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OPINIÓN - VIERNES, 25 DE FEBRERO DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

Hace un año que murió Mustafa Mizzian
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

El martes pasado, en una conversación de mediodía, alguien sacó a relucir el nombre de Mustafa Mizzian, e inmediatamente caí en la cuenta de que se me había pasado la fecha de lo suyo sin mencionarle. Así que he decidido transcribir literalmente la columna que le dediqué horas antes de conocer su fallecimiento.

“Todos los días me acuerdo de él. Y todos los días suelo preguntar por él a sus más íntimos. De Mustafa Mizzian debo decir que jamás, ni siquiera cuando yo no estaba de acuerdo con su modo de actuar y lo hacía público, se permitió un mal gesto contra mí ni, mucho menos, me mostró su desaprobación.

En cuanto me toca hablar de MM, fundador del Partido Demócrata y Social de Ceuta, no puedo por menos que acordarme de aquella noche de junio de 1999 en la que el GIL arrasaba en las urnas y parecía que caminaba con paso firme hacia la conquista de una mayoría que le permitiera gobernar sin que nadie le tosiera.

En la sede del Partido Popular, entonces en Real 90, a medida que avanzaba la noche e iban llegando las actas de las mesas electorales, cundía el pesimismo. La derrota de los populares se estaba produciendo y desde ese preciso momento empezaron a desatarse las iras contra Jesús Fortes. Quien permanecía en la Delegación del Gobierno.

Aquella noche de junio, en el patio del edificio que albergaba la sede de los populares, a mí me tocó oír opiniones contrarias a un JF que hasta entonces había sido adorado por los mismos que ante la más que segura derrota no dudaban ya de sacarle la piel a tiras. Pero no crean que quienes despellejaban a JF eran militantes populares de decir amén a todo, sino cargos destacados que empezaban a darse cuenta de que se les estaba acabando el chollo de mandar. No todos, claro está, que los había fieles al jefe en momentos donde los votantes del GIL atronaban las calles con sus gritos de entusiasmo y sus cánticos de victoria.

Pero esa noche, a mí se me ocurrió decirle a alguien, cuyo nombre debo silenciar, que dejara el pesimismo a un lado porque los votantes del PDSC no habían dicho la última palabra. Y acerté. Una vez más mi intuición me había puesto en el buen camino. De ahí que una hora más tarde, sentí una enorme alegría al percibir con toda claridad, desde el patio del edificio de Real 90, la explosión de júbilo expresada por los componentes de una caravana de coches, todos seguidores de MM, porque habían obtenido tres escaños. Los que, junto a los dos obtenidos por los socialistas, darían a Jesús Fortes la oportunidad de seguir siendo presidente de la Ciudad.

Mustafa Mizzian, Mohamed Chaib y Hakim Abdeselam, tres políticos de religión musulmana, tuvieron la oportunidad, a partir de esa noche de junio de 1999, de aceptar mucho dinero por parte de quienes querían asegurarse el poder omnímodo de la ciudad; es decir, el GIL. Pero los tres decidieron ayudar a Ceuta, por encima de todo, poniéndose al servicio del PP.

Y los tres pagaron muy caro su comportamiento. Los dos primeros fueron enjuiciados y ambos se resintieron físicamente. ¿Casualidad…? Vaya usted a saber”.

Esta columna fue escrita horas antes de tener yo conocimiento de la muerte de Mustafa Mizzian. Con quien tantas veces compartí charla y al que aprecié lo suficiente como para recordarle cuando se ha cumplido ya un año de lo suyo.
 

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