José Antonio Carracao me
invitó a la comida que iba a dar su partido en el Hotel
Parador “La Muralla”, motivada por la visita de Leire
Pajín; ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad,
y también para que el secretario general de los socialistas
de Ceuta se proclamara oficialmente candidato a la
presidencia de la Ciudad. Y no tuve el menor inconveniente
en decirle que aceptaba.
Quince minutos antes de pasar al comedor, la sala de estar y
la cafetería del establecimiento estaban repletas de
militantes del partido. En ese momento, Pepe López Franco,
que tenía que cubrir el acontecimiento para la televisión
pública, se acercó a mí y decidimos sentarnos a la misma
mesa. De modo que pudimos recordar pasajes de cuando ambos
estuvimos trabajando en varios medios de comunicación.
Y debo decir que las relaciones entre PLF y yo, en aquellos
entonces, no fueron fáciles en algunos momentos. Pero no es
menos cierto, y es de justicia destacarlo, que nunca el
rencor anidó en nosotros ni, mucho menos, aprovechamos
nuestras diferencias para retirarnos el saludo. Así que
acerté plenamente al compartir mesa y mantel con quien,
nacido en Murcia, lleva ya la tira de tiempo ejerciendo de
ceutí.
Con los entremeses por delante, en un comedor abarrotado,
Milagros García Mateos, secretaria de organización y
relaciones institucionales, hizo de telonera… Fue breve, y
su laconismo recibió, como decían los gacetilleros taurinos
de otrora, el aplauso del respetable.
Ante el respetable discurseó José Antonio Carracao mejor que
nunca le había visto yo. Hubo momentos en los que se sintió
seguro, muy seguro; prueba evidente de que no ha dejado de
prepararse y, por tanto, da muestras palpables de tener ya
tablas suficientes para hablar en cualquier foro
Aunque José Antonio Carracao sabe, sobradamente, que las
urnas volverán a serle favorables, con una mayoría
apabullante, a un hombre cuya forma de ser sigue
conquistando la voluntad de innumerables ciudadanos. Y que
contra la atracción que ejerce Juan Vivas sobre la
gente, poco o nada se puede hacer, si no es seguir luchando
para conseguir, al menos, liderar la oposición.
Lo mejor para esta ciudad, sin duda alguna, es que los
socialistas se conviertan en la segunda fuerza política más
votada. En vista de que todos los vaticinios aseguran,
nuevamente, que Vivas será el ganador absoluto. Así que le
dije a Carracao, en la sobremesa de una comida agradable,
tras la intervención de la ministra, que semejante logro
sólo les será posible a los socialistas haciendo uso y abuso
del entusiasmo. Un entusiasmo llevado a la calle para
contagiar a los que tienen dudas, pues los convencidos
seguirán votándoles.
Cuando la sobremesa estaba a punto de convertirse en
despedida, Carracao Meléndez y Milagros García, que
departían con la ministra en la mesa, reclamaron mi
presencia para que hablara con Leire Pajín. Y allá que fui
al encuentro de una mujer que no cesa de recibir denuestos
por parte de quienes no la consideran con talla suficiente
para ejercer tan alto cargo.
Le hice cuatro o cinco preguntas, algunas no esperadas por
la ministra, que pudieron ser el principio de una entrevista
con sabor. Pero yo no estaba de servicio.
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