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OPINIÓN - VIERNES, 11 DE MARZO DE 2011

 
OPINIÓN

PSPC, la traición

Por Nicolás Maquiavelo


Obviar el pasado no significa que no exista. Las personas que tengan menos de cuarenta años de edad no pudieron vivir los acontecimientos políticos de Ceuta de los años ochenta y, por ello, desconocen el abyecto origen del Partido Socialista del Pueblo de Ceuta. Tanto es así que ni los propios responsables del PSPC lo recogen en el apartado de historia de su página web www.pspc.es (¿para que nadie se acuerde?).

Para ahorrarles trabajo, este es el texto sobre su fundación:

“El PSPC se inscribe en el Registro del Ministerio del Interior, como Partido Político, el día 31 de Enero de 1.986. Así se culminó un proceso iniciado en el año 1985, en el que un grupo de hombres y mujeres progresistas, algunos militantes del PSOE, otros del PCE, y otros independientes, consideran necesario la creación de un proyecto político autónomo, que desde los postulados progresistas, defienda los intereses de Ceuta. Desde una Comisión Gestora se trabaja en la articulación ideológica del partido, y a la vez se participa activamente en la política del Ayuntamiento”.

La realidad es bien distinta. El proceso iniciado en el año 1985 es, nada más y nada menos, que el primer caso de transfuguismo político de Ceuta. Cuatro concejales del PSOE abandonan su partido, se quedan con los escaños y consiguen que prospere una moción de censura contra el PSOE, usurpando la alcaldía.

En los pocos libros escritos sobre política en España, los capítulos referentes a los tránsfugas hacen referencia a que ocurren porque existen motivos ilegales, inconfesables y socialmente inaceptables. El siguiente paso de los tránsfugas es crear un partido político nuevo para dar cobertura a su acción.

Pero lo más grave del caso es que los tránsfugas, cargos públicos elegidos dentro de la lista del PSOE votada por los ciudadanos, abandonan el partido por el que obtuvieron su escaño cometiendo una doble traición. La primera, con los ciudadanos que apoyaron al partido del que se fugan; la segunda, porque se apropian de un cargo que no les pertenece porque los resultados dieron doce concejales para el PSOE, no al PSPC porque no había concurrido a las elecciones.

Así comienza la historia del PSPC, por la necesidad de crear un partido que les dé la excusa de existir en la política.

Hombres y mujeres progresistas, sí, de un progresismo tal que empezaron por sí mismos, por ocupar de forma inmoral la alcaldía de Ceuta. Y tanto se lo creyeron, que se presentaron bajo las nuevas siglas a las siguientes elecciones municipales, las de 1987, donde se dieron el primer batacazo.

Los ciudadanos no se dejaron embaucar por el alcalde tránsfuga, que encabezaba la candidatura del 87. De los cuatro escaños que tenía el PSPC desde la moción de censura, pasaron a tres después de las elecciones. En las siguientes, pasaron a dos, y así, poco a poco, dejaron de existir en el Ayuntamiento, desde hace doce años.

¿Será porque los ciudadanos dejaron de creerles? ¿Será porque las traiciones al electorado se pagan siempre?
 

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