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OPINIÓN - LUNES, 28 DE FEBRERO DE 2011

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

A lomos de caracol
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Es como parece que nos quieren hacer viajar, por lo menos en los meses que faltan hasta las próximas elecciones generales.

Cuando oía la primera información sobre la reducción de la velocidad a 110 kilómetros por hora, en las autovías y en las autopistas, realmente no sabía si era un sueño de esos de mal gusto o que los responsables de las principales esferas políticas de nuestro país se han quedado en el paleolítico.

Que ahora nos salgan con la petenera de que bajando de 120 a 110 kilómetros por hora, el tope de la velocidad máxima, va a suponer un ahorro de 1400 millones al año, en petróleo, es algo que ni se lo creen ellos, ni se lo puede creer nadie de los que viajan a diario.

Aquí lo que parece es que se ha entrado en la vorágine de reducir todo y a este paso pueden llegar, incluso, a borrarnos las autopistas, las autovías, o por decreto hacer que los coches de matrícula par, no viajen más que los días impares o algo parecido.

Es cierto que los precios del petróleo, con la serie de revueltas que hay en las últimas semanas, van a remover las economías, un poco más, pero de ahí a que haya que rebajar las velocidades, para ahorrar, va un abismo.

Posiblemente no lo sepan, porque quienes deciden esto no viajan, ellos solos, en demasiadas ocasiones, que a 110 un vehículo de los de 5 o de las de 6 velocidades, no van a poder usar esas velocidades, especialmente la sexta y, en terrenos favorables, van a ir gastando mucho más en una velocidad más corta. Es el abc, y no hay mucho más que decir sobre ello.

Pero lo más alucinante es que queremos ahorrar no sé cuanto, con los recortes de la velocidad y ahora hay que gastar tanto como se ahorra en esto, poniendo nuevas indicaciones de esos límites de la velocidad. Un galimatías que no saben por donde salir peor.

Llegados a este punto, hay que pensar que a alguien se le han obnubilado las ideas y caen en los mismos errores que allá por los años 70, del pasado siglo, cayeron los caducos asesores del Gobierno de la época, cuando redujeron las velocidad a los límites que tenemos hoy, pero que no tendremos la próxima semana.

Con esta medida, da risa ver el numerito ese de la reducción, España cae en el grupo de los mas lentos de la UE, al mismo rasero que Polonia y Dinamarca.

Y además de las nuevas señales indicadoras del límite ese, con 110 en el fondo, ahora tendrán que adaptar los radares, aunque la medida no va a afectar al carné de puntos. Menos mal.

Esto, claro está, mirándolo un poco más en profundidad, nos lleva a pensar, otra vez, en ese afán recaudatorio de este Gobierno, para ver si un día le cuadran las cuentas y para enmascarar, ahora que estamos llegando a los carnavales, la serie de desfases que se han producido en todos los temas económicos que han tocado.

Y en la escena, aunque mande un poco más Rubalcaba, en esta idea genial no podía faltar el tal Pere Navarro, director de la DGT, que yo no sé qué podrá hacer un día para que le salgan, aceptablemente bien, sus proyectos.

Antes íbamos lentos porque las carreteras eran malas. Las carreteras se han superado, hay autovías y autopistas, se puede andar mejor, pero no te dejan, o te ponen a la cola de Europa.

No sé si alguna de esas mentes pensantes se atrevería a hacer, directamente, un viaje de Algeciras a La Coruña, con los límites que hay y con los que quieren poner. Si lo hacen verán que eso de ahorro, con su nueva programación, nada de nada.
 

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