Odia el diablo la sagrada hostia?. ¿Les gusta a determinados
elementos del Partido Popular ser impunemente flagelados?.
Mi reflexión deriva de la lectura de un articulo titulado
“La gaviota” aparecido en un diario de esta ciudad, artículo
cuyas peyorativas fulminaciones contra quienes acudieron a
celebrar los diez años del PP en el poder, no dejan lugar a
dudas sobre el enfrentamiento político que la autora
mantiene contra el Gobierno. Y menos dudas aún sobre la
abierta hostilidad que pregona hacia los votantes populares
que acudieron al evento.
Un escarnio en toda regla, a saber, los allí presentes,
culpables tan solo de seguir una determinada opción política
eran, según expresiones de la furiosa periodista : “los
militantes de los que siempre ‘echa mano’ el partido,
antiguos socialistas-gilistas, desfenestrados del Gobierno,
el grupo que aupó Don Pedro y entre los pasillos se colaban
quienes buscan el pan nuestro de cada día” eso sí, añade
piadosamente que “los arrastrados” tienen sus disculpas.
¡Curioso contingente de invitados al acto!
¿Y quienes predominarían? ¿Los hambrientos del “pan
nuestro”, los “desfenestrados” o la mayoría de
“arrastrados”?. La autora del articulejo en cuestión me ha
hecho experimentar un gran desasosiego social porque, de ser
cierto lo que ella relata, aquello, más que un acto
conmemorativo era una especie de parque temático de la
ignominia con invitados arrastrándose y reptando en busca de
algún despojo orgánico para saciar sus hambres caninas. Eso
sí, la periodista “disculpa” a esa muchedumbre de
desheredados políticos que se diría que llegaron al acto del
PP en una patera, huyendo de la pobreza y de las
calamidades. Por eso el artículo se llama “La gaviota”
porque, cuando irrumpieron los “arrastrados” en La Muralla,
iban desesperaditos a ver si le echaban mano al pájaro para
ponerlo en la parrilla y darse un festival gastronómico.
Será que los voraces prefieren las carnes jugosas con sabor
a pescado del ave marina antes que la desazón crujiente de
mascar una garrapata. De hecho, a la periodista no quisieron
comérsela, iban en pos de la otra, de la gaviota lozana.
¿Qué murmuran?. ¿Qué si la autora del despectivo artículo,
pese a sus burdas pinceladas de sarcasmo, estaba allí, en el
acto, parasitando a la gaviota y agarrada a su plumoso
sobaquillo?. Claro, de donde hay se puede sacar, pero de
donde no hay no se saca, por pura física cuántica, me
aclaren, ¿han oído en alguna ocasión que a una reseca
garrapata se le aferre un parásito al sobaco para nutrirse?
Nunca. Pero se palpa que, la periodista que perdona a los
arrastrados, siente un alto desprecio por imperativos éticos
como la coherencia y la gratitud, ya que, los huevos del ave
marina en cuestión, aportan nutrientes básicos y proteínicos
al medio de comunicación que constituye el medio de vida de
la encarnizada enemiga de los colegas de la gaviota.
Colegas que, por cierto, andan-andamos, huerfanillos de
partido político, porque allí, en ese acto plagado de
pateristas, hambrientos y villanos de la peor catadura, no
se habló del PP, añade la que subsiste entre los plumones
del sobaco de la gaviota : “Mejor, que no, no hay partido ¿O
es que ustedes creen que existe?” La verdad es que, creer
profundamente, aparte de en Dios, en nuestros principios y
valores y en los españoles, nosotros no creemos
acérrimamente en nada, vamos, en nada que sea
relativo-relativista.
Pero menos aún creemos en que sea saludable andar por la
vida política aquejados de una especie de enfermizo
“Síndrome de Estocolmo” y expuestos al virus letal de las
garrapatas que no es otro que el virus de la “porcojonitis”.
¿Sintomatología? Un ejemplo clínico: “Ustedes me favorecen y
me apoyan y yo les insulto y les desprecio ‘por cojones’ y
entonces ustedes se asustan y me favorecen y apoyan aún más,
sin atreverse a enfrentarse, víctimas medrosas de la “porcojonitis”,
¡arrastrados! ¡babosos!”.
¿Qué preguntan echando mano al Vademécum y al Ayurveda? ¿Qué
si existe una vacuna contra la “porcojonitis”? Pues
casualmente sí y se extrae de la proteína de los huevos de
la gaviota y se llama “darporculitis”, el mecanismo
biológico se basa en que, la “darporculitis” pone en peligro
las fuentes de nutrientes específicos de la “porcojonitis” y
este microorganismo acaba falleciendo por desnutrición.
Otro ejemplo clínico ilustrativo (en caso de dudas consulte
a su médico o farmacéutico) quienes se encuentran aquejados
por la “porcojonitis” presentan la sintomatología de tratar
de ridiculizar el resultado de las encuestas nacionales
ironizando sobre el “término de la victoria: Vivas”. ¿Y
quienes aplauden a Vivas? Los que ayer aplaudieron a GIL.
Imperdonable. ¿Y quienes aplauden hoy en las encuestas
nacionales al Partido Popular y le dan la mayoría? Pues una
gran parte quienes le dieron la mayoría al PSOE. Y esa es la
libertad implícita en el ser humano : la de acertar, la de
equivocarse y la de rectificar. A eso se le llama libertad
para evolucionar y la evolución es imparable. Y todos
tenemos ese derecho, incluso los “arrastrados” que acudieron
a La Muralla, “las maris” que adoran a Vivas más que a
Jesulín (comparación despectiva, al Presidente tan solo le
adoran “las maris” ¡nivelón!) y también el inexistente y
extracorpóreo PP, reencarnado en pulcra gaviota. Y
precisamente los rigurosos hábitos higiénicos de nuestra
alada amiga, son los que pueden dar al traste con las
aspiraciones de la garrapata, de hecho un pájaro aseado no
puede tener parásitos ni en la ingle ni en los sobacuelos,
porque eso trasciende y ¿Qué dirían sus amistades? Sería
quedar mal por quedar mal.
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