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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 23 DE FEBRERO DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

Fecha de referencia en España
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Decía un político ayer, o anteayer, qué más da, que el 23-F se ha convertido en la principal referencia para los españoles en la misma medida que lo es el asesinato de John Fitzgerald Kennedy para los estadounidenses. Y puede que lleve razón. Aunque convendría aclarar que semejante referencia es válida solamente para las personas que vivieron aquel intento de golpe de Estado sabiendo lo que nos esperaba en caso de que los golpistas se hubiesen salido con la suya, por haber pasado antes por el mal trance de una dictadura.

Por lo tanto, entre quienes no estaban entonces en edad de percatarse de lo que significaba esa invasión militar en el Congreso de los Diputados, por más que le hablen del asunto, siempre prevalecerá lo mismo: recordarán que el suceso les evitó tener que ir a la escuela, como a los niños de nuestra posguerra nos ocurría, y con regocijo, cuando Franco visitaba nuestro pueblo o pasaba por la carretera que lo circundaba camino de cualquier parte donde hubiera caza o pesca en abundancia y un rico dispuesto a ofrecerle su latifundio.

Por cierto, de la visita de Franco a mi pueblo de nacimiento, recuerdo yo que se alojó en la casa de Fernando A. de Terry, a escasos metros del penal que había ganado fama de ser el más duro y seguro de España, a pesar de las fugas sucedidas a lo largo de su existencia. Durante esa visita, se cuenta que el Caudillo de España se despertó bruscamente una noche al oír ¡centinela alerta! El grito llegó a sus oídos estremecido por el viento huracanado de levante y repetido de garita en garita en la extensa superficie que el penal ocupaba. De modo que nada más echarse abajo de la cama, le preguntó al anfitrión si era la Guardia Civil la encargada de mantener la vigilancia del recinto penitenciario, llamado la Victoria. Y al enterarse de que los vigilantes eran soldados de reemplazo, montó en cólera y pocos días después fueron relevados por miembros de la Benemérita.

A lo que iba, y perdonen ustedes la digresión, desde hace unos días, como cada año, la pregunta de los medios, dirigidas a personajes de la vida cultural, social y política española, es dónde estaba usted el 23-F, qué hacía y qué recuerda de aquellos momentos…

Y las respuestas, lógicamente, van acompañadas de anécdotas y comentarios muy distintos. Y cada cual arrimando el ascua a su sardina. De entre ellos, le oí decir lo siguiente a un político destacado, cuando se alabó el valor demostrado por Adolfo Suárez y Gutiérrez Mellado ante la presencia intimidatoria del teniente coronel Tejero Molina, pistola en mano… “Yo creo que valientes fuimos todos los diputados al no enfrentarnos a los guardias para evitar un baño de sangre”.

La contestación me pareció correcta. Pero creo, aun con el paso de los años, que no era necesario provocar pero mucho menos esconderse debajo de los asientos, como hicieron no pocos padres de la patria. Dando muestras de un miedo cerval a un teniente coronel ridículo y que parecía un personaje salido de cualquier historia relatada por el mejor Valle-Inclán. Menos mal que la firme actuación del rey don Juan Carlos salvaría a España de semejante mamarrachada. Eso sí, efectuadas las consiguientes detenciones, aún creemos que gran parte de la trama ha quedado oculta.
 

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