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sucesos - LUNES, 28 DE FEBRERO DE 2011


despliegue de la policia nacional. reduan

vandalismo
 

La Policía es recibida a
pedradas en el Príncipe cuando buscaba a un pistolero

Los vecinos oyeron tiros, gritos, algarada y
vieron caer piedras de varios tamaños lanzadas contra la Policía, algunas de ellas impactaron en vehículos particulares
 

CEUTA
Antonio Gómez

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La Policía Nacional fue recibida ayer noche a pedradas en el barrio del Príncipe cuando penetró en una determinada zona, entre Arcos Quebrados y San Daniel, en la búsqueda de un pistolero. La ‘batalla’ campal vivida se produjo entre las 20:00 y las 20:30 horas y como consecuencia de ello se ha producido daños en algún vehículo policial, también en particulares y se ha logrado detener a un individuo que ayer ingresó en los calabozos de la Jefatura Superior de Policía. Los vecinos se han mostrado indignados porque estos incidentes no parecen tener fin en el barrio y temen las amenazas de las bandas que imperan en la zona.

El barrio del Príncipe volvió a vivir ayer un nuevo episodio de algarada y apedreamiento. Un nutrido grupo de jóvenes diseminados por varias zonas donde operaba la Policía lanzaron piedras de varios tamaños contra los vehículos policiales para evitar la acción de los agentes en el barrio.

Los dos vehículos que permanecen habitualmente en la zona fueron comisionados para buscar a un individuo que había sido visto portando una pistola en el interior de la barriada.

Entre las 20:00 y las 20:30 horas se produjeron los hechos. Los agentes, penetraron al interior del barrio entre la zona de Arcos Quebrados y San Daniel, donde la intensidad del ataque se multiplicó, hasta el punto que los agentes tuvieron que emplear material antidisturbios para enfrentar las andanadas de piedras que se recibían.

Los agentes se dividieron en la acción para intentar capturar a alguno de los apedreadores y sólo pudieron detener a uno de ellos. Evidentemente un menor que fue, mas tarde, trasladado a Comisaría para dar cuenta a Fiscalía del incidente.

Se hacía complicado buscar al individuo con pistola mientras los agentes se entretenían primero protegiéndose de la avalancha de pedradas y segundo de responder al ataque.

Los vecinos, algunos de los testigos presentes en este incidente, contaron a EL PUEBLO que se oyeron tiros, muchos gritos, carreras y vieron caer piedras de varios tamaños.

Impactaron en los vehículos policiales, algunos de ellos sufrieron daños, pero también golpearon coches de los propios vecinos, uno de los cuales sufrió la rotura de la luna frontal en la calle San Daniel donde el enfrentamiento cobró mayor dureza.

A medida que la presencia policial era más numerosa, la reacción contra esta fuerza de seguridad era más tibia hasta diluirse cuando los agentes contraatacaron en la búsqueda de los vándalos.

La acción duró aproximadamente media hora y la Policía debía multiplicarse para insistir al vecindario que, por su seguridad, no se acercara a la zona del conflicto.

El dantesco escenario fue uno más de los que se suceden cada cierto tiempo. Agentes de otras brigadas investigan y buscan, por otra parte, a elementos que portan o guardan armas en la barriada.
 


Los vecinos, indignados y temerosos por los vándalos

La reacción de los vecinos del Príncipe ante este nuevo episodio de vandalismo y palestinización en el barrio es de por un lado indignación y por otro temor. Indignación porque no conciben que menores de edad puedan armar semejantes revueltas. Indignación porque varios grupos de ellos, que se apostan en distintos lugares alrededor del zoco son elementos de vanguardia de bandas que se dedican al narco y son los que “entretienen” a la policía cuando se aproxima a alguna zona ‘caliente’ -eso dicen-. Y temerosos porque cuando alguien se atreve a señalar a culpables se enfrentan a revanchas de tiros en las fachadas de sus casas, o a agresiones y amenazas sobre familiares menores de edad. Temerosos, en definitiva, porque se sienten sólos y desprotegidos ante la presencia permanente de elementos del mal que campan a sus anchas cuando la policía no se encuentra en la zona. Además se muestran defraudados por ver cómo, aparentemente, la ‘batalla’ la ganan los malos.
 

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