No hacía falta ser demasiado
listos, ni adivinos y menos intérpretes de sueños, para
averiguar lo que podía pasar con este “matrimonio de
conveniencia” que dio como resultado el grupo o coalición
“Caballas”.
Ahí, y que nadie lo olvide, el que quiera puede echar mano
de las hemerotecas para ver lo que, en esta misma columna,
se ha dicho, el que llevaba todo el peso y toda la
responsabilidad era el partido UDCE, que era el grupo que
tenía algo más que votantes:”unas señas de identidad
claras”.
Con la agrupación ésta, en la que Mohamed Alí se confundió
de acompañantes, el grupo UDCE ha perdido la mayor parte de
lo que tenía, al menos en cuanto a prestigio, y se expone,
desde ahora, a caer en la verborrea y las utopías del más
nefasto de los políticos de Ceuta, a lo largo de los años de
la instauración de la democracia.
UDCE, como dice uno de los miembros fundadores de este
partido, Musa Rahal, “ha perdido sus señas de identidad”.
Esto es lo malo, que un grupo político que nació con aire
fresco, con unas ideas muy claras y con una aceptación más
que notable, se vaya diluyendo como un azucarillo, porque un
“representante del Oráculo de Delfos” ha jugado todas sus
cartas para poder llegar a la Asamblea, por el camino que
sea, aunque eso le cueste la propia existencia a UDCE.
No sé si a estas horas ya tienen la candidatura conformada
en Caballas, pero si no se ha ultimado, lo mejor que podría
pasar para el propio grupo de UDCE sería volver a
comparecer, en solitario, como siempre lo hizo y no
“arrejuntarse” con quienes nada positivo le van a
proporcionar y, sin embargo, mucho de lo que tiene se lo van
a hacer perder, por este camino.
UDCE, con este maridaje, va a comenzar a ser un “ex”, va a
recordársele en la escena política como un grupo que salió,
que tenía una gran aceptación y como el grupo que por unirse
con otros que nada positivo le podían proporcionar, le
acarrearon su hundimiento total.
Perder terreno es muy fácil, volver a las alturas a las que
se había llegado costará sudar sangre, si no se corrige a su
debido tiempo.
Y aquí, electoralmente, no sé qué bebedizo le pueden haber
proporcionado a Mohamed Alí para que se vaya “cogido de la
mano” con Aróstegui.
Al final, ni ellos se van a entender, porque una vez que
Aróstegui vuelva a la Asamblea, más vale que no, la
personalidad de Mohamed Alí va a quedar eclipsada y a la
hora de las bofetadas estas irán para los que tienen algo
UDCE, pero a la hora del mangoneo será él, el ínclito
Aróstegui, el que quiera llevar las riendas que ni por
seguidores, ni por trayectoria política le corresponden.
Lamento el deterioro tan claro que está teniendo UDCE y lo
que más lamento es que ese deterioro haya sido provocado
desde fuera, aunque, todo hay que decirlo, con la anuencia
de quien más debería mandar dentro. Una situación de este
tipo no tiene explicación posible, desde ninguna perspectiva
que lo miremos.
Palabras muy atinadas de Musa Rahal:” No es propio de UDCE
menospreciar a los ciudadanos, como veo en Caballas”. No son
palabras vacías ni huecas, desde mi punto de vista es una
excelente reflexión, a tono con lo que hay y con lo que va a
seguir.
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