Carles Francino lleva seis temporadas al frente de ‘hoy por
hoy’ en la cadena Ser. Él y parte de su equipo llegarán
mañana a Ceuta para ofrecer en directo su programa. “A Ceuta
vamos porque yo me he empeñado, hemos visitado muchos
sitios, pero Ceuta y Melilla siempre se quedaban fuera de la
lista”, expresaba ayer, en una entrevista telefónica a EL
PUEBLO. Se confiesa deportista y, cuando saca tiempo, lee y
ve cine. Ahora está con A la caza de la mujer, del novelista
norteamericano James Ellroy. La última película que le
encantó fue Valor de Ley, de los hermanos Coen. Lleva más de
treinta años ejerciendo un oficio, el de periodista, que le
apasiona, pero tiene claro que en la vida “hay muchas otras
cosas”.
Pregunta.- ¿Qué traerá a Ceuta?
Respuesta.- Siempre que sacamos el programa al exterior
intentamos que se conozcan en el resto de España aspectos
destacados del lugar que visitamos, y enseñar en esos
lugares cómo es la radio por dentro, cómo son las tripas, y
la gente que lo hacemos. Vamos a estar de nueve a diez con
el presidente Juan Vivas contando ‘historias de la valla’,
con conexiones, entrevistas, reportajes... contando cómo es
la vida en esta tierra fronteriza. Mucha gente de España,
entre los cuales me encuentro, todavía no conocen Ceuta.
Tengo un hermano que hizo la mili allí en Regulares, pero
creo que el recuerdo de eso tiene poco que ver con lo que
podamos encontrar. Vamos a poner el acento en el humor, con
Javier Coronas, y habrá un tramo dedicado a gente que hizo
la mili en Ceuta. Si haces un ranking de destinos chungos en
la mili estaban la Alta montaña de Jaca, el cerro Muriano de
Córdoba y, por supuesto, Ceuta con los Regulares. También
van a estar el cantante de Rebeldes, Carlos Segarra, que
hizo en Ceuta la mili, Andy y Lucas, Javier Rioyo, Paco
Nadal...
P.- ¿Qué imagen de Ceuta cree que tienen en la península?
R.- En general tenemos una imagen de una tierra donde es un
pelín más difícil vivir que en el resto, aunque no sé si se
ajusta o no a la realidad. Pero como casi siempre que hay
noticias de Ceuta son por incidentes o porque un concejal no
se qué. Como en la información tenemos muchos clichés,
cuando hablamos de Ceuta o Mellilla casi siempre es monotema
y es muy pesado, pero tiene que haber otras cosas ahí:
cultura, rutas lúdicas...
P.- ¿Dónde está el truco para no dejarse atrapar por la
monotonía?
R.- Cada día escribes historias diferentes. La monotonía o
la rutina es cuando en la radio haces algo previsible.
Cuando tú pones la radio y dices ‘a esta hora ya sé lo que
me van a contar y cómo’, pero como la actualidad es
cambiante, como la vida, si te adaptas a eso, y para eso lo
mejor que hay es la radio, no te puedes aburrir. Otra cosa
es cómo te tomes el trabajo. Yo me lo tomo así, con
sorpresas, improvisación, buenas noticias, malas, mucho
género del reportaje para dar voz a la gente de verdad, a la
calle, y no sólo a portavoces de la política; hacer temas de
salud, consumo, educación, y debatir con los oyentes. Hay
que salirse de los carriles habituales de los gabinetes de
prensa, de la política, entendida como información de
partido de letra pequeña. Si tienes claro eso y te metes en
ese berenjenal... Yo disfruto en el trabajo y creo que se me
nota. Si no, no estaría haciendo esto ni estaría
levantándome a las dos y media cada día.
P.- ¿Cambia la radio cuando el público está en directo?
R.- Tener público es una manera diferente de hacer radio. La
radio establece una relación con los oyentes muy distinta a
la tele. No tiene la potencia de la imagen, la explosión, el
fogonazo del momento, pero cultiva una relación mucho más
sentimental, más de piel. Cuando hacemos radio con público,
la gente nos pone cara, pero nosotros también se la ponemos.
P.- ¿Y no se pierde un poquito la magia?
R.- Para mí, desde este lado de la barrera, no. Para los
oyentes, no sé. Suelen tener sorpresa al ver el despliegue
técnico que tiene un programa de radio, la mesa de mezclas,
los técnicos, las actuaciones... el follón que es la radio;
lo que es mágico es que pareciendo tan sencillo sea en
realidad tan complejo. Además, intentamos llevar un animador
incluso para los tiempos muertos. Ese día, los oyentes que
están presentes son preferentes. Suelen salir contentos, y
no creo que pierdan la magia con la que escuchan cada día la
radio. Lo único que cuando el lunes yo vuelva al programa,
me vendrá a la cabeza, la cara del espectador que estaba en
la cuarta fila en Ceuta, y ellos cuando lo escuchen, se
acordaran de algo que vieron en directo.
P.- ¿Cómo ve el periodismo que se hace hoy en día?
R.- Tenemos dos grande peligros para los que entendemos este
oficio de una manera determinada que consiste en, no sólo
contar cosas, sino explicarlas. Lo de ‘está pasando, estás
viéndolo’, me parece muy bien, pero yo creo que nuestro
objetivo es ‘está pasando, estás viéndolo y lo estás
entendiendo’; ese es el gran reto. Hay un alud de noticias y
datos imposibles de asimilar, poco tiempo para pensar, mucha
velocidad. Necesitamos tiempo para digerir lo que vamos a
contar. El otro peligro es la precariedad. Las empresas
periodistas, incluida la nuestra, están en un momento
difícil, son más débiles, y esto es una amenaza clarísima
para el periodismo: a más precariedad, menos independencia.
Y, desde luego, un país sin medios potentes, sin
independencia, y sin periodistas sólidos es un país un poco
más insano.
P.- ¿Cómo se están viviendo desde dentro los problemas de
Prisa?
R.- Con mucha preocupación. Hay inquietud entre todos los
profesionales. Hay unas cifras, y sabemos que hay algunas
personas que no van, o que no vamos, a seguir, y eso provoca
desazón. Son decisiones empresariales en las que nosotros
podemos entrar o salir relativamente, pero lo que no debemos
hacer es ponerlo fácil. Por encima, tenemos que hacer
nuestro trabajo mejor que nunca, ese es nuestro compromiso y
debemos intentar que esto nos afecte lo mínimo posible en el
resultado final. Tenemos que pensar en el oyente. Esto
afecta en el ambiente de trabajo, pero espero y deseo que
Prisa acorte los plazos de un año que se han dado para hacer
este ERE, porque estar muchos meses con esta incertidumbre,
es difícil de soportar.
P.- Y a los periodistas que engrosan la lista del paro,
¿qué les diría?
R.- La experiencia de uno sirve poco para los demás y yo no
soy nadie para dar consejos. Lo que sí puedo es compartir
alguna reflexión. Los jóvenes que quieren ser periodistas,
que tengan muy claro lo que es este oficio: contar las cosas
que pasan y hacerlo desde todos los puntos de vista
posibles. Como gratificación, no va a hacerse millonario, a
veces ni a tener trabajo, ni a ser muy poderoso ni una
estrella. Pero nuestro oficio tiene un punto de componente
social, como el maestro o el médico. Los periodistas somos
indispensables en la sociedad, pero tenemos que saber cuál
es nuestro papel. Si lo confundimos con salir en la tele,
ser famoso, decir a todo amén, o buscar estabilidad, vamos
mal encaminados. Y luego, paciencia y esperanza, son tiempos
muy duros y van a seguir siendo duros durante ya veremos qué
plazo, pero si creen en este oficio, tarde o temprano, una
oportunidad saldrá, y si no, tampoco pasa nada, que en la
vida hay más cosas aparte del trabajo.. Pero lo primero es
tener claro qué es ser periodista.
P.- ¿Qué le interesa tras la radio?
R.- Intento practicar deporte cada día, al menos una hora.
Sigo jugando al fútbol porque jugué varios años en
semiprofesional. Me gusta el pádel, correr, cazar, hago
submarinismo... Pero todo eso cuando puedo. Me apasionan el
cine y la música... Este oficio es una trituradora que si lo
sabes gestionar disfrutas mucho cada día. Pero, desde luego,
tengo muy claro que, divirtiéndome como me divierto en la
radio y aún disfrutando, en la vida hay otras cosas a parte
de la radio: mis amigos, mi familia, mis hijos... Queda muy
cursi pero...
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