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OPINIÓN - MARTES, 15 DE FEBRERO DE 2011

 

OPINIÓN / EL OASIS

Un castellano de recia cara
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Ocurrió hace ya bastantes años, que una funcionaria vino destinada a Ceuta, apenas Manolo Peláez fue nombrado Delegado del Gobierno. El primero de la democracia en una ciudad donde los delegados nunca gozaron de buena prensa y, por tanto, muchas veces fueron criticados acerbamente. Una actitud que no ha cambiado y cuyas causas ya hemos explicado en otras ocasiones.

Manolo Peláez y la funcionaria se conocían, pues habían trabajado juntos y ambos fueron nacidos en la misma tierra. Así que un día, cuando ya el Delegado del Gobierno se había dejado ver por “El Rincón del Muralla”, la funcionaria tuvo a bien compartir tertulia con los fijos del lugar. Y aquella mujer, sin venir a cuento, tomó la palabra para decir lo siguiente:

-Acabo de llamar a mi madre, a la que he dejado muy preocupada en Santander, para decirle que Ceuta no es lo que ella piensa. Un sitio donde los leones pueden verse a corta distancia y hay salvajes que viven acechando cualquier descuido para cometer fechorías.

Aquella mujer, tras lo dicho se quedó tan pancha. Mientras los allí presentes no sabían qué responder y sus caras mostraban un estado de incredulidad que les había dejado sumido en el mayor desconcierto. Aquella funcionaria no dejaba de ser una estúpida con un desconocimiento supino de España y un atrevimiento rayano en la necedad más absoluta. Una imbécil en toda regla. Y que tuvo la respuesta que sus palabras merecían: un silencio sepulcral por parte de los componentes de “El Rincón del Muralla” hacia una mema recién llegada.

A partir de aquel día, aquella señora no volvió más a pisar la esquina de la barra del hotel. Y Manolo Peláez, que era una persona excelente, curtido en mil batallas, supo pedir disculpas por el absurdo comportamiento de una funcionaria que él había recomendado.

Estoy a punto de cumplir treinta años como residente en esta ciudad, y, durante ese tiempo, he visto llegar a no pocas personas parecidas a la funcionaria. Las cuales desembarcaron en Ceuta convencidas de que estaban en posesión de conocimientos muy superiores a los que pudiera haber en la localidad. Y, desde el primer día, comenzaron a darse pote y a tratar de medrar sin pudor ni tacto alguno.

Algunas, la verdad sea dicha, salieron escaldadas. Pusieron muy altas sus miras y pronto se dieron cuenta de que sus aspiraciones se iban a quedar en nada. Casi todas eligieron afiliarse a un partido para medrar. Unas lo hicieron en el PP, otras en el PSOE, aunque las hubo que ya venían afiliadas pero vivían en la certeza de que ellas eran más listas y estaban más preparadas que las militantes nacidas aquí o que llevaban aquí toda una vida.

De tales personas, vengo observando que hay un individuo que se ha convertido en cabeza de serie de todos los agitadores políticos de esta tierra. Vino desde Castilla, hace nada y menos, con el carné de socialista en la boca. Llegó a ser director provincial de Trabajo. Y no dudó en armar la marimorena cuando comprobó que los suyos le dijeron que no le querían ver ni en pintura. Un proceder del cual yo fui testigo en el Tryp, el día en el cual Salvador de la Encina se vio acorralado.

Ahora, el individuo, aunque con la cara más abotargada, alardea de ser del partido “Caballas” a muerte. Sigue mejorando…
 

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