El Cuerpo de Bomberos de Melilla celebró la festividad de su
patrón, San Juan de Dios, con el tradicional homenaje a los
tres funcionarios que fallecieron el 3 de mayo de 1944 en la
extinción del incendio de la Ferretería ‘Cabanillas
Hermanos’. Una representación del Cuerpo de Bomberos,
encabezada por su jefa, María José Marcos, y el consejero de
Seguridad Ciudadana, Ramón Antón, participaron ayer en la
ofrenda floral que se celebró en honor a los fallecidos.
El acto tuvo lugar en el Cementerio de la Purísima
Concepción, donde el vicario episcopal de Melilla, Juan
Manuel Barreiro, dedicó unas oraciones a los fallecidos en
presencia de algunos de sus familiares y de numerosos
funcionarios de Bomberos. Uno de ellos fue el encargado de
recordar cómo sucedieron los hechos aquel 3 de mayo de 1944,
cuando se originó el incendio en la ferretería y los tres
funcionarios fallecieron al desplomarse el techo del
edificio por el intenso calor que provocaron las llamas en
su intento de sofocarlas. Asimismo, subrayó el enorme
impacto que provocó el siniestro en el pueblo de Melilla,
que se agolpó en la antigua Avenida del Generalísimo durante
la sepultura a los fallecidos, hasta el punto de registrar
una afluencia de 44.000 personas que quisieron despedir a
los funcionarios. Aquel trágico incendio fue el último en el
que resultaron fallecidos miembros del Cuerpo de Bomberos.
Un poco de historia
El Archivo Histórico de Melilla no conserva imágenes de
aquel incendio que sacudió a los melillenses, pero leyendo
las crónicas del Telegrama del Rif de aquellos días de mayo
de 1944, cualquiera se puede hacer una idea de la magnitud
de esta tragedia y de cómo lo vivieron los melillenses, que
se echaron a la calle para ayudar a extinguir las llamas y
arropar a los familiares de los funcionarios fallecidos.
Según contaba el único periódico de la época, el incendio se
originó minutos después de las seis de la tarde y no se
extinguió completamente hasta tres horas después, gracias al
trabajo coordinado de los Bomberos y otras muchas unidades
de seguridad y emergencia, algunas de ellas de carácter
militar. A ellos se unieron muchos ciudadanos que “sin
vacilar” entraron a la ferretería para luchar contra las
llamas. Uno de ellos fue Antonio Albertu Gómez, obrero de
Aviación que acababa de terminar su jornada laboral. Otras
seis personas resultaron heridas en el incendio. Todos ellos
contribuyeron a “quitar dimensiones a la desgracia”, ya que
“la alarmante voracidad del fuego amenazaba con afectar a
edificios colindantes”. Tanto es así, que según relata El
Telegrama del Rif, los vecinos que vivían en los pisos
superiores de la ferretería empezaron a arrojar a la calle
efectos personales desde el primer momento en que se originó
el fuego. Todas las autoridades, encabezadas por el alcalde
de la época, Rafael Álvarez Claro, asistieron a este
“siniestro de extraordinarias proporciones” y “tristísimas
consecuencias”, cuyas labores de extinción fueron
coordinadas por el arquitecto Enrique Nieto.
El periódico también se hizo eco de la “serenidad” del
pueblo melillense, que al día siguiente se echó a la calle
para asistir al entierro de los tres funcionarios, “héroes
del trabajo que tan valerosamente y con tanta abnegación han
muerto”.
Además de esta ofrenda floral, el Servicio de Extinción de
Incendios también celebró ayer una comida a la que
asistieron varias autoridades, entre ellas el vicepresidente
primero de la Ciudad Autónoma, Miguel Marín. También han
desarrollado a lo largo de los últimos días diversos torneos
lúdico-deportivos, entre ellos algunos tan tradicionales
como las competiciones de fútbol, ajedrez o padel, y la
“clásica” subida a las Torres V Centenario, en las que han
participado numerosos funcionarios del Parque de Bomberos.
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