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OPINIÓN - DOMINGO, 27 DE FEBRERO DE 2011

 

OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

El carnaval de las velocidades
 


Quim Sarriá
quimsarria@elpueblodeceuta.com

 

Regreso a casa en coche.

Los límites de velocidad de la autopista C-31 han desaparecido.

Antes habían señalizado el largo recorrido desde la salida de Barcelona hasta la de Montgat (13.50 kms) en distintas velocidades, desde los 60 hasta los 80 km/h, siendo una medida tomada por el antiguo tripartito (PSC, ICV, ERC) que gobernaba la Comunidad Autónoma de Catalunya a través de la Generalitat.

Las alegaciones que presentaron, cuando implantaron esas medidas, eran la de reducir los riesgos de accidentes y la contaminación.

Ya escribí un artículo sobre ello, afirmando que eran medidas de ninguna manera compensatorias por cuanto esa autopista es la que menos accidentes graves ha tenido desde su apertura y, por otro lado, ir a menor velocidad sólo servía para que se acumularan los gases a lo largo del recorrido.

Con el nuevo gobierno de CiU en la Generalitat, y cumpliendo su promesa, han vuelto los límites de velocidad adecuados, 120 km/h.

Pero ahora…, nuestro gozo en un pozo. El Gobierno estatal ha decidido reducir la velocidad a 110 km/h en todo el territorio del país, alegando que así gastaremos menos petróleo.

La culpa la tiene el tirano de Gadafi ¿no?

Creo que los científicos matemáticos del país deberían realizar unos cálculos muy exactos para ver lo que realmente consume un coche.

Yo creo, con una ecuación sencilla: + velocidad + consumo – tiempo = - velocidad – consumo + tiempo consumiendo.

O en garabatos imaginarios: +(v)+(c)-(t) = -(v)-(c)+(t)

O mejor dicho: corremos a 120/h y gastamos 8 litros en una hora es, más o menos, igual a correr a 60 km/h, gastamos 6,6 litros pero tardamos dos horas que redundan en el consumo de combustible lo que se transforma en poco más de 9,2 litros. Hagan cuentas.

Sin contar, desde luego, en que la contaminación, que es la misma, se expande más en ese tiempo largo.

Hice la prueba de fuego. Un viaje a Madrid a 120 km/h. Consumí lo mismo al regreso a Barcelona corriendo a 90 km/h, aunque llegué tarde para presenciar el partido de fútbol.

Bueno, no se devanen los sesos. Como estamos en vísperas de Carnaval bien vale que disfracemos las ecuaciones.

El Gobierno dice que nos ahorraremos un pastón… ¿seguro? ¿no repercutirán en nosotros los gastos derivados de cambiar las señales y los plafones de todas las carreteras con rango de autovía para arriba? Si encima suben los precios del combustible… ¿Dónde ahorramos?

Si dicen que gastarán 250.000 euros en pegatinas con la nueva velocidad… seguro que recuperarán con creces esa cantidad gracias a las multas que recaudarán con esas medidas.

Como siempre: paga el ciudadano.

A los que nos mandan, que no le toquen los huevos.

Por cierto que nos estamos acercando a los EE.UU en materia de recaudación de impuestos. Hagan cuentas, excepto los profesionales evasivos. Estos saben lo que hacen y suele ser gente que siempre está arriba.

Tan arriba como los efectos mediáticos de una operación de tumor mamario. ¿Por qué no hacemos esa campaña mediática de todas y cada una de nuestras ciudadanas que han pasado por ese calvario?... claro, estas no se presentan a elecciones ni las votan.

Muy oportuna la triunfal entrada en un hospital, y posterior salida, con elecciones cercanas. La vena maternalista y/o paternalista de los madrileños suele ablandarse con esas escenas.

Una mujer de bandera, aunque a mí no me guste como política, es la vasca que pasó por el mismo episodio y decidió retirarse. Eso es ser mujer valiente.
 

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