Cuando la visita de Leire Pajín,
ministra de Sanidad e Igualdad, tan sumamente criticada,
tuve la oportunidad de hacer un aparte con José Fernández
Chacón en la zona ajardinada del Hotel Parador La
Muralla. Y en ella, mientras él fumaba, hablamos lo justo
para recordarnos que nuestras buenas relaciones, mantenidas
desde que nos vimos por primera vez, no habían sufrido merma
alguna.
Días más tarde, otra vez nos hallamos en la inauguración del
Auditorio del Teatro de la Manzana del Revellín. Y, cuando
estábamos a punto de pedir una copa en el bar instalado en
el salón donde se celebraba el Cocktail-cena, de pie, a mí
me sentó como un tiro la falta de educación de una persona,
que no venía a cuento, si es que ese mal comportamiento
tiene cabida en algún momento; lo cual contribuyó a que yo
desertara del sitio sin despedirme, como mandan las reglas,
del Delegado del Gobierno.
Precisamente, esa noche, tras la brillante actuación de
Inma Shara, dirigiendo a la formidable orquesta de
Frankfurt, tenía previsto preguntarle a Fernández Chacón por
su estancia en Ceuta, cuando están a punto de cumplirse tres
años de su llegada. Pero, como ya he dicho antes, me marché
de su lado convencido de que debía hacerlo.
También, de habernos metidos en conversación, no habría
dudado en preguntarle a don José si echará de menos esta
ciudad el día que le toque dejarla. Que puede ser, si se
cumplen los pronósticos de las encuestas, en cuanto se
celebren las elecciones generales. Y, desde luego, le habría
hecho partícipe de lo que yo pienso en relación con su
comportamiento en esta ciudad, donde los inquilinos del
edificio de la Plaza de los Reyes son vistos como virreyes y
tratados, por tanto, displicentemente.
Tampoco se me habría olvidado recabar su opinión en relación
con Juan Vivas. Aunque me consta que Fernández Chacón
tiene el mejor concepto de un presidente de quien destaca
cómo ha sido capaz de agradecer los servicios prestados a la
ciudad por el Delegado del Gobierno.
En fin, que a medida que nuestra charla hubiera ido ganando
en intensidad, me habría atrevido a tirarle de la lengua
(por más que el Cocktail-cena, de pie, solamente regado con
champaña, no invitaba a que afluyera el desparpajo y la
alegría) para conseguir respuestas de un hombre que se irá
de Ceuta con un enorme conocimiento de lo que se cuece entre
bastidores.
José Fernández Charcón ha sido, y ya no le queda tiempo para
cambiar, uno de los mejores delegados del Gobierno que han
pasado por esta ciudad. Se dio cuenta, desde que puso los
pies en esta tierra, de lo que significa Juan Vivas en ella.
Y, dado que venía de ejercer el mismo cargo en Melilla, supo
apreciar, desde el primer momento, la diferencia existente
entre Vivas e Imbroda. Y acertó a comportarse
ejemplarmente en una cohabitación que tardará tiempo en
repetirse.
Curtido en mil batallas, el Delegado del Gobierno será
recordado, cuando se produzca su relevo, como un político
competente en todos los aspectos. Ojalá que su sustituto, si
tiene que ser del PP, se comporte de la misma manera que lo
viene haciendo JFCh. Ah, no le hubiese preguntado, de haber
podido, por el secretario general de CCOO. Por mi reconocido
aprecio a don José. Pues tengo la certeza de que hubiera
sentido náuseas.
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