Stubby, Icebreaker, Sally seo, Pequeño Paul... Mil nombres
que derivan en uno solo: placer. Los juguetes eróticos, la
cosmética y los disfraces, en definitiva, el negocio del
sexo tiene cada vez más presencia en Ceuta. No importa que
haga frío, tampoco que las relaciones sexuales continúen
siendo, en ocasiones, tema tabú o que estemos en pleno
invierno. Ceuta es, por descontado, una ciudad caliente y
así lo demuestra este reportaje que pone de manifiesto la
importancia que los ceutíes le dan al sexo y a la variedad e
innovación dentro de nuestras relaciones sexuales.
El único sexshop de la ciudad no para de crecer. En un
principio su propietario, Emilio, no tuvo intención de crear
uno. En la tienda ‘Tentaciones’ de la calle Jaúdenes sólo se
vendían artículos para despedidas de soltero o lencería
comestible. Sin embargo, comenzó a recibir peticiones para
ampliar el negocio y, hoy, un almacén del establecimiento se
ha convertido en un completo sexshop. De hecho, la demanda
es tan importante que los pedidos a la península no dejan de
sucederse todas las semanas.
Emilio vende una amplia variedad de artículos. Vibradores,
estimuladores, bolas chinas, disfraces, columpios, muñecas
hinchables... Todo lo que sea para satisfacer la demanda del
ceutí. No obstante, las ganas de disfrutar del sexo siguen
estando reñidas con el pudor, y muchos de los pedidos que se
reciben se realizan a través de Internet. De hecho, y aunque
pueda sorprender, es el hombre el que muestra una mayor
vergüenza, “la mujer es más deshinbida en estos temas, al
hombre le cuesta más porque parece que regalar un vibrador a
su pareja le resta virilidad”, señala el dueño de
Tentaciones.
Una sesión de ‘tuppersex’
Sin embargo, no sólo de juguetes eróticos se sustenta este
negocio. La cosmética también juega un papel fundamental. EL
PUEBLO quiso vivir in situ una de las famosas reuniones ‘tuppersex’.
Para ello, nos desplazamos hasta la casa de Laura Pareja,
lugar de celebración de este tipo de encuentros. Laura es la
asesora de ‘La Maleta Roja’, empresa de ámbito nacional con
una cada vez mayor aceptación. Laura se tomó muy en serio la
sesión concertada con el periódico. Ambientó su casa con una
de las velas que se comercializan, y allí comenzó a
desgranar los secretos de esa maleta roja que tanto nos
estimula...
La primera parada en el camino llegó de la mano de la
cosmética, el aspecto más demandado por las caballas. Sin
embargo, es una cosmética con mucho truco. Un mundo de
sensaciones al alcance de cualquier bolsillo. Desde aceites
para masajes hasta velas que, una vez derretidas, se vierten
sobre el cuerpo para que la pareja pueda lamer todo el
cuerpo.
Comenzó en mayo a ejercer como asesora de esta empresa.
Aunque no llegue a ser un empleo a jornada completa, Laura
está satisfecha con los resultados obtenidos en Ceuta, a
pesar de es “una ciudad pequeña” y no es posible realizar
reuniones todas las semanas. La época más floja es,
curiosamente, en la que se suele practicar más sexo: el
verano. La llegada del verano benefició el negocio y ahora
puede llegar a organizar una reunión por semana.
Para disfrutar de una ‘tuppersex’ no hay un perfil definido.
Desde jóvenes de 20 años hasta mujeres de más de 60, además
de despedidas de soltera. Las de mayor edad, de hecho,
suelen comprar más, y los pedidos, en ocasiones, pueden
llegar a sorprender, “una señora mayor compró hace poco uno
de los vibradores con mayores dimensiones, el ‘icebreaker’ y
señaló que era para ella, no para ningún familiar”.
Las sesiones suelen durar más de dos horas y pueden llegar a
asistir más de 15 personas aunque nunca “menos de 8, es el
número mínimo que solicito”. Las asistentes no tienen la
obligación de comprar y, en el caso de que sí lo hagan, los
pedidos se realizan en la intimidad, “suelen tardar una
semana y la clienta viene a recogerlo a mi casa”.
Uno de los productos que más se vende es el ‘Volaré’, un gel
para el clítoris que potencia “las sensaciones”. También hay
lubricantes de sabores, como melón, mango o chupachups, que
pueden utilizar aquellas mujeres a quienes no les guste
practicar felaciones o cuando el pene desprende un olor
desagradable. En el caso de que se quiera despertar el deseo
en los hombres, ‘La maleta roja’ vende un perfume para
potenciar las feromonas, “te aseguro que funciona”, reconoce
Laura.
De la cosmética pasamos a los juguetes eróticos. Y ahí la
variedad se multiplica. Desde patitos vibradores para
disfrutar de un baño muy estimulante, hasta un sinfín de
vibradores y estimuladores para todas las preferencias, “los
más discretos son los que tienen forma de barra de labios y
se pueden llevar en el bolso”. No obstante, para quienes no
les importe la discreción, están los vibradores más potentes
que llegan a estimular el clítoris y el punto G. El más
curioso: ‘el realista’, una réplica exacta del pene de un
hombre que se adhiere a cualquier superficie para que la
mujer se pueda balancear encima.
La última parada es la lencería. Disfraces de enfermera, de
policía, mallas de rejilla... ‘La maleta roja’ o
‘Tentaciones’, el consumidor elige con qué quiere ampliar
sus horizontes sexuales. No obstante, el mayor estimulador
no es un ‘icebreaker’ o un disfraz pecaminoso, sino la
imaginación y las ganas de disfrutar del sexo.
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