Descoordinación en las formas y desconexión total en el
fondo, estas son las características que parecen presidir
las actuaciones de la Coalición. De la ponderación de
Mohamed Alí, que da por cerrada la artificiosa polémica del
“racismo”, a las fulminaciones escritas de Aróstegui desde
el trampolín dialéctico que le oferta generosamente un medio
de comunicación.
Cada cual por su lado y atendiendo a sus propios impulsos.
Alí no tiene interés en seguir polemizando con el asunto de
la ex -consejera Carolina Pérez aunque “se muestra
convencido de que volverá a salir esta cuestión en la
campaña electoral” . Y por supuesto que saldrá, siempre que
sea su formación política la que lo saque, así que “no
saldrá” exactamente sino que “lo sacarán” para tratar de
obtener algún rédito político, lo que es humano, imprudente
pero humano. Cuando se disponen de escasísimas herramientas
ideológicas y un poder de convocatoria bastante escaso, es
normal tratar de rentabilizar errores ajenos y e intentar
manipular la realidad. De forma imprudente porque “crear” la
polémica en base a factores irrelevantes y hacerlo de manera
tan artificial ,no suele aportar elementos auténticos y
válidos capaces de convencer al electorado. Pero allá cada
cual con su marketing y su estrategia política.
Del atisbo de sensatez de Mohamed Alí a la indignación
cronificada de Aróstegui y su manía persecutoria, con
auténticos bisos de fobia insana, contra el PP. De tachar a
la inmensa mayoría de los ciudadanos de fanáticos y
racistas, pasa a acusar a los Populares de “albergar el voto
racista trashumante”, como si los votantes fuéramos ganado
bovino en la labor de pasearnos por las cañadas reales. ¿Y
por qué “trashumante”? ¿Se entiende que gozamos de movilidad
por tomar, algún que otro fin de semana, el barco?
¿Consistirá la “trashumancia” en que van a cambiar en mayo
la ubicación de los colegios electorales y vamos a tener que
estar de acá para allá para votar?.
Curioso calificativo. Absolutamente novedoso. ¡Chapeau!. Y
ven que no lo tomamos a mal sino que nos sentimos “muy”
intrigados ¿Cómo “se será” racista “trashumante”?. ¿Es lo
suficientemente astuto Aróstegui para, estando como está,
haber tramado una denominación calumniosa que entre dentro
de los límites del “delito imposible”?. Acusar abiertamente
de ser racistas a miles de personas entra dentro del tipo
penal de calumnia, pero al añadir el calificativo de
“trashumante” la calumnia inicial se transforma en una
especie de delirio paranóico, totalmente extravagante.
¿Estará el sindicalista buscando la eximente incompleta de
trastorno mental para eludir responsabilidades? ¿Irá en pos,
por el contrario, de que entiendan la existencia de una
atenuante muy cualificada con el grado de inimputabilidad
inherente a los comportamientos neuróticos para eludir la
acción de la Justicia?.
Todo esto forma parte de algún tipo de conspiración, eso es
innegable y aquí se va a jugar con el Principio de Igualdad
reflejado en el art.14 de nuestro Texto Constitucional que
viene a decir que, ante supuestos análogos, idéntico
tratamiento jurídico. Que yo sepa nunca se ha condenado a
nadie por calumniar a un tipo llamándole “racista quieto” y
por analogía no podría condenarse por llamarle “racista
trashumante”. ¿Forma todo “esto” parte de una trama
conspirativa para elucubrar “delitos imposibles” en base a
un comportamiento psíquicamente insano, lo que conllevaría
el ser parcial o totalmente inimputable?. Lo lastimoso es la
insistencia del factotum de la Coalición en ofender y
predicar comportamientos delictivos por parte de los miles
de votantes del PP. Y lo lastimoso también es que Mohamed
Alí anda por medio, probablemente sin quererlo, más que
presumiblemente discrepando con la agresividad dialéctica de
su socio que a todas luces le perjudica. La descoordinación
en las formas está cantada.
Y la desconexión en el fondo es más que una evidencia. De la
mesura de Alí a la furia sin límites de Bernet, cercana a
Aróstegui con su cantinela “El PP abusa. Abusa de la
ignorancia de la mayoría…” Es decir que, si para Aróstegui
somos racistas trashumantes para esta somos “ignorantes”. La
mayoría de los ceutíes votantes del PP es “ignorante”,
afirmación vejatoria que implica menosprecio hacia la
ciudadanía. Relativamente. Querella por injurias y
declaración “Quería referirme a una ignorancia generalizada
acerca de la física cuántica y de la metafísica”. En verdad
la física cuántica abruma un poco y la metafísica un mucho.
Siempre existen márgenes. Hasta para las trashumancia.
Pero no para barbotear sobre el “Recordando que es gerundio”
donde se llega al delirio de acusar al PP de “Utilizar
recortes de prensa de la época (de Aróstegui) sin
contrastar”. ¿Sin contrastar? Se contrasta una información,
pero no “un recorte de prensa que contiene una información”
de hace años. En Derecho, los indicios se contrastan con la
realidad para obtener las pruebas.
Pero los hechos publicados antaño en un medio que, sin duda
estarían cumplidamente contrastados, porque de lo contrario
hubieran acabado en querella y existiría sentencia firme
¿Cómo van a “contrastarse”? ¿Y con qué? ¿Con la versión
interesada de una parte? Eso no sirve. Y encima, la propia
acusa al PP de que “No existe la mínima intención de
análisis o debate”.
¿Análisis o debate de qué y con quien? La prensa publicó lo
publicó y esa es la síntesis, el análisis lo harían antes
los redactores. Pero ¿Pertenecerían los redactores a la
categoría de “racistas trashumantes”? No, creo que por aquel
entonces no. Y Mohamed Alí recibiendo rociadas indirectas
por todas partes, Aróstegui es el aspersor y el otro el que
acaba empapado, sin comerlo ni beberlo. El primero dale que
te pego con el racismo y haciendo moralina lacrimosa y
ventajista, amen de la trashumancia y las cañadas reales ¿O
será una piadosa referencia al Buen Pastor? ¿O tal vez al
salmo de David “Yaveh pastor del justo”? y el segundo cada
día más demudado recibiendo el chaparrón, en absoluta
desconexión de estilo con su coaligado.
Coaligado que termina la rueda de prensa semanal,
instrumento impagable para demostrar que “existen”, con una
afirmación “Sobre el Ayuntamiento hay una manta de
corrupción”. Racistas, trashumantes, ignorantes y corruptos…
Bueno, al menos no ha dudado de la honorabilidad de nuestras
madres y vista su trayectoria, podemos considerarnos muy
afortunados. Doblemente afortunados, ni nos ha llamado
públicamente hijoputas ni todavía nos ha pegado. Y es que,
el hombre, a la postre, está como está y de seguir en esa
espiral conseguirá ser más inimputable que el sagrado
“Corderillo Pascual”.
¿Comprenden la asociación? Cordero, trashumante…
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