Basta con entrar en internet en plan facebukero, para
toparnos con “la contra”, es decir, con nuestros detractores
“históricos” que andan rebeldes y enfurecidos, sintiéndose
frustrados e incluso huérfanos al haber sido despojados de
lo más selecto, genuino y representativo de su simbología
:el conejo.
Buscamos minuciosamente, página por página, por si el amable
animalillo orejudo se camuflara en plan gazapo, pero nada,
el bicho missing. Y el enfado monumental se dirige contra El
Pueblo y sus currantes, poco ha faltado para que nos acusen
de haber secuestrado a la tierna mascota y andar pidiendo un
rescate bajo la críptica amenaza de que, de no satisfacer la
petición, el conejo acabaría como vianda en la próxima
paella festiva de cualquier asociación de vecinos. De hecho,
algo se rumoreó de que teníamos al conejo cautivo y por eso
no han dudado en llamarnos “gentuza” entre otras lindezas,
amen de acusar de ser “fea” a la más linda de nuestras
redactoras, sí, presisamente a la que parece el personaje de
Lewis Caroll “Alicia en el País de las Maravillas”
¿Respuesta? ¡Más quisiera el gato lamer el plato!. ¿Les
parece correcto que se dediquen a adornarnos verbalmente con
los defectos más inimaginables porque, el jefe de ellos se
haya quedado sin conejo?No es justo y es “muy” incorrecto.
Se ve que no han hecho cursos de protocolo, aunque
faltaríamos a la caridad si lanzáramos la reflexión de que
no se trata de oponentes “malos” tan solo son cazurros en
plan baturro.Y eso no tiene nada que ver con el filme
“Nobleza baturra” que resultaba entrañable y lleno de
valores, sino que son catetillos en plan “Vamoavé” ¿Y por
qué? Porque no han estudiado protocolo y por lo tanto
ignoran las normas sociales exigibles para afrontar con
elegancia circunstancias traumáticas como lo es la
desaparición del que nunca fue lo suficientemente bien
llorado conejo. Por cierto ¿Habrá huído voluntariamente el
conejo de los cojones en el carro de Manolo Escobar?.
¿Y que relación tiene el berrinche por la falta de su
mascota con que reaccionen llamándonos “gentuza” a los de
este diario? Gentuza y feos. Vamoavé. ¡Mienten como
bellacos! Y falsean arbitrariamente la realidad, manipulando
arteramente los hechos, cuando hacen correr infundios llenos
de perversidad en los que nos imputan el secuestro del noble
animal. “El conejo-pendejo está missing por culpa de los de
El Pueblo, que son unos mafiosos malandrines”. ¿Nosotros
mafiosos-malosos?. El conejo-missing nos llena de zozobra y
no nos queda más remedio que echar mano a una de nuestras
fuentes, sí, ese que ejerció como mascota de esta casa y
luego se hizo autónomo por mor de mejorar su currículum
laboral y promocionar profesionalmente, exacto, nuestro
querido Jabugosaurio, mezcla de dinoasurio y de cerdo de
Jabugo, a quien adoptamos cuando se fugó de un parque
temático de Sevilla disfrazado con un chandall del Logroñés.
Ese mismo, que parece que lleva un viejo en la barriga de
como se expresa y de lo talentoso que es a la hora de
ejercer, previo estipendio, como fuente confidencial de
hecho nos comunica que, el conejoso revoltoso ni se ha
fugado ni permanece retenido contra su voluntad, sino que le
han “abducido”.
La reacción del director ha sido fulminante “¡Coño,
Jabugosaurio ¿Abducido? Que fuerte!” Y nuestra
mascota-confidente opina con sabiduría: “Pero ya no les
pueden echar a ustedes la culpa, porque les llaman feos y
gentuza pero, quienes parecen un contingente de alienígenas
cuando salen de trabajar son ellos y seguro que es tema de
“ajuste de cuentas ufológico” entre marcianos”.
La redactora que hizo un casting para “El diablo viste de
Prada” y a la que, los alienígenas, llaman fea porque no
tiene antenas ni consistencia de ameba, se inquieta “Leal
Jabugosaurio, dígame, ¿Y qu tipo de simbología les va a
representar en estos monentos luctuosos con el conejillo
abducido?” Nuestra fuente se estira la chaqueta del chandall
del Logroñés que utiliza para sus tareas profesionales
“Bien, he sabido que quieren realizar un acercamiento a la
tauromaquia, algo simbólico y a la par elegante,
representarse con un diario doblado o enrrollado, en
homenaje a los mozos de San Fermin y al idiosincrásico
periódico con el que pegan a los astados entre los cuernos,
es decir, que el tema es taurino y de cornamenta”. El
colectivo profesional a quienes denominan “gentuza”,
confundiendo el encantador populismo y el acercamiento a
todas las realidades sociopolíticas y espectros culturales e
inculturales, con vulgaridad y bajunerío corralonero, es
decir, nuestra peña de currantes, vilipendiados
colectivamente, tenemos la grandeza de espíritu de aplaudir
el prodigio de marketing taurino, los cuernos, a los astados,
el periódico de los sanfermines y de unirnos al dolor de
nuestros detractores por la abducción del conejo. Conejo que
se va cuernos que se anuncian. ¡Cuan conmovedor!. Nos
conmovemos y lo decimos. Y nuestro Jabugosaurio también se
conmueve porque, en el fondo, es un sentimental.
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