PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - JUEVES, 24 DE FEBRERO DE 2011

 
OPINIÓN / EL 7º DE MICHIGAN

El burro y la manzana

Por Fidel Raso


A lo largo de los últimos meses he seguido con especial interés las opiniones que sobre el Auditorio de Siza se han hecho públicas en la ciudad de Ceuta. No es mi deseo ocupar esta privilegiada tribuna para contradecir ninguna, más cuando han quedado registradas muchas de ellas sobre papel prensa o en soporte sonoro para que las hemerotecas nos dejen retratados a todos en este punto.

Mi opinión es clara y la vuelvo a reiterar: Siza es un genio, y la Manzana una gran obra. Todas las opiniones son respetables, pero algunas incitan a la pena por el léxico. Un léxico vulgar, pobre, insultante y unidireccional hasta el aburrimiento.

Como periodista me he implicado sobre este asunto ante ustedes con la mejor de las intenciones. Una minoría ha respondido insultando al autor, y no sus argumentos, y otra parte, me consta, ha actuado con criterios propios de aprobación o crítica en los términos educados de los que hacen gala. En mi tierra vasca solemos decir que “sólo se tira piedras al árbol que da frutos”, para añadir, también, que “El sabio, como el manzano, cuanto más cargado más bajo”. Metáforas que dedico a Alvaro Siza, entre algunos otros.

Hoy es un día grande para Ceuta. Algunos no quieren participar en él, y espero que no se lo devuelvan con la misma moneda más adelante. Nunca es agradable restar a lo bestia.

Por mi parte quiero invitarles a compartir una fábula que me enseñaron en mi infancia y que encuentro escrita como la transcribo. Sobre ella dijeron que en realidad era un cuento, incluso de autor desconocido. Es la siguiente:

Un abuelo y su nieto emprendieron un viaje y se hicieron acompañar por un jumento que les hiciera más liviano el recorrido. El niño iba sobre el burro y el abuelo caminaba al lado del animal. Cuando pasaron por un pueblo, los lugareños comenzaron a exclamar:

-¡Qué vergüenza! ¡Lo que hay que ver! El pobre anciano debe ir a pie, mientras el niño lo hace sobre el burro. ¡Es inadmisible!

Ante tales comentarios decidieron que el abuelo fuera sobre el burro y el niño a pie.

Pasaron por otro pueblo y los habitantes del mismo, al verlos pasar, dijeron:

-¡Qué falta de caridad! ¡Es inexcusable! El hombre cómodamente viajando sobre el burro y el niñito va a pie. El abuelo y el niño optaron por subirse al burro y al pasar por una aldea, los aldeanos empezaron a increparles:

- ¡Sois unas malas personas! ¡Qué crueldad! ¡Pobre burro! ¡Los dos subidos sobre él! ¡Mereceríais que os diéramos una paliza!

Entonces el abuelo y el nieto decidieron caminar junto al animal, sin montarlo. A pasar por otro pueblo, la gente se burló de ellos:

-¡Qué par de tontos! ¡Vaya bobos! ¡Tienen un burro y van a pie! Son estúpidos donde los haya.

Mientras los tres seguían impasibles su camino, el anciano le dijo al muchacho:

-Querido nieto, ¡ojalá las personas fueran tan fieles y bondadosas como ese animal que nos acompaña! Pero saca de esto una lección para tu vida: siempre habrá gente desaprensiva que nos criticará.

Somos así, qué le vamos a hacer. Si ustedes me preguntasen cuál sería mi opinión sobre tan poliédrico asunto les diría con sorna que no hicieran caso a lo que escriban determinados periodistas, ya que lo que más les gustaría sería primero matar al burro, después que al abuelo le entrase de inmediato alzheimer y que el niño se perdiese junto a un barranco.

Disfruten de sus opiniones libres y serenas. Compartan con los discrepantes un futuro común sobre una obra arquitectónica única y ayuden al burro, al abuelo y al niño. Pero por favor, que los asesinos de burros no les arrebaten el sueño por poco más de un euro.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto