Las obras del sellado del vertedero de Santa Catalina han
comenzado una segunda fase, consistente en el traslado de
los residuos al barranco de las Cuevas, previamente
acondicionado y cuya excavación se amplió para acoger un 30%
más de basuras. La delicada operación se ha iniciado con los
camiones sin cubrir, pero como los niveles de vertido más
recientes contienen gases peligrosos, es necesario usar
mascarillas.
La empresa que lleva a cabo las obras de sellado del
vertedero de Santa Catalina, Dragados, ha iniciado una
segunda fase, consistente en el traslado de los residuos al
barranco de las Cuevas, situado a escasos metros. Tal como
informó este diario el pasado noviembre, la excavación de la
vaguada que acogerá las basuras se amplió durante el proceso
de preparación, de modo que su capacidad se amplió en
aproximadamente un 30%, pasando del medio millón de metros
cúbicos que se previó trasladar en un principio a unos
800.000.
El objetivo de los autores del proyecto -el ingeniero Pedro
Sierra, de la GIUCE, en la parte que corresponde al
sellado-, es rebajar todo lo posible la cota de la montaña
de basura, de modo que quede más o menos en su nivel de los
años 70, cuando la zona comenzó a ser utilizada de forma
regular como vertedero de residuos sólidos urbanos. Una vez
logrado esto, se procederá a la urbanización de la explanada
resultante, para la que el arquitecto Jorge Chaves, también
de la GIUCE, ha proyectado el que será el parque periurbano
con mayor superficie de la ciudad, de 66.500 metros
cuadrados.
Por el momento, y en contra de lo previsto en un principio,
el movimiento de los residuos se lleva a cabo en camiones
con la carga al descubierto. Al comienzo de las obras, en
mayo del pasado año, desde la entidad gestora, la sociedad
de fomento Procesa, se señaló que entre las medidas que la
dirección de obra solicitaría a la adjudicataria, estaba la
petición de que la parte del movimiento de tierras que
corresponda a los residuos que contiene el vertedero se
lleve a cabo con la carga de los camiones cubierta. Esta
medida de seguridad se estableció, según explicó el
arquitecto técnico de Procesa, José María Medina, a pesar de
no ser imprescindible pues, según indicaba entonces, el
traslado del material no se haría a través de un núcleo
poblado, sino empleando para ello el vial que circunda los
cementerios y la EDAR, poco transitado.
Las medidas de seguridad de esta operación de traslado y
sellado tanto del vertedero antiguo como del que se creará
en el barranco próximo, se extienden al uso de mascarillas
por parte de algunos operarios, ya que los residuos en
descomposición producen y desprenden al moverse, entre
otros, gas metano.
También se ha previsto, dada la naturaleza de este
particular “movimiento de tierras”, la recogida de los
lixiviados, líquidos resultantes de esta descomposición en
contacto con el agua de lluvia. Tanto los del nuevo
vertedero como los que queden bajo la plataforma del parque
en el viejo, se derivarán a la Estación Depuradora.
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