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OPINIÓN - DOMINGO, 13 DE FEBRERO DE 2011

 
OPINIÓN / COLABORACIÓN

Cierran el Asador de Guadalmina
pero no las Herriko Tabernas

Por Nuria de Madariaga


¡Cuan audaces son los de la Junta de Andalucía! ¡Y cuanta testiculina le sobra al Gobierno de esta desdichada España! A Jose Eugenio Arias, el vasco propietario del Asador de Guadalmina que nos permitía a “sus” clientes fumar en “su” restaurante, le han clausurado el local. Con gran despliegue de medios, policía y mucha parafernalia, amén de una multa de ciento cuarenta y cinco mil euros. Más dinero que las responsabilidades civiles de los asesinos de ETA. Claro, Jose Eugenio es un vasco-español hasta los tuétanos e hijo de un empresario de los que, en los tiempos durísimos del terrorismo, tuvo que huir de su tierra, poner kilómetros por medio y alargarse a Marbella. O eso o el impuesto revolucionario.

¡Eso le pasa por ser español y proclamarlo! Si Jose Eugenio, en la juventud, se hubiera metido a la kale borroka, en plan abertzale y le hubieran metido preso y el papá de Jose Eugenio, en lugar del Asador de Guadalmina, con su rojigualda que no cabe en la pared, hubiera tenido una Herrico Taberna con fotos de asesinos bien enmarcadas, entonces nadie hubiera tenido cojones para toserle y encima, al papá de Jose Eugenio, el Gobierno Vasco, con el dinero de todos los españoles que madrugan, le hubiera financiado generosamente dietas, viajes en pullman, abogados y demás, para tener atendido a su niño asesino. Y en la Herrico Taberna montarían homenajes para festejar la muerte de inocentes. De ser de la izquierda abertzale, la familia Arias hubiera vivido feliz y contenta, protegida, subvencionada y sin huevos en España para cerrarles el garito. Además, si Jose Eugenio, salido de la cárcel por terrorismo, siguiera en tejemanejes, una de cal y otra de arena, extorsionando a empresarios y por eso le fueran a detener, un policía colega le avisaría por teléfono y puede que se armara un jaleíllo, un rifirrafe, unas cuantas pamplinas, pero los jueces y los fiscales ya se sabe… Y se está sabiendo.

Por cierto ¿Saben ustedes si le pusieron alguna multa al del Bar Faisán? Creo que no. La multa al hostelero vasco español, que ya vino al sur con el colmillo retorcido y habiendo pasado mucho susto y muchas fatigas hasta tener que escaparse. Porque, los vascos españoles que han tenido que poner tierra por medio, lo hacen después de haber pasado muchas horas de terror y muchos sobresaltos. Y mucho miedo.

De ahí el talante de Jose Eugenio Arias, alias “el Insumiso”, porque los huevos los echó bajo las amenazas de ETA y eso curte, te dota de un carácter especial, le tienes que echar raza al invento y mucho ADN. A un tipo de esos, bien curtidos, tenemos en este diario como fotógrafo, se llama Fidel y lleva en sí, como Jose Eugenio, lo mejor de los gazpachuelos genéticos, de meter en un frasco sangre vasca y celtíbera, astur y leonesa, meridional y atlante, se bate el mejunje y resulta un ali oli histórico, del que, en su día, copiaron la receta Asterix y Obelix para cocinar la poción de su caldero mágico.

El hostelero Insumiso lleva ya recogidas más de doscientas mil firmas, una semana antes de la clausura nos acercamos a Guadalmina mi amiguísima la Duquesa Eva de Hoces, de la Casa de Hornachuelos, descendiente de los grandes guerreros que conquistaron la ciudad de Córdoba y servidora, para aportar las trescientas firmas recogidas por esta Grande de España, activa militante de las libertades y fumadora de Ducados. Jose Eugenio estaba en Madrid, montando un chiringuito de recogida de firmas en las puertas del Ministerio de Sanidad y nos tomamos unos cafés con humo con su segundo de a bordo, Javier Milla Rodríguez. Café y unos pinchos vascos que quitaban el sentido. Entre “gente guapa” porque los fumadores que van-iban a Guadalmina eran guapos, mucho vasco y una evidencia cierta del principio antropológico de que “las rubias con mechas votan al PP” con la coletilla “y los señores interesantes también”.

¿Qué que hizo la alcaldes de Marbella la rubia con mechas Ángeles Muñoz? Pues tragar con el cierre. Que ya pagará el inglés el vino que se bebió y queda, si acaso, un año malo-malote y sabemos y nos consta, que “estos que están” tratarán de llevar por delante la política de “tierra quemada” como Atila y los Hunos y ya no dictan leyes, sino que dictan “venganzas”, para castigarnos y reprimirnos a todos los españoles que no les vamos a votar. ¿Qué sale otra encuesta con una ventaja de diez puntos para el PP? Pues ¡toma! Otra ley represiva e impopular, que perjudique a mucha gente, como esta ley antitabaco que ha supuesto pérdidas millonarias para el 86% de los hosteleros. Así arruinan más, arrasan más, pulverizan más, dañan más y joden más a los españoles por no querer votarles. También es humano, la venganza es una pura reacción química plasmada en negro sobre blanco y en letra redondilla ¿Qué nos vais a echar a la puta calle? ¡Pues os vais a enterar!.

“Estos de ahora” ya no legislan ni gobiernan “para” el pueblo, sino “contra” el pueblo. Pero contra ellos mismos no, tan solo hay que echar un vistazo al nuevo escándalo-ERE y a los trajinosos de la Junta de Andalucía y al Tribunal de Cuentas que le estarán parando cuando ha puesto el grito en el cielo y quiere investigar a fondo el despilfarro de millones de la inefable Bibiana Aido en el Ministerio-ficticio de Igualdad. ¿Qué dicen? ¿Qué si van a meter mano a Bibiana Aido, la Junta de Andalucía, el chivatazo del Faisán y demás horror-story?. No pueden, están ocupados clausurando el Asador Gualdalmina, echando a la calle a diecisiete padres de familia empleados y multando con una fortuna al Insumiso. Más pena, más paro, más pobreza y más ruina.

¡Que buena herencia envenenada se plantea dejarnos ZP!

Lógico que los ciudadanos reaccionemos, que los nuestros nos apoyen aunque nada puedan hacer, entre comillas, hasta dentro de un largísimo año, normal que aumenten los insumisos, normal que sean miles las firmas y normal que Rajoy de la cara por nosotros en el Parlamento.

Pero ¿Quién tiene la culpa de todo según la Junta de Andalucía? Pues la mamona de la familia Arias que ya podían haberse quedado en el País Vasco y volverse batasunos, que muy agustamente hubieran vivido y chupado subvenciones. ¿Saben que pasa? Que a los Arias les sale de los cojones ser españoles, sentirse españoles, saberse españoles y decirlo. Insumisos fueron al impuesto revolucionario y a “aquella” represión. Insumisos a “esta” represión. Y es que no lo pueden evitar tienen los huevos del toro de Osborne refrescados y puestos a punto por las brisas del Cantábrico y bien nutridos por los pastos fecundos de las montañas vascas paren ese prototipo. No lo pueden evitar.
 

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