La peculiaridad
de esta ciudad es la frontera. A veces, dejamos el coche y
pasamos a pie para prestar atención en la zona fronteriza,
en la tierra de nadie. En total, una población flotante, que
ronda las 40.000 personas, que no están censadas pero que sí
necesitan de nuestros servicios”, explican el médico Vergara
y el técnico de emergencias Paco González. Respecto al
material del que disponen, aseguran que es “prácticamente el
mismo desde que la unidad se creó en 2001“.
En esa línea, solicitan vehículos de intervención rápida,
“como los hay en la península”, y señalan que en emergencias
de mayor envergadura, la dotación “no da a basto”, y
recuerdan la explosión acontecida, hace un año, en unas
obras de desmonte en Fuerte Mendizabal. “Entre ir, atender a
los heridos, volver y limpiar la unidad estuvimos allí unas
cuatro horas”, explican. “Al tener solo una unidad de
soporte vital básico, si ocurre en ese momento otra
emergencia, no podemos atenderla en óptimas condiciones”.
Ante esto, el coordinador especifica que, si fuese
necesario, “se podría solicitar un médico de apoyo”. Aunque,
según explica el médico, “para que la unidad estuviese
operativa al cien por cien haría falta dotarla del material
suficiente para que actúe como soporte vital, es decir, por
ejemplo, un monitor desfibrilador y un respirador
artificial.
El personal de la unidad también solicita la vuelta a los
turnos de 24 horas que se hacían antes, ya que consideran
inadecuados los turnos actuales, que consisten en 12 horas
de trabajo, 24 libres, y otras doce en activo. Estas
desavenencias con la empresa están causando problemas
colaterales, como que, desde hace un año y medio, según
explican Vergara y González, ellos mismos, negándose a
realizar actividades que no sean de emergencia, han
paralizado la formación, las visitas escolares o los
simulacros.
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