He querido dejar transcurrir
varios días antes de escribir sobre el mal momento que está
viviendo la Asociación Deportiva Ceuta, acrecentado después
del partido jugado en el Murube frente al Cádiz. Y,
naturalmente, tras haber dado mi parecer a quienes me lo
pidieron convencidos de que, por tal motivo, no se les iban
a caer los anillos.
Mentiría si dijera que el rendimiento del equipo está en
consonancia con la calidad de la plantilla. Y, aunque toda
plantilla es mejorable, conviene decir que esta cuenta con
mimbres suficientes para haber ofrecido mejor juego hasta
ahora y, por encima de todo, mejores resultados.
A principios de la pretemporada, cuando más ilusión había
alrededor del equipo, algo consustancial con el fútbol, no
dudé en recordar, una vez más, la importancia que había que
concederle a la preparación física. Al objeto de que nuestro
equipo gozara de la resistencia suficiente, a fin de
afrontar la dureza de un Campeonato en el cual los equipos
menores suelen principiar la competición corriendo mucho
para paliar sus carencias técnicas.
Tampoco olvidé recordar la necesidad que había, por parte de
los técnicos, de acertar con un sistema de juego adecuado a
las aptitudes de los futbolistas. En el cual las misiones
concretas fueran trabajadas diariamente. Repasando las
variantes de los sistemas, charlando y practicando con los
jugadores, individualmente, para que reconocieran sus
defectos y virtudes. Con el fin de que pudiesen ocultar los
unos y sacarles partido a los otros. Y, naturalmente,
planteando situaciones que, sin duda alguna, irían surgiendo
durante la temporada.
Situaciones como la de quedarse en inferioridad o
superioridad numérica; o bien la de encontrarse con que los
componentes del medio terreno, zona vital del campo, no
tenían su día. Por razones varias y que no vienen al caso
nombrar ahora. Asimismo, cómo hacerles frente a un césped en
malas condiciones o a los vientos reinantes. Y, si
tuviésemos espacio suficiente, seguiríamos enumerando
problemas que exigen trabajo exhaustivo por parte de los
técnicos.
He dicho, en alguna que otra ocasión, que a mí me gustó
mucho el Ceuta que se enfrentó en Rota al Xerez Club
Deportivo. Aquel día de verano, el equipo jerezano anduvo a
merced del conjunto ceutí. Si bien comprendí, debido a que
los partidos amistosos suelen ser engañosos, que ni el Xerez
podía ser tan malo ni la ADC tan buena. Y, claro, se apoderó
de mí la siguiente duda: ¿será que la Asociación ha jugado
tan bien porque apenas ha sido entrenada físicamente
mientras los contrarios han acusado el cansancio producido
por la fuerte carga de trabajo a que están siendo sometidos?
Así, a medida que iban llegando los partidos y observaba el
bajo rendimiento, la desconcentración, los despropósitos
tácticos y la aparente falta de voluntad, espíritu de
sacrificio y entusiasmo, comencé a preguntar. Y siempre me
respondían de igual manera: “Cuando se acaben las
eliminatorias de la Copa del Rey cambiarán las cosas”. Las
cosas no cambiaron. A pesar de lo dicho, la plantilla sigue
siendo la mejor para conseguir la cuarta plaza que permita
jugar la fase siguiente. Y bien haría Goikoetxea,
quien me cae bien, en comenzar la escalada ganando en Jaén.
Las excusas no valen.
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