Una “moda” que se va pasando, más
de la cuenta, y que va siendo hora de atajar, por las buenas
o por las malas.
No es demasiado conveniente irse acostumbrando a aceptar una
“barrabasada” tras otra, porque, en ese caso, lo que es
contrario a la correcta convivencia se va a tener por normal
y de aquí al caos y a la barbarie no habrá ni un paso.
Sé que es muy complicado cortar de raíz una serie de
fenómenos que se vienen dando, ahora con más frecuencia que
nunca, y es muy difícil cortarlo, porque por los puestos de
responsabilidad, desde donde había que frenar todo lo
anormal, ha pasado lo más “florido” de la política de los
irresponsables que consideraban “intocables” ciertos
asuntos, para ellos mantener el tipo ante Madrid.
Esos “pájaros trigueros” cumplieron o les hicieron que se
cumpliera su etapa aquí, se fueron a su casa o a otro
“chollo” que les tenía reservado la política de su partido y
aquí dejaron “el mochuelo” agrandándose cada semana un poco
más.
Y Ceuta, que ahora tiene ese problema, en muy contadas
ocasiones ha levantado la voz para exigir que se impusiera
un plan de total seguridad y se terminaran ciertos “Ghuetos”
que iban creciendo a pasos agigantados.
La política de “guardar” las cosas molestas ha imperado aquí
y cuando, a finales de los años 70, alguien joven se atrevió
a ir sacando estos problemas a la luz, como hizo Tato
Ferrer, desde el único medio escrito que había, en aquel
momento, en Ceuta, entonces lo mínimo que se le llamaba era
“niñato”, porque estaba claro que, si se iba aquello, más de
uno o más de una docena vería de qué manera el servicio casi
gratis, que tenía, se le iba a acabar.
Pero es más, a día de hoy, al menos los lugares oficiales
siguen teniendo una especie de “veto” al propio Tato Ferrer
para que, ni con PSOE, ni con UCD, ni con PP haya tenido,
como periodista que es, y ceutí, un cargo en ninguno de los
gabinetes de prensa de la ciudad, mientras que quienes han
llegado con medios de comunicación de fuera, que estuvieron
en Ceuta “cuatro lunes”, para que no molestaran y no dieran
dolores de cabeza a ciertos organismos, por ejemplo la
Ciudad, hayan logrado un puesto, siguen ahí y parece que han
descubierto la pólvora en la información.
Un ceutí que denunció hace 33 años lo que se venía encima,
para que se cortara, parece proscrito a todo lo oficial de
Ceuta. Es incomprensible, pero es algo de Ceuta.
El penúltimo, no digo el último, porque no descarto que
cuando salga esta columna a la luz del sol no haya habido
algún otro más, fue la “quema” de un BMW abandonado muy
cerca de una vivienda del Príncipe.
Nadie sabe nada. Otro poco de chatarra más, una vez que los
vecinos, para evitar otro tipo de males mayores, empujaron
el vehículo, envuelto en llamas, hacia un barranco.
Naturalmente ¿Para qué va a decir nada cualquiera de los
vecinos que pudiera haberlo visto?. Guardan silencio unos,
porque no quieren tener problemas, otros porque no saben de
qué va la “bola” y otros... ¿Para qué seguir?.
Pero la pregunta debe ir por otro camino ¿Oficialmente
tampoco se sabe nada?. ¿Nuestras leyes nos defienden de
verdad?. Alguna repuesta debemos merecer, eso al menos es lo
que yo pienso y lo que en Ceuta piensan muchas más personas.
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