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OPINIÓN - DOMINGO, 27 DE FEBRERO DE 2011

 
OPINIÓN / ANÁLISIS POLÍTICO

La estulticia de criticar el progreso

Por Nuria de Madariaga


Desde un punto de vista comparativo con otros enclaves, el papel de los partidos de la oposición ceutí parece haber derivado a una especie de espiral de críticas absolutamente irreflexivas y carentes de contenido real.

Cierto es que, cualquier grupo que se encuentra en la posición-oposición, al no haber alcanzado el poder en las urnas, experimenta un lógico sentimiento de frustración ante el fracaso de sus expectativas. Pero, que esa frustración ante el rechazo de un amplio espectro ciudadano a sus tesis y a sus propuestas, se traduzca en una especie de sentimiento de venganza contra quienes sí han conseguido el apoyo de los electores, es la antítesis de la ética política.

El papel de la oposición queda así desvirtuado y vacío de contenido. El enfrentamiento sistemático y de algún modo desaforado contra quienes, por voluntad popular, ostentan el poder, crea un clima de crispación totalmente artificial. Porque, quienes se encuentran crispados y ofendidos por el fracaso de sus expectativas, son los políticos que representan la oposición, como personas físicas, pero esa irritación existencial no llega a sus electores ni afortunadamente cala en ellos. El núcleo de electores que han votado a unos determinados representantes y ve que estos no han logrado un apoyo masivo sino que han quedado relegados a una posición casi testimonial en cuanto presencia real en ayuntamientos o autonomías, sencillamente asumen que, las propuestas lanzadas por estos representantes no han resultado atractivas ni han convencido a la mayoría, encajan esta realidad, entienden que en un sistema democrático participativo quienes hablan son las urnas y respetan los resultados con un espíritu de alguna manera deportivo : todos han participado y unos han ganado. Nadie queda traumatizado ni asume el que, a partir de la derrota, su postura ha de ser de permanente enfrentamiento ni caen en la insanía de vivir psicológicamente centrados en el reproche, el revanchismo, la crítica como “modus operandi” y la irritación cronificada como “modus vivendi”.

En el plano de la vida política, quienes tienen “mal perder” y actúan sistemáticamente “en oposición a…” y no “como” simple oposición dentro de un sistema de alternancias, corren el riesgo de convertirse en nocivos para los intereses de la ciudadanía y en el caso concreto al que voy a referirme, he quedado desagradablemente sorprendida al presenciar las tentativas, concretamente de la Coalición Caballas, de poco menos que poner palos entre las ruedas del progreso.

La Coalición referida tiene la costumbre de convocar semanalmente una rueda de prensa, algo lógico si consideramos que estamos en periodo pre electoral y con este tipo de actuaciones y de convocatoria se consigue “estar” de cara al electorado, se ahorra en propaganda directa y se utiliza a los informadores de los medios de comunicación como cadena de transmisión de las propuestas y de las opiniones de ese grupo político en concreto.

Lo difícil es convocar puntualmente, cada siete días, en torno a una cuestión puntera que a todos interese. Porque, lo equivocado de las convocatorias de la Coalición, aparte del tono que utilizan que es muy poco didáctico, es que se dedican a exponer problemas de manera abrumadoramente sistemática, existen “este, este y este problema”. La respuesta inmediata sería “Muy bien ¿Y qué? ¿Tiene usted propuestas concretas escritas en negro sobre blanco y letra redondilla Arial-12 para solucionar ese problema? ¿Ha estudiado la materia, se ha asesorado con expertos y ha dado con la clave para solventar el tema?. Porque se trata de estudiar, con codos, de analizar las cuestiones, de buscar alternativas novedosas, de resolver con coherencia, conocimiento y rigor el problema pendiente. Por el bien de la colectividad, por aportar algo positivo, por hacer evolucionar y mejorar al espectro social en su totalidad, con independencia de sus características, ideas o sustratos.

Hacer y aportar algo bueno. Y que a todos beneficie. Hacerlo con generosidad, sin afán de protagonismo ,huyendo de la exaltación del “yoísmo”, hacerlo por arrimar el hombro en la tarea del progreso ciudadano, sin buscar “el voto”, sin tratar de rentabilizar las ideas brillantes ni las propuestas novedosas que, a la postre, se rentabilizan. Porque los ciudadanos se dan cuenta y aprecian el comportamiento de cualquier político cuando este demuestra rectitud, coherencia, positivismo, colaboración absoluta sin afán de protagonismo de cara a la consecución de logros comunes que en todos repercutan. Y lo digo desde la experiencia de haber vivido y escrito desde y sobre política desde las primeras elecciones democráticas, estando esta escribidora en tercer año de la carrera. En el juego político el ser un excelente ser humano y tratar de demostrarlo tiene dos consecuencias : se aprecia por parte de la ciudadanía y a la larga se amortiza con creces.

Por eso, cuando, en la rueda de prensa de la citada Coalición, uno de sus representantes solicitó ácidamente que “durante el periodo electoral no se proceda a la inauguración de ninguna obra pública porque sería electoralismo” me pareció estar ante la muestra más flagrante de estulticia y de mezquindad que pudiere acontecer en el devenir político.

Estulticia en estado puro e incontaminado por el mínimo atisbo de racionalidad o de coherencia. ¿Afán de electoralismo?. Es decir, el Gobierno decide ejecutar una determinada obra, se realiza la inversión, esa obra beneficiará de dos formas: como incremento patrimonial ciudadano colectivo y beneficio para la comunidad y como generadora de puestos de trabajo, lo que supone empleo y prosperidad para un buen número de familias, amén de los beneficios indirectos. El Gobierno lleva a cabo la obra. La finaliza y la inaugura, porque para eso la ha ejecutado, para que se utilice. Y no es “electoralismo” ni merece ser acusada de tal ninguna iniciativa que conlleve progreso y represente logros concretos y reales.

Paralizar inauguraciones, congelar puestas en funcionamiento y explicarle a los ciudadanos “Miren ustedes, hemos hecho esto, pero lo dejamos quieto hasta después de las elecciones para que Caballas no nos acuse de “intereses electoralistas” así que se esperan”. Estupor e incredulidad colectivos. “Pero, estos tíos ¿No han acabado la obra de los cojones? ¿Y ahora la paran? ¿Y que le va o le viene a Caballas, es que ellos han hecho algo o han puesto una piedra? ¡Esos están tontos y ustedes más tontos todavía!”.

¿Qué quieren? ¿Paralizar cualquier iniciativa de progreso de la ciudad hasta después de las elecciones? ¿Y que va a dar Caballas a cambio, aparte de lamentos en las ruedas de prensa? ¿Están al habla tal vez con empresas de energías alternativas para montar un parque eólico en la parte trasera del Hacho y generar energía a bajo coste para beneficiar a Ceuta? ¿Tienen ya los presupuestos para soterrar los contenedores de basura de toda la ciudad? ¿Han realizado gestiones al más alto nivel para que Inditex-Zara instale aquí sus fábricas y no en el país vecino ofertándole a la empresa todo tipo de incentivos y vacaciones fiscales? Propuestas concretas cero. Críticas y fulminaciones, acusaciones terroríficas y lamentos, todos los del Universo.

Tratar de frenar el progreso es una absurda estulticia. Y la ciudadanía no lo asume porque resulta inasumible. Máxime cuando a cambio se ofrece “la nada” en estado puro. Porque, en el fondo y en la forma “La Coalición es “la nada” en la oposición”.
 

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