Iván Chaves, ¿retarnos a veinte mil peperos que llevamos en
el intríngulis, osease entre las piernas, la huella genética
del lacedemonio, nacido para el combate? ¡Hay que tener
ganas!
La manía persecutoria es una patología psiquiátrica que
entra dentro del ámbito de las neurosis y de los trastornos
obsesivos. Por ello, quienes la padecen, merecen todos los
respetos, una amplia consideración, una exquisita tolerancia
y una especial sensibilidad a la hora de responder a sus
reacciones, aun cuando rayen en la paranoia.
Ayer se acusó por parte de uno de Caballas (por ahora; nadie
es quien para apropiarse por las buenas de un gentilicio que
es patrimonio de la colectividad) se acusó al Partido
Popular de “ensuciar” “enmierdar” y “enfangar” la precampaña
electoral, extremo este absolutamente inexacto ya que, los
populares, son por lo general muy delicados y muy
políticamente correctos a la hora de enfrentarse a sus
oponentes. Por ejemplo, nunca se meten en las vidas privadas
de ninguno, ni tiran de porquerías, al revés, sus críticas
son estrictamente políticas y permanecen en los límites del
análisis político comparativo y la posterior síntesis. Una
metodología muy científica y muy de “laboratorio de ideas”.
Analizar los hechos, recabar indicios, contrastarlos con la
realidad siguiendo el modelo doctrinal de las Ciencias
Jurídicas y que, de esta labor, dimanen las pruebas es algo
que jamás podrá denominarse “ensuciar” y el largo etcétera
que sigue a los infinitivos de los verbos que el caballero
de Caballas utiliza en el lucido escaparate que le
proporciona un medio de comunicación local. Medio según el
opinante “también financiado por la Ciudad más que
considerablemente” pero que, al menos, presenta una visión
“menos sectaria” aunque, los peperos, summun de todas las
maldades y bajo los auspicios de los “Protocolos de los
Sabios de Sión” les “tiran de las orejas” de cuando en
cuando. Es decir que Vivas se presenta con los
peperoalicates y les propina un fuerte tirón de los
apéndices auditivos con cierta periodicidad. ¿Y que hace el
opinante ante tamaña felonía? Pues retar a Vivas y poner los
cojones encima de la mesa del ordenador con la inquietante
advertencia de que “Si Vivas quiere que juguemos, jugamos
todos”. ¡Que bien! Nosotros nos apuntamos a cualquier
actividad lúdica y festiva porque ese tipo de actividades
son relajantes y a la par didácticas y nos encantan ¡A
jugarrr…!.
Por cierto, me pido de compi a Paco Márquez para que me
ayude a resolver los sudokus porque con algunos me lío y me
entra malestar neuronal.
Pero eso tienen los trastornos de conducta y especialmente
la manía persecutoria, que aunque se sucedan las más
espantosas acusaciones utilizando el tiempo verbal
infinitivo, luego el sujeto cambia el chip y nos quiere
llevar a un parque de bolas a que disfrutemos y nos
refocilemos jugando alegremente al son de alegres
cancioncillas infantiles llenas de simpáticas y maliciosas
alegorías y compuestas para la ocasión. De hecho, conozco
una estrofa de una de las dulces cancioncillas, obra de
personas “preclaras”, pero me da un no se qué exponerla, un
cierto rubor por la inocencia que exhala el amable ripio, de
acuerdo, lo diré porque no tiene aún copyright “El tío
caballita, jugó con un pepé, lo hizo pedacitos, lo echó a la
sartén, la gente que pasaba, olía a carne frita y era el que
jugó con el tío caballita” Eso puede traducirse
simbólicamente en que, el cachorrito de Aróstegui se
encuentra tan ofuscado que nos comería a todos, porque
piensa que les “perseguimos”.
Nuestra labor humana ha de centralizarse por lo tanto en que
sea consciente de su error. Aquí no hay persecuciones de
tipo alguno, el único que persigue es quien se cree
perseguido, ya que parece dispuesto a “vetar” a cualquier
español que venga a su España con eñe, es decir a Ceuta,
donde nos convertimos automáticamente en “importados” y en
víctimas del rechazo al extraño en una especie de parias en
nuestra patria donde no somos bien recibidos por los
Caballas, pero no por los caballas que responden al
gentilicio de la ciudad, sino por los Caballistas que se han
apropiado el gentilicio para su propio provecho hasta que un
Juzgado decida lo contrario.
¿Existirá alguna especie de criterio selectivo a la hora de
determinar quienes tienen o no tienen derecho a residir en
Ceuta? ¿Guardará en el hipotálamo este tío que nos está
echando, el eco de las opiniones de su lider, Aróstegui,
allá por el 2002 cuando abominaba y lanzaba fulminaciones
contra los inmigrantes marroquíes que se instalaban aquí?
Pero lo esencial y lo trascendente es no generar ansiedad al
ser calificados de “importados” sobre todo en el supuesto de
las féminas hispanas desembarcadas en estos lares,
mayormente porque somos españolas, con eñe y venimos a
nuestra España también con eñe y nos sale del coño quedarnos
y esto va con doble eñe, la normal y una de repuesto.
Lo importante es el ¡A jugarrr…! Lanzado al Presidente Vivas
por parte del que se siente víctima de una especie de
precampaña-guerra sucia. Seguramente porque nunca ha vivido
y padecido una guerra sucia “auténtica” y confunde las
inocuas escaramuzas dialécticas argumentadas en base a lo
más fashion de las tendencias culturetas, con una batalla en
condiciones donde se tira a dar y a hacer metafórica sangre.
Escaramucillas sin pasarse, pero que no nos reten, en mi
caso porque cualquier alusión al PP es “mi” alusión, yo
pegué carteles de Fraga y AP en Granada en las primeras
generales de la democracia y así hasta el día de hoy,
siempre con mi eñe de repuesto cosida en la muda que me
pongo siempre limpia cuando salgo de casa por si tengo un
accidente, siguiendo por supuesto, el consejo de mis
antepasados celtíberos que eran muy mirados ¿Retarnos a
veinte mil peperos que llevamos en el intríngulis, osease
entre las piernas, la huella genética del lacedemonio,
nacido para el combate? ¡Hay que tener ganas! Pero, por
nuestra parte ¡A jugarrr…!.
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