El mundo está de juerga. Una
juerga a base de pólvora y balas.
Todo lo que ocurre en los países de mayoría islámica, Túnez,
Argelia, Egipto, Yemen, Barhein, Marruecos, etc., tenía que
haber ocurrido años ha.
El feudalismo no encaja ni en el siglo XX ni en el actual y
eso es lo que ha conducido a esos países a descubrirse a sí
mismos.
La ventana virtual abierta al mundo occidental, Internet, ha
abierto los ojos a unos incrédulos ciudadanos que seguían a
ciegas las consignas de sus respectivos y acaparadores
líderes que se burlaban, y siguen burlándose, de la
ignorancia supina de sus propios ciudadanos para
enriquecerse continuamente hasta límites insospechados y sin
necesidad alguna, la de enriquecerse más y más empobreciendo
a su país.
Los sátrapas, en el sentido peyorativo hacia la persona que
gobierna despóticamente, son unos males que hay que
erradicar firmemente.
Si es por su propio pueblo, mejor.
Esos países que envían inmigrantes a Occidente tienen
recursos propios que los harían autosuficientes para
mantener a su población por encima de los niveles de pobreza
con los que vienen caracterizándose.
El uso y abuso de esa riqueza por parte de los sátrapas y
sus familiares no puede quedar impune si no fuera porque los
líderes de los países denominados demócratas les siguen
haciendo el juego.
La codicia es un vicio sublime que se caracteriza por una
belleza extrema, que produce en el que la percibe una
pérdida de la racionalidad, una identificación total con el
proceso de enriquecimiento a toda costa, sin necesidad de
querer atesorarla.
El continuo abuso y la impactante publicidad de los factos
de esos gobernantes, junto con la información que dan sus
propios conciudadanos emigrados a países occidentales, harán
que las cosas cambien radicalmente en esos países súper
explotados por sus líderes.
Ya habrá tiempo en que esos ciudadanos no miren tanto a la
religión, con rezos no se vive, y piensen en recuperar su
propio país para beneficio de todos.
Sin embargo, debemos tener en cuenta el gran número de
lacayos de esos nefastos líderes. Lacayos que comen de su
mano directamente y que, lo mismo que sus respectivos
“padrinos”, no quieren perder lo conseguido.
Se vislumbran baños de sangre merced, precisamente, al
dinero atesorado y robado por los sátrapas. No dudan en
usarlo para comprar mercenarios que asesine a su propio
pueblo, con tal de seguir llenando sus arcas personales.
Dejemos esto. Pasemos a lo nuestro.
Lo que vaticiné en un artículo ya publicado hace meses,
Rajoy se mete el mismo un gran supositorio.
Lo que está haciendo Rajoy, y con él todos sus partidarios,
es ni más ni menos que una actitud de sátrapa en ciernes.
Si permite que afiliados a su partido se presenten a
elecciones, sabiendo como sabe que están imputados, no tiene
nombre.
Nos está demostrando que, cuando el gobierne, dará carpetazo
a todos los asuntos judiciales que afecten a miembros de su
partido… sus propias palabras contra los jueces, fiscales y
fuerzas de seguridad así lo demuestran. Tengo recopilación
de todo lo dicho por Rajoy y los demás. Sobre todo de
Arenas.
Su postura en el Congreso, cuando lo de la celebración del
23F ha quedado retratada en mi retina, y en la de muchos,
como una burla al país. Configurada en sus declaraciones
contra Zapatero en tan señalada fecha.
De tal palo tal astilla.
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