Obviar el pasado no significa que no exista. Las personas
que tengan menos de cuarenta años de edad no pudieron vivir
los acontecimientos políticos de Ceuta de los años ochenta
y, por ello, desconocen el abyecto origen del Partido
Socialista del Pueblo de Ceuta. Tanto es así que ni los
propios responsables del PSPC lo recogen en el apartado de
historia de su página web www.pspc.es (¿para que nadie se
acuerde?).
Para ahorrarles trabajo, este es el texto sobre su
fundación:
“El PSPC se inscribe en el Registro del Ministerio del
Interior, como Partido Político, el día 31 de Enero de
1.986. Así se culminó un proceso iniciado en el año 1985, en
el que un grupo de hombres y mujeres progresistas, algunos
militantes del PSOE, otros del PCE, y otros independientes,
consideran necesario la creación de un proyecto político
autónomo, que desde los postulados progresistas, defienda
los intereses de Ceuta. Desde una Comisión Gestora se
trabaja en la articulación ideológica del partido, y a la
vez se participa activamente en la política del
Ayuntamiento”.
La realidad es bien distinta. El proceso iniciado en el año
1985 es, nada más y nada menos, que el primer caso de
transfuguismo político de Ceuta. Cuatro concejales del PSOE
abandonan su partido, se quedan con los escaños y consiguen
que prospere una moción de censura contra el PSOE, usurpando
la alcaldía.
En los pocos libros escritos sobre política en España, los
capítulos referentes a los tránsfugas hacen referencia a que
ocurren porque existen motivos ilegales, inconfesables y
socialmente inaceptables. El siguiente paso de los
tránsfugas es crear un partido político nuevo para dar
cobertura a su acción.
Pero lo más grave del caso es que los tránsfugas, cargos
públicos elegidos dentro de la lista del PSOE votada por los
ciudadanos, abandonan el partido por el que obtuvieron su
escaño cometiendo una doble traición. La primera, con los
ciudadanos que apoyaron al partido del que se fugan; la
segunda, porque se apropian de un cargo que no les pertenece
porque los resultados dieron doce concejales para el PSOE,
no al PSPC porque no había concurrido a las elecciones.
Así comienza la historia del PSPC, por la necesidad de crear
un partido que les dé la excusa de existir en la política.
Hombres y mujeres progresistas, sí, de un progresismo tal
que empezaron por sí mismos, por ocupar de forma inmoral la
alcaldía de Ceuta. Y tanto se lo creyeron, que se
presentaron bajo las nuevas siglas a las siguientes
elecciones municipales, las de 1987, donde se dieron el
primer batacazo.
Los ciudadanos no se dejaron embaucar por el alcalde
tránsfuga, que encabezaba la candidatura del 87. De los
cuatro escaños que tenía el PSPC desde la moción de censura,
pasaron a tres después de las elecciones. En las siguientes,
pasaron a dos, y así, poco a poco, dejaron de existir en el
Ayuntamiento, desde hace doce años.
¿Será porque los ciudadanos dejaron de creerles? ¿Será
porque las traiciones al electorado se pagan siempre?
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