Inoportunas, más en las formas que
en el fondo y generalizando demasiado, han sido las
polémicas declaraciones de la ya ex consejera Carolina Pérez
sobre la compleja comunidad musulmana en Ceuta. No era el
formato, pero en lo expuesto lamentablemente hay un gran
trasfondo de verdad, verdad que unos y otros sabemos aun
cuando sus palabras, expuestas cazurramente, hayan sido
aprovechadas para calentar la convivencia por toda una
caterva de demagogos dispuestos, al precio que sea, a pescar
en río revuelto. En todo caso la señora Pérez ha tenido la
decencia de dimitir de forma inmediata como Consejera de
Asuntos Sociales, acción que la honra. El problema de fondo
es que en la delicada situación que vive la comunidad
musulmana en Ceuta hay responsabilidades compartidas a
varias bandas: desde las instituciones, por acción u
omisión, a los propios musulmanes y no por negar los
problemas metiendo la cabeza bajo el ala estos dejan de
existir.
Lo que maldita tiene la gracia es que mientras la política
ceutí criticaba la falta de integración de los musulmanes de
Ceuta (lo cual en un amplio sector es una verdad más alta
que un pino del Hacho), la Ciudad Autónoma cuya
administración está en manos del Partido Popular (PP) del
que doña Carolina es notoria representante no ha dejado de
apoyar, desde hace años, a sectas islamistas cuya ideología
y praxis impiden precisamente la integración, favorecen la
separación étnico-religiosa y, en no escasas ocasiones, son
la antesala del terrorismo islamista. Escribo obviamente,
entre otras, de la Yamâa Al Tabligh cuyo ubicuo líder en la
región, para-funcionario municipal y presidente de la Unión
de Comunidades Islámicas de Ceuta (UCIDCE), se ha apresurado
a salir en apoyo de doña Carolina y del Gobierno local con
declaraciones que, justo también es decirlo, son por lo
demás correctas: ni la ex consejera ni la Ciudad Autónoma
tienen talante racista o xenófobo alguno. Otra cosa es que
acierten en sus políticas. El espectáculo que estamos
viviendo es vomitivo y de vergüenza ajena son los
barriobajeros exabruptos abiertamente insultantes de un
iluminado político local, hambriento de poltrona y con
ínfulas de mando en plaza apoyado, pues el que calla otorga
por su alter ego en la Coalición, un ambicioso y manipulador
abogado metido a la cosa esa de la política cuyas
coordenadas ideológicas, a mi parecer y si no al tiempo,
están más cerca de la ideología de los Hermanos Musulmanes
egipcios y del movimiento marroquí Justicia y
Espiritualidad, infiltrado en Ceuta, que de los valores
ciudadanos consagrados en nuestra Constitución. Y el PSOE,
con importantes responsabilidades históricas en lo que está
ocurriendo, sin estar a la altura de las circunstancias. Tan
solo UPyD (Unión, Progreso y Democracia) ha emitido un
oportuno comunicado, poniendo el dedo en la llaga y llamando
con coraje a las cosas por su nombre.
Tanta historia compartida con la morería y luego resulta que
en la gestión de este importante colectivo ciudadano,
fundamental para el equilibrio y el futuro de la Ciudad, no
sabemos hacer la O con un canuto. Digo. Ceuta, siempre
Ciudad Querida, tan hermosa como corrupta y cobarde. Así nos
va. En cualquier caso, ya saben y no lo olviden: uno, Ceuta
va camino de convertirse en una ciudad islamista radical,
bajo bandera corsaria, al amparo del pabellón español. El
islamismo radical en la Ciudad ya tiene su brazo político y
sus compañeros de viaje, también llamados “tontos útiles”. Y
dos, ya lo saben y no lo olviden: “Con vuestras leyes os
conquistaremos y con nuestro Islam os someteremos”. Visto.
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