No es la primera vez que comparto el mismo escenario
informativo que la Guardia Civil en mi condición de
periodista. En la mayoría de las veces ese mismo escenario
no ha estado exento de tensión y con un desenlace incierto
que se prolongaba en un tiempo que parecía interminable.
Ayer fue un día de esos. Un día en el que pude ser testigo
de la vocación de servicio, del temple y de la humanidad
siempre dentro del respeto a las leyes de los que los
miembros de la patrulla de la Guardia Civil que se
encontraban de servicio por la Planta de Tratamiento
hicieron gala en una situación extremadamente complicada.
Ustedes me van a permitir que realice un reconocimiento
personal hacia ellos de manera pública. En esta profesión
que te acaba desgastando el alma irremediablemente con el
paso de los años solemos decir que si tus fotos no son lo
suficientemente buenas es porque no has estado lo
suficientemente cerca. Pero aún así mi cámara dejó de
disparar durante un tiempo. Al margen de la inmigración. Al
margen de la política de inmigración. Creo que tenemos mucha
suerte con nuestras Fuerzas de Seguridad del Estado, que
siguen haciendo divisa del Honor y del Servicio.
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