El Auditorio de la Manzana se
abrió para dar paso al concurso de nuestros carnavales. Un
lujo para todos los carnavaleros que participaron en el
mismo y para aquellos que asistieron a presenciarlo.
Un pedazo de teatro del que pudimos disfrutar no sólo los
componentes de las comparsas, chirigotas y el público
asisten sino todos aquellos, que por razones, nos habíamos
quedado en casa a disfrutar de los carnavales desde le sofá.
El acto lo inició el periodista Carlos Coronado, como
pregonero del carnaval. Fue un pregón ágil, cargado de
anécdotas y de recuerdo a todos aquellos carnavaleros que
hicieron historia en nuestros carnavales cuando se iniciaron
los mismos, y algunos de ellos aún siguen en la brecha, como
Pepe Pozo.
A Pepe Pozo, un siglo de estos habría que hacerle un
merecido homenaje, por su tesón, su entusiasmo y su espíritu
carnavalero, que debe servir de ejemplo y espejo donde
mirarse todos aquellos jóvenes que ahora llegan a las
comparsas y chirigotas, haciéndose un hueco en nuestros
carnavales.
Y el recuerdo de Pepe Pozo, me trae a la memoria, a otro
gran carnavalero, Mariano que cuando se iniciaron nuestros
carnavales ya era un hombre mayor, y se movía en el
escenario con la habilidad de un chaval joven. Mariano era
un gran chirigotero nacido de las murgas famosas de Ceuta.
Fueron tantos y tantos los nombres y hombres que fueron los
pioneros de nuestros carnavales, que necesitaría todo el
espacio para poner sus nombres. Valgan Pepe Pozo y Mariano,
para reunir en sus dos nombres, a todos aquellos grandes
comparsitas y chirigoteros, que ya no están entre nosotros y
que fueron la base de nuestros carnavales. Sin ellos,
nuestros carnavales no hubiesen vuelto a resurgir.
Nuestros carnavales, que duda cabe, van ganando en tipo,
afinación y cante, con respecto a los que fueron los
primeros carnavales donde, por supuesto, todos pagamos la
novatada después de tantos años careciendo de ellos.
Nuestros carnavales se superan cada año, de eso no hay duda
alguna. Pero también hay que reconocer que, cada año, son
menos las comparsas y chirigotas que se presentan al
concurso. Una pena, porque de seguir por ese camino,
nuestros carnavales pueden ir al traste.
Lo dijimos cuando el peor concejal de Festejo que ha tenido
nuestra tierra, hizo desaparecer las comparsas y chirigotas
infantiles. Y era tan inútil, que no acertó a comprender,
que estaba acabando con la semilla del carnaval.
Esa es una parte importante de la historia de nuestros
carnavales. La otra el abandono de muchos carnavaleros que
han ido despareciendo de los mismos por diversas razones o
motivos, y que con su marcha han perjudicado a los
carnavales.
Lanzar nuestros carnavales a la altura que le corresponden,
es obra de todos incluida la vuelta, a los mismos, de todos
aquellos que un día lo abandonaron, alegando algunas excusas
que no son comprensibles.
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