Ingenieros de la empresa responsable de la escenografía del
Gran Teatro Auditorio de La Manzana del Revellín
supervisaban ayer la instalación de parte de la concha
acústica. Este es uno de los trabajos que marcan la recta
final de la obra, a falta tan sólo de seis días para el
concierto sinfónico inaugural, el próximo jueves, día 24.
Las entradas disponibles para el concierto inaugural, así
como las del que se ofrecerá al día siguiente, el viernes
25, estarán a la venta el martes en el PIC de Gran Vía. La
gala de inauguración será retransmitida por La 2 de RTVE, en
un programa presentado por Anne Igartiburu.
Ingenieros de la empresa responsable de la escenografía del
Gran Teatro Auditorio de La Manzana del Revellín
supervisaban ayer la instalación de parte de la concha
acústica. Este es uno de los trabajos que marcan la recta
final de la obra, a falta tan sólo de seis días para el
concierto sinfónico inaugural, el próximo jueves, día 24.
Según explicó el director del proyecto, de ‘Chemtrol
División Teatro’, la configuración del escenario del
auditorio del Revellín responde al estándar de una sala en
la que pueden ofrecerse tanto conciertos como
representaciones de teatro. La escenografía está compuesta
por una maquinaria superior y otra inferior. Desde la
primera pueden descolgarse todo tipo de decorados
correspondientes al espectáculo que se quiera ofrecer, desde
danza a teatro o cualquier tipo de música. “Aparte de eso
-indica el ingeniero- se instala una concha, una cámara de
conciertos, prevista para una orquesta sinfónica”.
La cámara de conciertos es modular, con dos techos y un
fondo también doble, al igual que lo son las paredes
laterales. Las frontales, la “boca” de la concha, es más
pequeña que la embocadura del teatro. “Cualquier cosa va a
ser más pequeña que la embocadura, porque en su diseño, Siza
la ha planteado muy grande”, subraya el técnico.
Y es que las dimensiones de las tablas que ha proyectado
Álvaro Siza para el Auditorio del Revellín son realmente
espectaculares, con 26 metros de largo y un fondo de 10,5.
La zona central del escenario es desmontable por módulos,
seis con unas dimensiones de 1,20 metros.
Además de las paredes frontales o “arlequines”, la cámara de
conciertos está cubierta también en su parte superior para
evitar que se vean las “tripas” de la caja escénica.
Cuando no haya programado un concierto sinfónico o de
cámara, estos elementos se almacenan suspendidos con unos
motores que son específicos para este fin.
En total, se han instalado 26 motores, varas motorizadas
para una carga bruta de 750 kilos, a los que se suman otros
cuatro motores laterales debajo de la primera galería para
trasiego de elementos de decoración. También hay un lote de
“cortes” manuales para poder colocar barras que sujeten
telas u otros objetos de poco peso que puedan elevarse a
mano y trasladarse.
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