¡Cuan audaces son los de la Junta de Andalucía! ¡Y cuanta
testiculina le sobra al Gobierno de esta desdichada España!
A Jose Eugenio Arias, el vasco propietario del Asador de
Guadalmina que nos permitía a “sus” clientes fumar en “su”
restaurante, le han clausurado el local. Con gran despliegue
de medios, policía y mucha parafernalia, amén de una multa
de ciento cuarenta y cinco mil euros. Más dinero que las
responsabilidades civiles de los asesinos de ETA. Claro,
Jose Eugenio es un vasco-español hasta los tuétanos e hijo
de un empresario de los que, en los tiempos durísimos del
terrorismo, tuvo que huir de su tierra, poner kilómetros por
medio y alargarse a Marbella. O eso o el impuesto
revolucionario.
¡Eso le pasa por ser español y proclamarlo! Si Jose Eugenio,
en la juventud, se hubiera metido a la kale borroka, en plan
abertzale y le hubieran metido preso y el papá de Jose
Eugenio, en lugar del Asador de Guadalmina, con su
rojigualda que no cabe en la pared, hubiera tenido una
Herrico Taberna con fotos de asesinos bien enmarcadas,
entonces nadie hubiera tenido cojones para toserle y encima,
al papá de Jose Eugenio, el Gobierno Vasco, con el dinero de
todos los españoles que madrugan, le hubiera financiado
generosamente dietas, viajes en pullman, abogados y demás,
para tener atendido a su niño asesino. Y en la Herrico
Taberna montarían homenajes para festejar la muerte de
inocentes. De ser de la izquierda abertzale, la familia
Arias hubiera vivido feliz y contenta, protegida,
subvencionada y sin huevos en España para cerrarles el
garito. Además, si Jose Eugenio, salido de la cárcel por
terrorismo, siguiera en tejemanejes, una de cal y otra de
arena, extorsionando a empresarios y por eso le fueran a
detener, un policía colega le avisaría por teléfono y puede
que se armara un jaleíllo, un rifirrafe, unas cuantas
pamplinas, pero los jueces y los fiscales ya se sabe… Y se
está sabiendo.
Por cierto ¿Saben ustedes si le pusieron alguna multa al del
Bar Faisán? Creo que no. La multa al hostelero vasco
español, que ya vino al sur con el colmillo retorcido y
habiendo pasado mucho susto y muchas fatigas hasta tener que
escaparse. Porque, los vascos españoles que han tenido que
poner tierra por medio, lo hacen después de haber pasado
muchas horas de terror y muchos sobresaltos. Y mucho miedo.
De ahí el talante de Jose Eugenio Arias, alias “el
Insumiso”, porque los huevos los echó bajo las amenazas de
ETA y eso curte, te dota de un carácter especial, le tienes
que echar raza al invento y mucho ADN. A un tipo de esos,
bien curtidos, tenemos en este diario como fotógrafo, se
llama Fidel y lleva en sí, como Jose Eugenio, lo mejor de
los gazpachuelos genéticos, de meter en un frasco sangre
vasca y celtíbera, astur y leonesa, meridional y atlante, se
bate el mejunje y resulta un ali oli histórico, del que, en
su día, copiaron la receta Asterix y Obelix para cocinar la
poción de su caldero mágico.
El hostelero Insumiso lleva ya recogidas más de doscientas
mil firmas, una semana antes de la clausura nos acercamos a
Guadalmina mi amiguísima la Duquesa Eva de Hoces, de la Casa
de Hornachuelos, descendiente de los grandes guerreros que
conquistaron la ciudad de Córdoba y servidora, para aportar
las trescientas firmas recogidas por esta Grande de España,
activa militante de las libertades y fumadora de Ducados.
Jose Eugenio estaba en Madrid, montando un chiringuito de
recogida de firmas en las puertas del Ministerio de Sanidad
y nos tomamos unos cafés con humo con su segundo de a bordo,
Javier Milla Rodríguez. Café y unos pinchos vascos que
quitaban el sentido. Entre “gente guapa” porque los
fumadores que van-iban a Guadalmina eran guapos, mucho vasco
y una evidencia cierta del principio antropológico de que
“las rubias con mechas votan al PP” con la coletilla “y los
señores interesantes también”.
¿Qué que hizo la alcaldes de Marbella la rubia con mechas
Ángeles Muñoz? Pues tragar con el cierre. Que ya pagará el
inglés el vino que se bebió y queda, si acaso, un año
malo-malote y sabemos y nos consta, que “estos que están”
tratarán de llevar por delante la política de “tierra
quemada” como Atila y los Hunos y ya no dictan leyes, sino
que dictan “venganzas”, para castigarnos y reprimirnos a
todos los españoles que no les vamos a votar. ¿Qué sale otra
encuesta con una ventaja de diez puntos para el PP? Pues
¡toma! Otra ley represiva e impopular, que perjudique a
mucha gente, como esta ley antitabaco que ha supuesto
pérdidas millonarias para el 86% de los hosteleros. Así
arruinan más, arrasan más, pulverizan más, dañan más y joden
más a los españoles por no querer votarles. También es
humano, la venganza es una pura reacción química plasmada en
negro sobre blanco y en letra redondilla ¿Qué nos vais a
echar a la puta calle? ¡Pues os vais a enterar!.
“Estos de ahora” ya no legislan ni gobiernan “para” el
pueblo, sino “contra” el pueblo. Pero contra ellos mismos
no, tan solo hay que echar un vistazo al nuevo escándalo-ERE
y a los trajinosos de la Junta de Andalucía y al Tribunal de
Cuentas que le estarán parando cuando ha puesto el grito en
el cielo y quiere investigar a fondo el despilfarro de
millones de la inefable Bibiana Aido en el
Ministerio-ficticio de Igualdad. ¿Qué dicen? ¿Qué si van a
meter mano a Bibiana Aido, la Junta de Andalucía, el
chivatazo del Faisán y demás horror-story?. No pueden, están
ocupados clausurando el Asador Gualdalmina, echando a la
calle a diecisiete padres de familia empleados y multando
con una fortuna al Insumiso. Más pena, más paro, más pobreza
y más ruina.
¡Que buena herencia envenenada se plantea dejarnos ZP!
Lógico que los ciudadanos reaccionemos, que los nuestros nos
apoyen aunque nada puedan hacer, entre comillas, hasta
dentro de un largísimo año, normal que aumenten los
insumisos, normal que sean miles las firmas y normal que
Rajoy de la cara por nosotros en el Parlamento.
Pero ¿Quién tiene la culpa de todo según la Junta de
Andalucía? Pues la mamona de la familia Arias que ya podían
haberse quedado en el País Vasco y volverse batasunos, que
muy agustamente hubieran vivido y chupado subvenciones.
¿Saben que pasa? Que a los Arias les sale de los cojones ser
españoles, sentirse españoles, saberse españoles y decirlo.
Insumisos fueron al impuesto revolucionario y a “aquella”
represión. Insumisos a “esta” represión. Y es que no lo
pueden evitar tienen los huevos del toro de Osborne
refrescados y puestos a punto por las brisas del Cantábrico
y bien nutridos por los pastos fecundos de las montañas
vascas paren ese prototipo. No lo pueden evitar.
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