Un hombre, policía local de profesión, fue enjuiciado ayer
por el Juzgado de lo Penal 1 por una sucesión de varios
episodios de insultos y amenazas a su pareja con la que
compartía la explotación de un negocio. La mujer no denunció
los hechos la noche de los hechos, cuando fue perseguida e
insultada en plena calle, y lo hizo al día siguiente al
saber que su pareja dijo a la socia de ambos que “la tenía
que matar”.
El fiscal pidió ayer un total de 8 meses de prisión y 2 años
y 5 meses de alejamiento para un policía local por un delito
de amenazas y una falta de injurias supuestamente cometidos
en enero pasado.
Los hechos juzgados ayer en el Juzgado de lo Penal 1
tuvieron lugar el 3 de noviembre de 2010 en un comercio en
el que el acusado estaba asociado a su pareja y a otra
mujer.
Después de tener diferencias sobre el negocio y también
personales, el hombre devolvió varios enseres a la mujer,
pero esta echó de menos algunas pertenencias suyas. La
víctima declaró ayer que “lo llamé por teléfono y me dijo
que me dejara de tonterías y valorara lo que le tenía que
dar, que me lo pagaba”. Unos minutos más tarde, el
denunciado se presentó en la tienda y, según la mujer, “me
tiró un billete a la cara y me dijo que se iba a aliar a mi
ex marido para hundirme”. La testigo siguió contando que
ella tenía el brazo vendado por haber sufrido un accidente
de tráfico y él la “acorraló” en un rincón del comercio y le
gritó hasta que la socia lo separó. Momentos después, las
dos mujeres cerraron la tienda y se marcharon caminando por
la calle, pero el hombre volvió a aparecer sobre una
motocicleta, se colocó al lado de ellas y la insultó.
Finalmente, el acusado desapareció para volver más tarde, ya
a pie, en el Paseo del Revellin. La mujer contó,
visiblemente angustiada en el juicio, que su perseguidor
caminó alrededor de ella trazando círculos y profiriendo
graves insultos. Esa noche, su estado de nervios, le impidió
ir a la Policía a denunciar lo sucedido. Finalmente lo hizo
al día siguiente cuando supo que su socia recibió una
llamada del acosador diciéndole que “tenía que matarla”. La
socia corroboro el testimonio de su amiga en la vista oral.
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