Se dice, se comenta, se rumorea y
se chismorrea en las barras de los bares también llamadas
confesionarios de secretos de Estado, que un Gran Jefe de la
tribu de los Plumas Tiesas, anda escamado con las maneras de
algun@ de sus guerreros.
De hecho cada vez son más evidentes las garrafales meteduras
de pata y la disparatada incontinencia de quien se supone
llamad@ a representar a la tribu de la Pluma Enhiesta y el
Gran Jefe recibe toques y advertencias acerca de que, la
representante tribal no puede ofrecer una imagen más
calamitosa en plan anarcosupermegaguay- macarra-
preadolescente y que eso es adecuado para liderar a un grupo
de okupas pero no para ser identificada como imagen pública
de un medio. Mayormente porque resulta una imagen
inimaginable.
¿Opciones? Otro jerifalte tribal, poco apolíneo, en efecto,
cuyo nombre de guerra es
“Aquel-que-jamás-podrá-ser-confundido-con-un-yogurín” pero
que, según fuentes fiables, con unos meses de machaque, sin
llegar a ser yogur puede convertirse en cuajada con tocino
de cielo, que tampoco está mal. Y encima tiene de
diplomático lo que el otro miembro del grupo plumífero tiene
de desabrid@ y groser@, posee buenas amistades y contactos,
despierta simpatías, es bastante “encantador de serpientes”
y no se va buscando rencores y enemistades allá por donde
pasa. El guerrero “Cuajada-con-tocino-de-cielo”, parece
llamado a tomar el relevo aunque, intelectual y socialmente,
hace mucho que la mayoría le reconoce como el único
representante serio y que le da a la tribu un algo de
categoría.
Sucederá, dicen los augures y confirma nuestra mascota, el
Jabugosaurio que sigue vestido con el chandall del logroñés
y no consiente en ponerse uno del Ceuta porque dice que le
aprietan las sisas, que va a tener lugar en cualquier
momento un “beso de Judas” versión Arapahoes, hermanos de
sangre de los Plumas Tiesas y que son quienes se ocupan de
las labores de marketing, protocolo, relaciones
institucionales, traiciones y destituciones de la Gran
Nación India. Porque el Gran Jefe en cuestión se encuentra
humillado por la rechifla general y las crueles burlas que
genera su representante cuando se presenta con su
zarrapastrosa apariencia y la confunden con una que llega de
una manifestación de los antisistema después de quemar un
contenedor de basuras. ¿Qué está diciendo el leal
Jabugosario que prestigia y da categoría a esta empresa?
¿Qué se comenta que antes de quemar el contenedor tras la
manifestación antiglobalización la representante saca de él
su vestuario? Bueno, el estilismo de cada cual pertenece a
la esfera individual y el guerrero
“Cuajada-con-tocino-de-cielo” tampoco lleva precisamente un
look fashion diseñado por Tom Ford, aunque correcto va, para
que le vamos a quitar el mérito y de hecho y de derecho es
quien trata de dirigir y enmendar, gestionar y dar un mínimo
de coherencia a las labores de los Plumas Tiesas.
Tras el Gran Jefe cada vez cabalga con mayor brío el
guerrero Cuajada y es el interlocutor único con el Séptimo
de Caballería, porque resulta representativo y tan solo con
él dialogan por lo que cada vez se comprende menos el que,
la transición tarde tanto en acontecer y el necesario relevo
a suceder.
Los cargos, empleos y ocupaciones causan un gran desgaste y
queman a quienes los desempeñan. Y si los desempeñan con
pésimas maneras y haciéndose enemigos queman, churruscan y
encima las cenizas no se recogen en una elegante urna sino
que se meten de prisa y corriendo en una bolsa de plástico
del Supersol y encima cabreados porque la bolsa de los
cojones hay que pagarla y vale unos céntimos. ¿Qué dice el
fiel Jabugosaurio? ¿Qué no hace falta pagar la bolsa que él
se lleva las cenizas en el bolsillo del chandita del
Logroñés y que las monedas mejor se las damos para su hucha?
De acuerdo. Pero primero el beso de Judas, que es algo muy
bíblico y de buen tono, luego las excusas lógicas, luego no
diré “el traspaso de funciones” porque hace ya mucho que
están traspasadas de facto, el nuevo estilismo del medio con
el imprescindible toque intelectochic y aconsejamos utilizar
en caso necesario la bolsa del Supersol, aunque haya que
desembolsar unos céntimos, tampoco se va a iniciar una
esperanzadora etapa racaneando y remendando de viejo. Ni los
Arapahoes lo iban a permitir, por el tema de la proyección
pública y de que “Ceuta es un pañuelo y todo se sabe”.
|