Dos inmigrantes procedentes de Siria ingresaron ayer en el
Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes (CETI) después
de pasar dos días deambulando por la ciudad, según
explicaron los propios sirios, que aseguran haber bajado del
barco cuando este repostó en el puerto ceutí en la madrugada
del viernes y en el que viajaban de “polizones”.
Una historia un poco peculiar y un tanto en cuarentena
aunque ellos mismos aseguran lo vivido hasta que ayer
ingresaban en las instalaciones del Jaral.
Dos inmigrantes sirios fueron acogidos en el CETI después de
haberse presentado por su propio pie en la Comisaría de
Policía e ingresando posteriormente en el centro alrededor
de las cuatro de la tarde.
Según lo relatado por los extranjeros, accedieron a un barco
en Turquía, en el que permanecieron escondidos durante toda
la travesía hasta que dicha embarcación atracaba en el
puerto ceutí alrededor de la una de la madrugada del viernes
para repostar combustible. Fue entonces cuando bajaron del
barco turco y se pasaron deambulando por la ciudad autónoma
durante dos días, en los que “conocieron a un argelino que
les dio de comer” hasta que ayer pasaban a disposición
policial para que les tomase las huellas dactilares, la
filiación y el traslado al Centro de Estancia Temporal para
Inmigrantes (CETI).
En un primer momento, los inmigrantes sirios explicaron
tanto a los policías como al personal del CETI que habían
viajado como “polizones”, claro que no es de extrañar, como
sucede en los últimos capítulos de la inmigración, que
fuesen las mafias las que, de alguna manera, propiciaran
este viaje de los sirios en dicho barco turco, que ya no se
haya en las aguas ceutíes. Estos dos inmigrantes sirios se
suman a los tres guineanos que ayer también ingresaban en el
CETI, sumándose estos cinco nuevos extranjeros a los 480 que
ya conviven en las instalaciones del Jaral.
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