Como siempre que entran en juego
algún tipo de cacerías, siempre hay alguien que sale al
paso, presentándose como impenitente defensor de los
animales, aunque días antes haya colocado a su padre y a su
madre, totalmente desatendidos, en alguno de los centros de
acogida de mayores, que no siempre están legalmente
controlados.
Es lo que hay, la nueva progresía se preocupa, a rabiar, por
el mundo de los animales, a los que se cuida más que a los
propios hijos y no digamos que a los antepasados.
Y es cierto que los animales, animan la naturaleza, la hacen
más completa, rellenan una parte que, de otra manera,
estaría vacía, pero lo que no podemos ignorar es que el
jabalí, en concreto, acarrea más problemas y perjuicios que
beneficios, para la propia naturaleza.
Y Ceuta, que por su propia estructura geográfica no parece
que esté en la situación más idónea para acoger camadas de
jabalís, en sus 18 kilómetros cuadrados, parece que está
contando, en sus montes, con más animales de estos de los
que uno hubiera podido imaginar.
Y la realidad, sin que sirva de precedentes, parece que ha
coincidido con los datos oficiales que se manejan en este
sentido, hasta el punto de que “unos informes técnicos
habían certificado que había superpoblación de jabalís aquí
en Ceuta”.
Esto no había escapado a lo que los conocedores del monte
habían detectado, desde tiempos atrás, cuando la asociación
de cazadores, pescadores y silvestristas, de nuestra ciudad,
solicitaron a la Consejería de Medio Ambiente, que se les
concediera un permiso especial, fuera de las licencias de
caza reglamentarias, para abatir jabalís.
Estos hombres, que conocen el monte como nadie, que patean
el propio monte, recorriendo sus trochas y todos sus atajos,
consideraban que los montes de Ceuta, en los pocos
kilómetros que tienen, estaban superpoblados.
Como no podía ser menos, porque lo contrario hubiera sido
ignorar la realidad, la Consejería concedió cuatro días para
estas batidas, días en medio de semana, el 15 y el 17, de la
pasada semana, así como el 22 y el 24 de esta que acabamos
de inaugurar.
Las dos jornadas primeras ya han dado sus frutos, en los que
se abatieron 10 jabalís, lo que indica que las apreciaciones
hechas con anterioridad tenían sus razones.
Ahora, mañana martes y el próximo jueves, ya veremos lo que
nos aportan, pero caigan los que caigan, lo que no va a
poder negar nadie es que se ha reducido grandemente el
peligro que significa la abundancia, totalmente
descontrolada, de estos animales por el monte, si es que no
salen a las vías públicas y añaden otros peligros, todavía,
más grandes.
Afortunadamente, cosa que nos alegra, incluso los mismos
Verdes no han puesto objeciones a estas batidas, o lo que
dicen:” la eliminación a través de una manera selectiva”,
pero cargando con toda la responsabilidad a Medio Ambiente
“si, en mitad de una batida, se cruza un inmigrante que esté
escondido por el monte y recibe un tiro”.
Aquí los problemas parece que surgen por parejas, por cuanto
el monte, aquí más que en ninguna parte, parece que está
siendo la guarida de animales descontrolados y de ciertos
tipos de personas, más descontroladas aun.
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