A estas horas, si la cosa se ha
cumplido, se habrá cerrado el local de Marbella en el que su
propietario, desafiando la ley antitabaco dejaba fumar en su
local. De momento se le pide una sanción de 145.000 euros, y
después será la justicia a que decida que pena va a tener el
propietario del local por desobedecer la mencionada ley.
La ley, indiscutiblemente, está para cumplirla. Una ley que
defiende a los fumadores pasivos que son, en definitiva,
quienes han ganado el asunto en detrimento de los fumadores
que, según algunos, nos hemos convertidos en un azote para
la Humanidad.
La anterior ley, esa que permitía fumar en determinados
locales, tenía un hecho igualatorio entre fumadores y no
fumadores. Por esa igualdad, aquel que no era fumador pues
podría entrar en los bares, restaurantes o locales donde
estaba prohibido fumar, mientras los fumadores teníamos
lugares para poder hacerlo. Una ley, la anterior, que desde
mi particular punto de vista era mejor que la actual.
Los fumadores pasivos, aquellos que injustamente se tienen
que tragar le humo que largamos los fumadores, están en su
derecho de no tener que hacerlo. Pero, del mismo modo, los
que fumaos también deberíamos tener algún derecho a echar
humo.
Bien que con ese humo podemos intoxicar a los fumadores
pasivos. Pero no es menos cierto, que le Estado el año
pasado recaudó la nada despreciable cantidad de 10 mil
millones de euros de los impuestos sobre el tabaco. Si tan
malo es el tabaco, la ley debería prohibir la venta de
tabaco en todo el territorio nacional. Como decía la sabia
de mí abuela: “muerto el perro, se acabó la rabia”.
Y ya que estamos en plan de prohibir todo aquello que es
malo para la salud, podríamos empezar por prohibir todas
esas grandes empresas que se dedican a tirar productos
tóxicos a nuestros ríos, algunos de los cuales están hecho
una auténtica mierda, así como aquellos vehículos que hacen,
en algunas ciudades que el cielo no se vea de color azul.
Y ya que hablamos de vehículos, en nuestras carreteras están
muriendo por accidentes de los mismos más personas que por
el tabaco. Por qué sabiendo la velocidad máxima que se puede
alcanzar en España, no prohibimos que se vendan vehículos
que superen esa velocidad. Con esta medida que duda cabe,
que se ahorrarían la vida de muchos de aquellos que tienen
accidentes por exceso de velocidad. Vidas, en la mayoría de
los casos, de gente joven que pisa el acelerador hasta donde
les permite la velocidad de su vehículo.
Si, no hace falta que me lo recuerden, en este asunto la
pregunta sería ¿quién le pone el cascabel al gato, ante las
grandes multinacionales de la venta de vehículos, sobre todo
los de alta gama?.
En fin, que como estás medidas de prohibir ese lanzamiento
de productos tóxicos a nuestros ríos o la venta de vehículos
que superen la velocidad máxima permitida en España, no se
va a llevar a cabo, los fumadores vamos a seguir tomando
nuestras copas y a la hora de fumarnos un cigarrillo,
tendremos que salir al “recreo”.
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