Resulta poco menos que extraordinario que en estos tiempos
de clientelismo e intereses creados, con la ambición
personal y la dejación de los valores como elementos
predominantes, aparezca un hombre como Musa Rahal, para
demostrarnos que “todo” no se ha abaratado “tanto” y que,
para esperanza de la sociedad, continúan existiendo hombres
capaces de renunciar a posiciones relevantes por algo tan
primordial como es la defensa de sus principios.
A Musa Rahal le conocemos como “histórico” de UDCE, allí
estuvo en su fundación ante notario. Y siempre ha estado,
fiel e inquebrantable junto a Mohamed Alí, es decir, junto
al “auténtico” y prometedor Mohamed Alí de hasta hace unos
meses, cuando, por una mala jugada del destino, perdió su
“baraka” para entrar en una especie de suicidio político que
ya va pasándole factura.
No ha sido la renuncia de Musa a la Secretaría General y a
la Secretaría de Organización de UDCE una “deserción” sino
una necesidad ética con un todo de imperativo moral.
Prefiere el “no estar” a aparecer cómplice de un modo de
actuar con el que discrepa abiertamente y que no puede
compartir, porque el silencio significa de alguna manera
aceptación y los valores que, este político histórico, ha
defendido a capa y espada, nada tiene que ver con lo que
representa la Coalición Caballas.
Se lamenta Musa, con auténtica pena, de estar siendo testigo
de un desmoronamiento gradual de la idiosincrasia de UDCE,
de la destrucción de un proyecto en el que, Mohamed Alí y él
mismo habían puesto trabajo, ilusión y empeño, de cara a un
sector del electorado al que trataban de representar con
honradez, rectitud y consenso cuando fuere necesario. UDCE
ha sido siempre una formación esencialmente “constructiva”,
la actual Coalición Caballas es una destructiva espiral de
enfrentamientos con la ciudadanía, de enfrentamientos entre
la ciudadanía, de broncas estériles, de insultos y
menosprecios inaceptables para el espíritu original de la
genuina UDCE. Hoy en versión ligth, descafeinada,
desvirtuada en el fondo y en la forma. De alguna manera
pervertida y secuestrada de manos de la propuesta envenenada
de la Coalición.
Si Musa Rahal, el fidelísimo, el que siempre supo “ser y
estar” renuncia a todo y abandona porque tal vez no quiera
asistir en directo ni ser complaciente partícipe de la
pérdida de identidad de su partido ¿Qué no pensarán las
bases? Si el actual Mohamed Alí ha perdido la confianza de
su más cercano ¿Qué no habrá perdido de los “lejanos”?.
La solución a esta catástrofe no puede pasar más que por una
postura de firmeza y de fuerza por parte de la UDCE que le
permita conservar su integridad y repescar a su electorado,
relegando definitivamente cualquier asociación “real” con
Aróstegui y los suyos, manifestando su deseo de capitanear
de nuevo la nave en solitario, rechazando lo que, hasta
ahora ha significado la Coalición, retomando el poder total
y “obligando” a Musa Rajal a regresar a la auténtica UDCE al
demostrarle que, este “experimento” ha sido una anécdota de
mal gusto, un lapsus imperdonable, una tóxica y lamentable
intentona con resultados catastróficos.
A Mohamed Alí una única afirmación: ningún partido puede
permitirse el lujo de perder a los más leales de sus
prohombres. Y un consejo: “De sabios es errar, de necios
insistir en el error”.
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